Arqueólogos afirman que entre los humanos la caricia del beso lleva al menos cuatro mil quinientos años en la práctica.

Para el amor los humanos nos distinguimos sumamente prolíficos, se han realizado millones de obras, filosofías, teorías, etcétera. Además de que se seguirán realizando. Los científicos no son la excepción, en esta ocasión observamos lo concerniente al beso amoroso.

Uno de los motivos más comunes por los que nos besamos es para demostrar afecto y amor a otra persona. El beso puede ser una forma de expresar cariño y conexión emocional. Químicamente sucede en el organismo del besador, que se liberan endorfinas y hormonas, como la dopamina y la oxitocina, que están relacionadas con el afecto y el cariño, y se manifiestan en la aceleración de la respiración y la tensión de los músculos faciales y también pueden contribuir a aliviar el dolor. Al final se aborda el tema de la "Química del Amor".

Los besos como símbolo romántico o sexual son una práctica humana desde hace al menos cuatro mil quinientos años, todo un milenio antes de lo que se creía hasta ahora, aseguraron investigadores, en un nuevo estudio, publicado esta semana en la revista Science, concluyó que esta práctica estaba muy probablemente extendida desde la antigüedad.

El equipo de investigadores también presentó pruebas de que el beso en los labios se documentó en la antigua Mesopotamia y Egipto, desde al menos dos mil quinientos antes de de nuestra era.


‘El beso’, detalle del grupo escultórico que se encuentra al lado de ‘La armonía’ en el Palacio de Bellas Artes. Fotografía de Lorena Alcaraz Minor para el Instituto Nacional de Bellas Artes. (INBA).

Troels Pank Arboll dijo que él y su coautora, Sophie Lund Rasmussen, empezaron a examinar cómo la introducción de los besos en los labios como expresión romántica podía afectar la propagación de enfermedades.

Troels Pank Arboll es asiriólogo, un especialista en estudios del Antiguo Oriente Próximo, en la Universidad de Copenhague, mientras que Lund Rasmussen es bióloga en la Universidad de Oxford.

Ambos descubrieron que los estudios más recientes citaban una fuente de India, fechada hacia mil quinientos antes de nuestra era, como la primera referencia de "besos románticos-sexuales".

Dijo Troels Pank Arboll, en una entrevista ante la agencia noticiosa (AFP), que estudia la escritura cuneiforme en tablillas de arcilla antiguas, y concluye: "Sabía que había material más antiguo de la antigua Mesopotamia. Aunque estas pruebas fueron recopiladas en los años 1980, parece ser que la información nunca se adoptó en otros campos".

Los investigadores encontraron relativamente pocas referencias a besos románticos en los miles de textos cuneiformes antiguos disponibles.

No obstante, describieron los investigadores que: "Hay ejemplos claros que ilustran que besar estaba considerado como una parte corriente de la intimidad romántica en la antigüedad, en esa región". Los textos estudiados dan a entender: "que besar era algo que hacían los matrimonios, pero también, que el beso estaba considerado como parte del deseo sexual de una persona soltera enamorada".

El estudio diferencia los "besos amistosos-parentales" y los "besos románticos-sexuales".

Mientras el primero parece omnipresente a través del tiempo y el lugar, este último "no es culturalmente universal".

Besar es una acción extraña y casi exclusivamente humana. Sí bien algunos primates se besan, pero, curiosamente, sólo el 46% de las culturas a lo largo de la historia se han involucrado en besos románticos. Sin embargo, en las sociedades que han desarrollado un "gusto" por ellos. Se utilizan hasta 146 músculos diferentes, y también se sabe que una parte considerable de la vida es dedicada por los humanos para besar, se estima  que en promedio son veinte mil ciento sesenta minutos, algo así como catorce días.


Fotografía de la pintura de Angelo Bronzino conocida como Alegoría del triunfo de Venus y Cupido,
"Locura y tiempo". National Gallery, London. Dominio Público.
Pintura "Alegoría del triunfo de Venus y Cupido". Realizada hacia 1540 - 1545. Expuesta en Londres, The National Gallery. El amor representado por los dos dioses acompañados por los «celos» (centro-izquierda), el «engaño» (centro-derecha), la «necedad» (arriba a la izquierda) y el «tiempo» (arriba a la derecha).

