El Instituto Nacional de Geriatría informó que en México se registra un acelerado envejecimiento de la población.

Desde la Antigüedad, una constante búsqueda por combatir e incluso eliminar el envejecimiento permitió la aparición de una retahíla de remedios, mitos, productos que aseguraban suprimir dicho proceso biológico: fuentes y piscinas de la juventud, pócimas que dejarían al organismo “inmunizado” contra la vejez o pactos con entes ajenos a este mundo para recibir la inmortalidad fueron algunos ejemplos que rondaron el imaginario colectivo y que provocaron una aversión a llegar a la última etapa de la vida.

Por ejemplo, se sabe que Aristóteles (384 - 322 antes de nuestra era) vinculó el envejecimiento con la pérdida del calor vital; mientras que, egipcios y romanos acostumbraban ingerir grandes cantidades de ajo para conservar la juventud, mientras que los emperadores chinos requirieron de los servicios de alquimistas con el objetivo de encontrar una fórmula para alcanzar una juventud eterna.

No fue sino hasta las últimas décadas del siglo XVIII cuando aparecieron en el Viejo Continente trabajos que reflejaron la preocupación de algunos médicos por estudiar científicamente la última etapa de la vida. En otras palabras, a partir de entonces se manifestó una inquietud por dejar a un lado las explicaciones fantásticas para incorporar reflexiones empíricas que llevarían a un estudio sistemático del proceso de envejecimiento.


En los inicios de los tratamientos a los ancianos, hubo serios contratiempos, se pensaba que los geriatras eran  miembros de “una especialidad de segunda categoría, que atiende a pacientes de tercera categoría en instalaciones de cuarta categoría", fue el incremento en la esperanza de vida la que estableció los cambios en su atención. Fotografía tomada de la pagina Timetoast.

El médico George Edward Day (1815 - 1872), publicó en Reino Unido, en el año 1849 su obra "Enfermedades de la vida Avanzada", una de las primeras publicaciones sobre el tema de la medicina geriátrica.

El médico francés Maxime Durand-Fardel (1815-1899), publicó en 1853 su "Tratado Práctico de las Enfermedades de la Vejez", en el se refiere, a que por más de quince años, su objeto de estudio y de observación estuvo focalizado en la apreciación de los malestares de la vejez. El galeno compartió con sus lectores que se basó en una serie de estudios previos sin los cuales no habría completado su texto, su objetivo era “dar a conocer las enfermedades de los individuos que han llegado a una edad avanzada y los agentes más eficaces para combatirlas”. Para construir su argumentación, el autor se apoyó en lo que llamó la ley de las edades; es decir, para el galeno la vida consistía en un proceso que iniciaba con el nacimiento y culminaba con la muerte. Así fue que al ciclo vital lo dividió en: infancia, adolescencia, virilidad y vejez. Clasificó a la última etapa de la vida en: vejez lozana, caducidad y decrepitud. Sin embargo, aceptó que esta división por edades no puede ser establecida de manera tajante, puesto que “unos son hombres en perfecto estado de organización a los veinte años, otros a los treinta, unos son todavía jóvenes a los cincuenta y otros viejos a la misma edad”. Por esta razón, sugirió una serie de recomendaciones relacionadas con elementos tales como: evitar los cambios bruscos de domicilio; la corrección gradual de las malas costumbres; evitar la respiración de un “aire confinado” (como el que existía en las grandes reuniones, los espectáculos y los salones, pues “si el silencio consume la vejez, el mucho ruido le apaga”; oponerse a “las grandes fatigas y las emociones violentas”; la insistencia en el hábito de bañarse y, por último, mantener una actividad tanto física como mental

El primer hospital geriátrico moderno fue fundado en Belgrado, Serbia, en 1881 por el doctor Laza Lazarevic (1851 - 1891), importante médico pionero de la ciencia médica en su país Serbia.
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El término «geriatría» fue propuesto por  Iliá Ilich Méchnikov (1845 - 1916), laureado con el Premio Nobel de Medicina en 1908, siempre tuvo un respeto reverencial por la muerte y por eso creó disciplinas científicas como la "Ciencia de la Vejez", Gerontología; y la "Ciencia de la MuerteTanatología. Posteriormente hacia 1909 por el doctor Ignatz Leo Nascher (1863 - 1944), ex jefe de clínica del Departamento de Pacientes externos del hospital Monte Sinaí de Nueva York. conocido como el  "padre de la geriatría" en Estados Unidos.

