La obesidad y el sobrepeso una pandemia mundial, con fuertes efectos en la población mexicana, con causalidadess genéticas y de hábitos, que incluso generan estigmatización y discriminación.

Con objeto de realizar las evaluaciones sobre la obesidad y el sobrepeso, como es conocido, se utiliza el "Ïndice de Masa Corporal" (IMC), una cifra que se calcula dividiendo el peso de una persona en kilogramos por su altura en metros al cuadrado. Según las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un (IMC) superior al veinticinco por ciento indica que la persona presenta sobrepeso y por encima de treinta por ciento, se decreta que se presenta obesidad.


Imagen del cartel alusivo al "Día Mundial de la Obesidad".
Tomada de la página de la Sociedad chilena de obesidad.

En el mundo el día cuatro de marzo ha sido declarado como el día mundial de la obesidad, pues, lamentablemente la situación de esta pandemia ha enraizado fuertemente en la sociedad de la actualidad, estos es, en el desarrollo de las primeras décadas del siglo Veintiuno.

A lo largo de la historia reciente de la humanidad, la obesidad ha estado presente entre todas las culturas y civilizaciones, pero se presentaba ocasionalmente, no era un hecho generalizado. Durante la prehistoria, es casi imposible, pensar en la existencia de obesidad entre la población, en ese periodo la búsqueda de alimentos era más difícil de realizar, puesto que había escasez de alimentos a la mano, debido a que la población era nómada y tenía pocas herramientas, realizaban una gran cantidad de actividad física; por lo que en esas condiciones no se explicaría la existencia de obesidad entre los pobladores, dependían de habilidades físicas para sobrevivir en buenas condiciones, tales que, favorecieran la reproducción exitosa, sus fuentes de sustento fueron la recolección de frutos y hortalizas, e inicialmente también de restos de animales cazados por depredadores mayores, para finalmente dominar el arte de la caza de animales pequeños; sin embargo, las venus paleolíticas fueron las primeras figuras femeninas en donde se ve representada la obesidad, sin duda, la figura más conocida de la prehistoria es la "Venus de Willendorf" (Austria) con una antigüedad de entre veintitrés mil a veinticinco mil años. Estas figuras con cuerpos voluminosos y vientres prominentes se ha sugerido que representaban un símbolo de maternidad y fecundidad; vienen a demostrar la existencia de excepciones. Lo que indica que además de factores ambientales existen factores genéticos, entre los que se ha sugerido la existencia de “genes ahorradores de energía” (Thrifty-genes).


Imagen que muestra una obra artística de Mesopotamia, las figuras humanas aún no se estilizan.
Tomada de la página Paxala. com.

El genetista James Neel propuso en el año 1962, que la enfermedad "diabetes metabólica tipo II" podía ser una consecuencia negativa de la selección en la población de cierta variante genética, a la que él llamó “gen ahorrador”, que predispone a sus portadores a sufrir esa enfermedad, posteriormente, se completó la hipótesis, se incluyó la obesidad como otra de sus consecuencias.

La "diabetes metabólica tipo II" y la obesidad son rasgos que aparecen juntos a menudo, y lo que se proponía es que cierta variante genética podría haber sido beneficiosa en el pasado porque habría permitido sobrevivir con menos alimento, pero que en abundancia, lejos de ser beneficiosa, esa variante se convierte en un problema. La hipótesis sugiere que estos genes proporcionan una eficiencia energética superior, por lo cual, confieren una ventaja de supervivencia en los tiempos de escasez de alimentos, como lo fue en el periodo de las sociedades cazadoras-recolectoras, pero consideró sobre todo factores culturales y sociales, que daban la posibilidad de seres humanos, dedicados a otras tareas, que no requerían de habilidades físicas, eran protegidos y salvaguardados de realizar las actividades comunes, se constituyeron en elementos de "lujo" en esas antiguas sociedades, dado que no podrían sostener su existencia con las exigencias que imperaban para la mayor parte de las personas del clan. 

El concepto de obesidad ha figurado durante mucho tiempo en diversas culturas, por ejemplo, entre los egipcios, existe evidencia de restos cadavéricos de momias y antiguos relieves de piedra que atestiguan la presencia de obesidad, entre la clase alta. En otras partes del mundo, también se han representado a figuras humanas corpulentas en esculturas y grabados en la antigua civilización de Mesopotamia y en las más recientes culturas americanas como las de los incas, los mayas y los aztecas.