Lo anterior se confirmó en otro estudio sobre el tema, cuyos resultados se publicaron a inicios del presente año se dijo como conclusión que menos de la mitad de todas las sociedades se besan con los labios, en el se analizaron 168 culturas de diferentes partes del planeta.

El líder de la investigación William Jankowiak, que es profesor de antropología de la Universidad de Nevada en Las Vegas, encontró el dato referente al 46% de sociedades que se besan con los labios en un sentido romántico. Se excluyeron otros gestos como los besos entre padres e hijos o los saludos.

El profesor declaró que: "Considero que la clave de la universalidad humana de besarse o la ausencia de ella, es que la sensualidad de las personas se puede expresar de muchas otras maneras que van más allá de solo besarse. Pero es interesante notar que hubo un patrón marcado: entre más grande es la complejidad social, con más frecuencia se halla el acto de besarse".

Una de las teorías que trata de explicar por qué los humanos tienen una necesidad de besarse plantea la idea de que cuando somos bebés tenemos un gusto innato por el tacto labial

Desde esa perspectiva, asociamos tocar con los labios con el acto de amamantar y ese es un reflejo natural. Es un estímulo que nos resulta positivo.

Hay otra teoría que se remonta a nuestro pasado evolutivo y apunta a que las madres y sus hijos se unieron en un vínculo labio a labio por un proceso conocido como "premasticación" de trasferencia de alimentos. 

Las madres de nuestros ancestros antiguos podrían haber premasticado los alimentos durante los primeros años de sus hijos y habérselos transferido directamente a sus bocas. Técnicas del cuidado parental, propias de diversas especies de mamíferos y algunos otros animales, incluidos artrópodos y vertebrados.

La práctica, que ha sido observada en mamíferos, en primates, y en especial entre los chimpancés y aún otros grandes simios, dándose con el proceso en el que se iniciaba la ingesta de sólidos, tras el destete.

Señala William Jankowiak: "Nuestros labios son muy sensibles, de hecho es una zona muy sensible que no cubrimos. Mientras más ropa usas es más frecuente el beso, y mas infrecuente sin se utiliza menos vestimenta".

De acuerdo con el experto, se ha encontrado que entre cazadores y recolectores no hay besos.

Pero hay una excepción: los inuits en el círculo polar ártico.

Ellos son el único grupo de cazadores y recolectores que hallamos que se besan, se trata del famoso beso oceánico o esquimal que consiste en frotarse las narices, mas no los labios. 

Abundó en detalle el profesor antropólogo: "En otros lugares, los cazadores y recolectores no llevan ropa. Eso significa que pueden tener un encuentro sensual con cualquier parte del cuerpo, pero cuando tienes ropa, la única sensualidad que está disponible, la única sensación táctil que hay disponible, es el rostro humano".

Indica la bióloga y escritora Sheril R. Kirshenbaum, autora del libro "The Science of kissing" (2011), en español "La ciencia de besarse": "La evidencia escrita más antigua que existe de un comportamiento parecido a besarse se remonta a unos textos hindúes en sánscrito védico de unos 3 mil 500 años de antigüedad. En las culturas en las que no se besan labio a labio, sus miembros encuentran otras maneras de tener intimidad. Por supuesto que ha habido muchas culturas que se han besado boca a boca, de una forma que reconoceríamos como lo hacemos hoy en día. Pero existe el beso malayo que Charles Darwin describió, en el que las mujeres se acuclillaban en el suelo y los hombres se inclinaban sobre ellas y se olfateaban rápidamente el uno al otro, con lo que capturaban una muestra del olor de la pareja". 

Y agrega: "Una de las prácticas más extrañas que encontré en mi investigación es una que se da en las Islas Trobriand, en Oceanía. Allí los enamorados se sientan cara a cara y cuando se sienten en intimidad se mordisquean las pestañas, algo que para muchos de nosotros no suena como la cumbre del romanticismo, pero a ellos les surte el efecto".