En el Reino Unido, fue Marjory Winsome Warren (1897 - 1960), quién se especializó en el tratamiento de ancianos, dandole un impulso a la especialidad, que inicialmente no contaba con muchos seguidores, pero a partir de que fue aumentado el número de enfermos con edades más avanzadas, al incrementarse la esperanza de vida en las sociedades de países desarrollados, que se convirtió en una eminencia sobre el tema y se convirtió en la Secretaria Internacional de la Asociación Internacional de Gerontología

Ella publicó los objetivos para la atención médica del paciente anciano, que forman la base de los principios de la medicina geriátrica:
Prevenir la enfermedad siempre que sea posible.
Reducir las discapacidades físicas y médicas todo lo posible.
Obtener y mantener la máxima independencia.
Enseñar al paciente a adecuarse de forma inteligente a esa discapacidad residual.

México se encuentra en una etapa acelerada de envejecimiento poblacional, señaló María del Carmen García Peña, directora del Instituto Nacional de Geriatría (Inger).


María del Carmen García Peña, directora del Instituto Nacional de Geriatría. Imagen Carolina Gómez.

“Actualmente hay más de 12 millones de personas mayores de 60 años en México. Esto nos ubica como un país que estamos en proceso de envejecimiento acelerado. La proporción es catorce por ciento de la población mayores de 60 años, para catalogar a un país en franco envejecimiento, y nosotros estamos entre 12.4 y 12.5 por ciento; en muy poco tiempo alcanzaremos esa proporción; ya son más mayores de 60 que niños de 5 años y menos”, advirtió.

En el contexto de la firma del Acuerdo interinstitucional entre el Hospital General de México (HGM) Dr. Eduardo Liceaga y el Instituto Nacional de Geriatria (Inger), la doctora Garcia Peña sostuvo que ante esa realidad poblacional y la existencia de discriminación por edad y violencia física y psicológica hacia este sector, “nuestra sociedad debe prepararse más para el proceso de envejecimiento que estamos viviendo. Tenemos que transformar valores y seguir los preceptos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.

En entrevista agregó que la discriminación por edad hacia las personas adultas mayores (viejismo), “tiene que ver con la forma en cómo sentimos cómo actuamos y cómo pensamos con respecto a las personas mayores”.

Guadalupe Lucía Mercedes Guerrero Avendaño, directora del (HGM) mencionó que el acuerdo “beneficiará a la población de adultos mayores; uno de los grupos etareos más vulnerables en Mexico”, y mediante éste se brindará “consulta especializada, procedimientos y quirúrgicos de alta complejidad”, entre otras intervenciones.

Todo ello redundará en un “manejo más eficiente de afecciones comunes y complejas en la población geriátrica”.

La titular del (Inger) precisó que en realidad: “Son tres convenios uno; en el área de investigación; en otra de enseñanza y divulgación y en otra sobre la prestación de servicios, es decir la referencia y contrarreferencia de pacientes".

El (Inger) es una institución de atención médica, enseñanza e investigación científica perteneciente a la Secretaria de Salud, cuya especialidad son, tanto, la geriatría como la gerontología. Forma parte de los trece institutos de investigación en ciencias biomédica, en los que se brindan servicios de salud pública y docencia a la población en general denominados "Institutos Nacionales de Salud". Recientemente, en el año 2007, un grupo de trabajo multidisciplinario integrado por treinta y tres especialistas en envejecimiento y salud, realizó un reporte técnico en el que preconizaban la creación de un instituto dedicado a la investigación de la salud, especialmente aquella de los llamados "adultos mayores", a la formación óptima de profesionales y al desarrollo tecnológico de áreas específicas para su atención en México. Al año siguiente se creó por decreto presidencial el citado instituto.

Los antecedentes en México, nos trasladan al final del siglo XIX, a partir de 1893, la pluma de  él médico español Juan Soler y Roig reflejó una verdadera preocupación por difundir temas relacionados con la salud, el cuidado y la atención a los viejos en las páginas de "La Medicina Científica", y fue uno de los pioneros en el estudio del envejecimiento en México, puesto que antes de dicha fecha no he localizado a otro médico que haya hecho explícito su interés por estudiar el tema, El rastro de sus artículos se pierde a finales de 1895 y los artículos sobre la vejez no aparecieron de nuevo sino hasta principios del siglo XX, según detalla Juan Pablo Vivaldo Martínez en su articulo publicado en la página Scielo (Sig. his vol.21 no.42 México jul./dic. 2019 Epub 03-Ago-2020) "La Vejez en la Medicina Porfiriana", que ha permitido anotar estos y otros datos históricos sobre el tema.