En la antigua Grecia, Hipócrates (460 - 370 Antes de nuestra era), fue el primero en asociar la obesidad y la muerte súbita, y Platón (427 - 347 Antes de nuestra era), asoció la obesidad con la disminución de la esperanza de vida, y planteó que una dieta equilibrada y moderada era necesaria para mantener la salud. Por otro lado, en la antigua Roma, Galeno (129 - 216), en el siglo II a. C., clasificó a la obesidad en dos tipos, la moderada y la inmoderada o mórbida, así en su obra "De Sanite Tuenda" (El Arte Higiénico), relacionó la obesidad con un estilo de vida inadecuado.

Esto evidencia que desde tiempos inmemorables los factores ambientales fueron identificados como causa de la obesidad y se infiere que el asunto afectaba a un mayor número de personas, no era por tanto excepcional, y durante esas antiguas etapas en las sociedades occidentales, la corpulencia o gordura empezó a ser un signo de glotonería, poder y riqueza. Es decir que pasó de significar una cualidad positiva para devenir en un factor de característica negativa, en cuanto se asoció a aspectos médicos.

Así, en el pensamiento occidental, por ejemplo, entre la cristiandad, durante su etapa inicial, la obesidad fue ya juzgada de forma negativa y empezaba a ser condenada, así se observa que San Pablo (), en su "Epístola a los Filipenses", considera enemigos de Dios a las personas con obesidad, afirmando: “Los enemigos de la cruz de Cristo cuyo final es la destrucción, cuyo dios es su barriga”. Posteriormente la glotonería se agregó a la lista de los siete pecados capitales por San Agustín (en el siglo V) y por el Papa San Gregorio I (en el siglo VII), lo que confirmó el inicio del estereotipo hacía las personas con exceso de peso, que no fueran parte de las clases sociales privilegiadas. 

A pesar de que la iglesia católica la condenaba, la obesidad se asoció al poder, riqueza e influencia, mientras que en la literatura de esta época, las personas con obesidad, como los reyes y los aristócratas, fueron considerados como personas alegres, amables y de buen carácter. Estos antecedentes y el que los niños con exceso de grasa tenían una mayor esperanza de vida en las épocas de escasez de alimentos o entre la población de clase media y baja, podría ser una de las causas por la cuales en México, la población considere a un bebé o a un niño con sobrepeso u obesidad como muy saludable.


Familia samoana residente en Australia. Fotografía tomada de la página de Cuaderno de Cultura Científica.  John Oxley Library, State Library of Queensland (Australia) / Wikimedia Commons.

En las sociedades contemporáneas la actividad física ha disminuido con relación a la que se hacía en el pasado. Y a eso se añade la sobreabundancia de alimento fácil de digerir y absorber. Los mayores índices de sobrepeso y obesidad del mundo se dan en archipiélagos e islas del Pacífico, como Nauru o Kiribati (Micronesia), y Samoa, Tonga, Hawái o Tuvalu (Polinesia). Y lo llamativo de estos casos es que sus niveles de obesidad superan ampliamente los característicos de países con similar provisión de comida. En Samoa, el valor medio del (IMC) es 31.7, solo por debajo de los de la isla de Nauru (32.5) y el archipiélago de Tonga (31.9); a principios de este siglo, el 68% de los hombres y el 84% de las mujeres samoanas tenían sobrepeso; diez años después esos porcentajes habían subido al 80 y 91% respectivamente.

En un estudio reciente han encontrado que hay una fuerte asociación entre el (IMC) y una mutación en el gen CREBRF, que es muy rara fuera de Samoa pero muy abundante en ese archipiélago, adicionalmente, los investigadores hicieron experimentos con las células que almacenan grasas de reserva, conocidas como adipocitos, en donde pudieron observar que la mutación en el gen CREBRF promueve un mayor almacenamiento de grasa y menor utilización de energía. Concluyeron, por tanto, que esa variante es, al menos en parte, responsable del sobrepeso de la gran mayoría de habitantes de Samoa, la hipótesis “del gen ahorrador” se ha visto reforzada.