Lo importante de los besos labiales y otros tipos de besos es que se trata de un momento de compartir información íntima. Se trata de confianza y de conexión y todo sirve al propósito común de acercarnos a personas que nos importan. Podría haber tenido un propósito evolutivo: acercarse para captar señales del otro y, al hacerlo, comenzaron a besarse. 

En ese sentido, la periodista encargada de los documentales de la "British Broadcasting Corporation" (BBC), es decir, "Corporación Británica de Radiodifusión" en español, Melissa Hogenboom, apuntó que: "Una de las razones por las que nos podríamos haber visto obligados a acercarnos a la cara de un compañero fue para olfatearlo. Y es que el aroma puede revelar todo tipo de información útil: dieta, enfermedades, estado de ánimo y afinidad, por nombrar algunos. Muchos animales tienen el sentido del olfato mucho más sofisticado que el nuestro, por lo que no tienen que estar tan cerca entre sí".


El carácter chino para el amor (愛) consiste en un corazón, situado en medio, dentro de «aceptar», «sentir» o «percibir» que muestra una emoción llena de gracia. Tomado de wikipedia. Dominio Público.

Si bien, se ha observado que algunas especies de aves se golpean los picos en el cortejo y varios mamíferos se guían en gran parte por su olfato para distinguir amigos de enemigos, muy pocas especies de animales, de hecho, unen sus labios. Quizás se deba a que las habilidades olfativas de los humanos no son tan buenas si se comparan con las de muchos de nuestros parientes mamíferos. Otros animales pueden percatarse de señales de olores sin necesidad de presionar sus rostros entre sí.

Desde que la pandemia del Covid-19 entró en nuestras vidas, besar ya no se hace de forma tan libre como antaño. De hecho ya existía información en el sentido de que cuando besamos a alguien, la acción deglutoria de la lengua permite que la saliva contaminada llegue hasta la garganta, y desde allí, penetre al organismo y produzca infecciones: como la "mononucleosis infecciosa" o "Enfermedad del beso", causada por el "Virus del Epstein-Barr" (EBV), y el citomegalovirus (CMV). Por eso es un buen momento para recordar qué procesos fisiológicos sorprendentes suceden cuando dos personas juntan sus labios en un intercambio de saliva apasionado, y se observa que solamente en casos extremos la población se somete a la veda.

Finalmente, tenemos el contenido de un estudio que indica que la actividad cerebral y el acoplamiento neuronal durante la interacción social humana, se han convertido en un tema de investigación científica.

Ejemplos destacados de ello son las actividades que requieren una estrecha coordinación del comportamiento, como la interpretación de música, canto, baile, deportes colectivos y claro, conductas de vinculación como los besos. Y existe evidencia neurofisiológicade que ese comportamiento coordinado va acompañado de una actividad cerebral sincronizada y un acoplamiento oscilatorio de otras funciones biológicas, como la respiración y la actividad cardíaca. La conclusión es clara y contundente: "Besarnos nos sincroniza".

Para investigar estos fenómenos, los autores de este estudio se propusieron utilizar diversas medidas de sincronización o acoplamiento. Por lo general, cuando se utilizan descomposiciones de tiempo-frecuencia, las redes cerebrales se construyen y se consideran para frecuencias específicas. Por ejemplo, las teorías de la organización neuronal sugieren que el "Acoplamiento de Frecuencia Cruzada" (CFC) juega un papel importante en el intercambio de información neuronal. Así, usaron esos índices de acoplamiento para construir redes hipercerebrales que representan la sincronización intra e intercerebral dentro y a través de frecuencias.

Al registrar simultáneamente el electro encefalograma (EEG) de dos cerebros, compararon la (CFC) en parejas que participaron en diferentes variedades de besos y concluyeron que en particular, las propiedades de la "Red CFC" durante los besos románticos una actividad de dos personas con un intenso contacto sensorial y motor recíproco se activaron más, sobre todo en mecanismos neuronales de coordinación de acciones interpersonales.

Y demostraron que la topología de la Red Hipercerebral basada en (CFC) difiere entre los besos solitarios y los orientados a la pareja. Es decir, no sucede lo mismo si te besas tú mismo la mano.