Fotografía de las Instalaciones del Instituto Nacional de Geriatría. Página Gobierno de México.

El delicado tema de la sexualidad fue tratado por Juan Soler y Roig, y su reflexión fue dirigida exclusivamente al varón, hubiera resultado sorprendente que no lo fuera así durante el siglo XIX. En “Higiene de la involución senil”, se refirió a este tema y recomendó al anciano “ser carcelero indómito de las pasiones” y rendir un ferviente culto a la castidad si es que era su deseo prolongar la existencia. Recordó que debía practicarse la mens sana in corpore sano, y, para hacerlo el hombre no debía sentir “más amor que por Dios ni más cariño que por su familia.

Otro de los pioneros en el estudio del envejecimiento en México fue el médico José María Bandera. Durante su vida académica y profesional sus intereses científicos se diversificaron: médico oftalmólogo de formación, posteriormente se interesó en las enfermedades mentales, y, en la última década de su vida se preocupó por abordar algunos aspectos del proceso de envejecimiento humano.

En 1903 publicó en la Gaceta Médica de México un artículo intitulado “Algunas consideraciones acerca de la fisiología de la vejez”. En él aparece la idea de considerar el envejecimiento como un proceso: "[…] el desarrollo del organismo adulto se opera progresivamente a expensas de una célula [el óvulo…] Se ha creído que el hombre, llegado a la edad adulta, terminaba su desarrollo y permanecía estacionario en lo sucesivo. Esta idea es absolutamente falsa y tiene su origen en la circunstancia de que el desarrollo del hombre en la edad adulta se opera con mayor lentitud que en el periodo embrionario o en los primeros años de vida. Mas, en realidad, no cesa jamás".

Destaca el hecho de que tanto Juan Soler y Roig como José María Bandera hayan escrito sus textos antes que el microbiólogo ruso Ellie Metchnikoff (1845 - 1916), quien propuso algunas teorías acerca del envejecimiento y acuñó el término gerontología. Los contenidos de las publicaciones especializadas mexicanas son semejantes a aquellos que localicé en los textos de manufactura extranjera, lo cual me hace pensar que efectivamente existió una circulación de ideas entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Dichas inquietudes se relacionaron con aspectos que aludieron a la fisiología, la terapéutica, la alimentación, la patología, así como con una serie de recomendaciones para el cuidado de la población vieja de la sociedad.

Los malos tratos a viejos se dan debido a la falta de conocimientos sobre la técnica y la teoría del cuidado de las personas mayores, situación que se agrava cada vez más cuando los  ancianos padecen una enfermedad mental. Estos casos de maltrato pueden prevenirse haciendo que estas personas con enfermedades mentales sigan un tratamiento de salud mental. Además, las intervenciones dirigidas a disminuir la dependencia de los provectos de sus familiares pueden ayudar a reducir los conflictos y los malos tratos.

Los programas de educación y apoyo familiar llevados a cabo por profesionales de la salud mental pueden ser beneficiosos para que los pacientes de edad avanzada y sus cuidadores aprendan a establecer límites con objeto de no causar conflictos que conduzcan al abuso, por ninguna de las dos partes.

Gráfica de una proyección sobre la conformación de la población en el país para el 2050.
Tomada de la pagina www.gob.mx.

Las cifras se actualizan continuamente, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en su Comunicado de Prensa "588/22", del 30 de septiembre del 2022, en concordancia con los resultados obtenidos con la "Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición" (ENOEN) indica que al segundo trimestre de 2022, estimó que en México residían 17 millones 958 mil 707 personas de 60 años y más (adultas mayores). Lo que representa el 14% de la población total del país.

En los hombres, cuyo porcentaje representa el 13% del total; en las mujeres, se presenta un porcentaje del 15%; ahora bien, al desmenuzar las cifras se tiene:
Más de la mitad (56%) tiene entre 60 y 69 años, los hombres suman alrededor de cuatro millones seiscientos mil, mientras las mujeres suman alrededor de cinco millones y medio, lo que equivale respectivamente a 57% y 55% del total de los adultos mayores, respectivamente. Conforme avanza la edad, este porcentaje disminuye: 30% corresponde al rango de 70 a 79 años, con dos millones cuatrocientos mil varones, y dos millones novecientos mil mujeres, lo que equivale al 30% del total de los adultos mayores, en ambos casos.
Y finalmente, se tiene el 14% a las personas de 80 años y más, los hombres suman alrededor de un millón cien mil, mientras las mujeres alcanzan un millón y medio, lo que equivale respectivamente a 13% y 55% del total de los adultos mayores, respectivamente.