La mayoría de los genes que contribuyen a la obesidad lo hacen porque influyen en la regulación central, nerviosa y hormonal, del balance energético en el organismo. El gen CREBRF, sin embargo, influye en el metabolismo celular, lo que h llevado a suponer a los investigadores la posible existencia de casos similares en otros grupos humanos.

Los samoanos, como otros polinesios, se han aventurado durante los últimos tres mil años en grandes travesías oceánicas de duración y destino inciertos, lo pudieron lograr gracias al desarrollo de embarcaciones idóneas, así como a su gran pericia como navegantes, durante muchos de esos viajes pasaron, con toda seguridad, hambre y frío, no todos sobrevivían a esas duras condiciones, muchos de ellos sobrevivieron gracias a su metabolismo ahorrador. Curiosamente la ventaja del pasado ahora cobra factura a los descendientes de aquellos navegantes en forma de obesidad generalizada, pues las condiciones a las que se ven expuestos los samoanos de hoy, alimento abundante y confort térmico, son diametralmente opuestas a las que tuvieron que superar sus ancestros. Un colofón nada épico a uno de los episodios más asombrosos de la odisea humana.

La mitad de la población tendrá para el años 2035, sobrepeso u obesidad.


Durante un concurso del “Martes Gordo” en Flushing, Michigan, EU. Fotografía Agencia Ap / Archivo.
Según el reporte, las tasas de obesidad están aumentando con especial rapidez entre los niños y en los países de renta más baja.

Más de la mitad de la población mundial padecerá sobrepeso u obesidad en el año 2035 si no se toman medidas significativas, indicó un nuevo informe, incluido en el "Atlas 2023" de la Federación Mundial de Obesidad (FMO), el que predice que el 51% del la población en el mundo, es decir, más de cuatro mil millones de personas, padecerán obesidad o sobrepeso en los próximos doce años.

Fue Louise Baur, presidenta de la (FMO), quién afirmó en un comunicado: "Los datos constituyen una muy clara advertencia y solicitó que los responsables políticos actúen de forma inmediata para evitar que la situación empeore. Es especialmente preocupante que las tasas de obesidad aumenten con mayor rapidez entre niños y adolescentes, los responsables políticos de todo el mundo deben hacer todo lo posible para evitar trasladar los costos sanitarios, sociales y económicos a la generación más joven.

Información desmenuzada, incluida en el mencionado informe, indica que la obesidad infantil podría más que duplicarse con respecto a los niveles detectados en el año 2020, hasta alcanzar los 208 millones de niños y 175 millones de niñas para el año 2035.

También se advierte que el costo para la sociedad se torna considerable, se estimó que debido a los problemas de salud relacionados con el sobrepeso: el importe a erogar será de más de cuatro billones de dólares anuales de aquí a 2035, lo que representa el tres por ciento del "Producto Interno Bruto" (PIB) mundial.

Sin embargo, los autores afirman que no culpan a los individuos, sino que piden que se preste atención a los factores sociales, medioambientales y biológicos que intervienen en estas afecciones. Pues es conocido que las personas con obesidad son estigmatizadas.


Para combatir la enfermedad es necesario aplicar un "enfoque multidisciplinario", señalan especialistas del sector salud.
Fotografía de María Luisa Severiano, diario La Jornada.

Especialistas del sector salud señalaron que la obesidad se puede prevenir y atender a través de acciones multidisciplinarias, así como de incentivar en las familias una alimentación más sana y reduciendo el consumo de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas.

En el foro "Intercambiando Perspectivas, hablemos de obesidad", convocado por instituciones de salud, entre ellas el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), a través de su Centro de Investigación en Nutrición y Salud (CINS),  Eduardo Lazcano Ponce, que es médico cirujano por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, con especialidad en medicina familiar por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)/Instituto Politécnico Nacional(IPN); quién adicionalmente es maestro en ciencias en el área de "sociomedicina" por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y posee un doctorado en Ciencias en Epidemiología por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), y actualmente es el director del (CINS), destacó que a nivel global ocho cientos millones de personas tienen obesidad, señalando que la "Encuesta Nacional de Salud y Nutrición" (Ensanut), para el caso de México, indica que alrededor de cincuenta millones padecen esa enfermedad crónica.