El cerebro humano también libera dopamina al besar, lo que está directamente relacionado con la sensación de placer en el cerebro. Besar también provoca la liberación del neurotransmisor serotonina para sentirse bien. A medida que aumentan los niveles de serotonina en el cuerpo, el estado de ánimo mejora. Y nuestros cuerpos también aumentan la producción de una hormona llamada "oxitocina" durante un beso. Es conocida como la "hormona del amor", esta hormona también se produce durante los juegos previos y los orgasmos y se cree que aumenta el vínculo o el apego dentro de las parejas.

En el libro "La ciencia de Besarse", la autora, da una comprensión científica de cómo se comportan nuestros cuerpos cuando realizamos esta práctica.

Según sugiere este estudio, publicado en el "Journal of Experimental Psychology", hay una razón por la que los humanos nacen sabiendo que debemos cerrar los ojos durante un beso. No es algo que hayamos aprendido en las películas. No se trata de una costumbre o del miedo a que la persona a la que besamos nos devuelva la mirada desde solo un par de centímetros de distancia. No, la razón real por la que nos besamos con los ojos cerrados es porque besar es muy estimulante, nuestro cerebro tiene dificultades para procesar un beso apasionado cuando lo hacemos con los ojos abiertos. Este hallazgo implica que reducir las demandas visuales al cerrar los ojos puede mejorar la conciencia táctil, lo que también podría ayudarnos a sentir un beso con más intensidad. Y claro, mantener los ojos cerrados también bloquea otras distracciones, dejando al cerebro con más capacidad para concentrarse.

Asimismo, otra investigación publicada en "Evolutionary Psycology", concluía que el 59% de los hombres y el 66% de las mujeres han dejado de estar interesados ​​en alguien después de besarlos. Los investigadores hicieron el interesante descubrimiento después de encuestar a casi doscientas personas. Si bien la técnica de los malos besos de una persona puede influir en esa decisión, también es probable que sea el resultado de la química. Besar es una actividad compleja y tocar los labios ayuda a transferir todo tipo de información sobre nuestra salud física a nuestras parejas, explicaban los autores del estudio.

Este intercambio de información química parece ayudarnos a evaluarnos subconscientemente para ver si somos una buena pareja para el apareamiento futuro. A veces lo somos, y otras veces simplemente no hacemos "clic" con el otro individuo químicamente. Y no todo el mundo está igual de sincronizado. Lo hemos visto en cualquier pista de baile. Pero cuando se está el resultado es maravilloso.


Nos informa el Doctor Ignacio Camacho Arroyo, de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM):

En términos biológicos, el amor es un fenómeno integral en donde participa todo el organismo, en el cual el cerebro y diferentes glándulas producen mensajeros químicos que se comunican entre sí y que regulan nuestros sentimientos y conductas.

El amor consta de tres fases: el enamoramiento, el amor pasional o de consolidación y el amor de compañía.

En la primera etapa, la actividad cerebral, endócrina e inmunológica se modifica de manera selectiva por varios meses. En el amor romántico se activan regiones del hipotálamo involucradas en el despliegue de la conducta sexual.

En las manifestaciones del amor participan diferentes mensajeros químicos, pues las hormonas son esenciales para desplegar cualquier conducta sexual; por ejemplo, la testosterona en el hombre, mientras que el estradiol y la progesterona en la mujer.

Nuestros sentimientos durante el amor se deben a la acción de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina y a neuropéptidos como la oxitocina y la vasopresina, que se generan en el cerebro y se liberan de la glándula hipófisis, entre otros.

Los seres humanos, formamos parte de una especie que siempre se ha caracterizado por su adaptabilidad a los cambios en el medio ambiente, de ahí que resulta claro que para lo amoroso se ha trabajado duro y con constancia, creando métodos adecuados como es el beso romántico.  Erich Fromm (1900 - 1980) escribió que amar no es un sentimiento únicamente, sino, un arte, que se aprende en el transcurso de la vida y, para el dominio de cualquier arte es imperiosamente necesario que se llegue a un dominio profundo, tanto de la teoría como de la práctica.


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