La mayoría de las personas ocupadas de 60 años y más laboran por cuenta propia (49%), le siguen las y los trabajadores subordinados y remunerados (38%). En México, 70% de las personas adultas mayores ocupadas trabaja de manera informal.

Adicionalmente, con la encuesta respectiva se estima que 33 de cada 100 personas de 60 años y más son Población Económicamente Activa (PEA) y 67 de cada 100 son Población No Económicamente Activa (PNEA). De la (PEA), la tendencia muestra una disminución conforme avanza la edad; pasa de 43% para el grupo de 60 a 69 años a 9% entre quienes tienen 80 años y más. Según sexo, los hombres económicamente activos superan a las mujeres en todos los grupos de edad. Destaca entre el grupo de 80 y más: casi cuatro de cada 100 mujeres forman parte de la (PEA), en contraste los hombres, el porcentaje es 17%.

La (ENOEN), también estima que 12 millones 110 mil 210 personas de 60 años y más son parte de la (PNEA). De estas, el 51%, se dedica a los quehaceres domésticos, 31% está pensionada y jubilada y 2% está incapacitada permanentemente para trabajar. Según sexo, el porcentaje de mujeres que realizan quehaceres domésticos es mayor al de los hombres, 70% frente a 14%. Este porcentaje se invierte en las y los pensionados y jubilados: en estos casos, 58% son varones y 17%, mujeres. La tendencia observada para cada sexo se repite por grupos de edad. Destaca un mayor peso relativo en los hombres jubilados de 80 años y más, con el 45% y en las mujeres de la misma edad que realizan quehaceres domésticos es el 53%. Se estima que un tres por cinto no recibe pago por el trabajo realizado.  Y el cincuenta por ciento, de las mujeres ocupadas de 60 años y más trabaja por cuenta propia. Entre los hombres, este porcentaje es ligeramente más bajo del 48%. En las y los trabajadores subordinados y remunerados no hay diferencias (38 %); sin embargo, es más alto el porcentaje de hombres que son empleadores con respecto al de las mujeres, comparativamente el 12% frente al 5%. El porcentaje de mujeres que trabajan sin pago es mayor al de los hombres , este es del 7% frente al 2%.

En lo que se refiere a las remuneraciones la encuesta indica que 45% de las personas adultas mayores que están ocupadas gana hasta un salario mínimo, 22% obtiene ingresos de más de un salario y hasta dos salarios mínimos y 7% gana más de dos y hasta tres salarios mínimos. Nótese que 9% no recibe ingresos. El porcentaje de mujeres que ganan hasta un salario mínimo es superior al de los hombres, 57% frente a 39%. En el resto de las categorías, las mujeres se encuentran en desventaja con respecto a los hombres. Solo en el rubro de más de tres y hasta cinco salarios mínimos, el porcentaje es igual.

En lo que se refiere a las actividades en que se desempeñan los mayores de 60 años, se ha estimado que la (PEA) de 60 años y más se distingue por dedicarse al comercio con un 23% y en actividades agropecuarias, otro 23%. La siguen quienes son trabajadoras y trabajadores industriales artesanos y ayudantes con un 21%. Los trabajadores en servicios personales el 14%, los profesionales, técnicos y trabajadores del arte 8%, operadores de transporte 4%, oficinistas un 3%, trabajadores en la educación dos por ciento y con funciones directivas un dos por ciento.

En muchas zonas en el mundo la pandemia del Covid-19, dejó enseñanzas de enorme costo de vidas humanas sobre los manejos y las prácticas de los lugares de alojamiento de las personas mayores.

Es una época de experimento social, ahora se mira la etapa de la vejez con una nueva perspectiva, vamos, como sociedad, dejando atrás mitos y prácticas. Ahora el anciano, no es ocultado en la última de las habitaciones, o incluso abandonado a su suerte, pero falta mucho camino por recorrer. México al igual que otras muchas naciones observa el envejecimiento de sus poblaciones. Situación que ya experimentaron múltiples naciones lo que da cierta ventaja al existir experiencia previa que puede utilizarse.


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