El pasado 4 de marzo, en el auditorio del Centro Médico Nacional Siglo XXI en el contexto del Día Mundial de la Obesidad,  el doctor Ruy López Ridaura, titular del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), indicó que para combatir este mal, el sistema agroalimentario “es fundamental, pero debe incluir la dimensión social, de producción y consumo”.

Ahí mismo, en el transcurso del foro, especialistas de varias disciplinas señalaron que el abordaje del problema como enfermedad “obliga a reconocer que se requiere una intervención multidisciplinaria", indicó la doctora Claudia Unikel, experta en trastornos de la conducta alimentaria: "Se estima que un treinta por ciento de las personas que buscan un tratamiento para bajar de peso presentan trastornos de atracón".

Por otra parte, Verónica Vázquez Velázquez, quién es sicóloga y especialista de la Clínica de Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), destacó que: "A nivel mundial se estima que sesenta y dos por ciento de quienes tienen obesidad y sobrepeso han pasado experiencias de estigma en la familia, el consultorio médico, la escuela y el trabajo. Casi el ochenta por ciento ha sufrido discriminación por su peso y sesenta por ciento piensa que no ha hecho lo suficiente para modificar su situación, motivo que los hace sentir culpables porque creen que “no tienen suficiente fuerza de voluntad. Este padecimiento, además de ser factor de riesgo para otras enfermedades, daña también la salud mental y su impacto es mayor cuando hay discriminación, lo que provoca más episodios de depresión, ansiedad e incluso pensamientos o actos suicidas. La insatisfacción corporal genera baja autoestima que se traduce en estrés crónico, todos estos prejuicios se van interiorizando, las personas creen que es verdad y eso impacta en su forma de relacionarse con el mundo, en las decisiones que toman y la búsqueda de tratamiento; no quieren hablar del peso y se enojan o molestan contra quien habla del tema. La terapia cognitiva-conductual ha demostrado resultados positivos para, como parte de un tratamiento integral que incluye plan de alimentación, actividad física y de ser necesario medicamentos y en algunos casos, cirugía bariátrica".

En tanto, Lesly Véjar, del Centro de investigación en Nutrición y Salud del INSP, explicó que las causas del exceso de grasa corporal están ligadas a diversos determinantes, en los que se incluyen por supuesto los socioeconómicos y los comerciales, así como factores genéticos, hormonales y fisiológicos.

A esto se suma el entorno alimentario al que estamos expuestos en nuestras escuelas, trabajos y donde realizamos actividades cotidianas, pero aún, en donde participamos en actividades  recreativas y también en las festividades que celebramos. 

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), solicita respeto para las personas con tallas mayores.


Se hace necesario romper con estereotipos y verdaderamente construir una sociedad incluyente y con justicia social. Fotografía de Marco Peláez / archivo. La Jornada.

Ante el notable índice de segregación y agresiones contra personas de tallas mayores, la Secretaría de Gobernación, a través del (Conapred), pidió respetar a las personas, de todas las corporalidades, para que puedan vivir en igualdad y sin discriminación.

Fue Claudia Olivia Morales Reza,  presidenta del citado Consejo, quién dijo: "Es necesario romper los estereotipos de cuerpos y tallas para verdaderamente construir una sociedad incluyente y con justicia social. Se busca la deconstrucción de narrativas de exclusión y reflexionar sobre las diversas prácticas discriminatorias, porque, las personas importan y es su derecho vivir sin discriminación”.

Por su parte Georgina Diédhiou, subdirectora de Educación del Consejo, refirió que la gordofobia y el gordo odio, violentan a las personas gordas por sus corporalidades: “la idea es cambiar todas esas realidades, reconocer que las corporalidades son válidas, que la etnicidad, la negritud, las discapacidades, las transexualidades, las intersexualidades, las tallas bajas y todos esos cuerpos no normativos representan una realidad social que siempre han estado ahí y que no merecen ser discriminadas”.

Durante el "Ciclo de Conversatorios 2023: Ser diferente es mi derecho", la doctora en Artes y Diseño, Erika Bülle Hernández, expresó que: "Decir 'gordofobia', es suavizar el término, porque las personas que emiten comentarios sobre los cuerpos gordos “saben muy bien que nos están violentando, saben muy bien que nos están agrediendo, saben muy bien lo que están planteando”.

Por su parte la maestra en Antropología y Desarrollo, Izchel Cosío Barroso, recordó que: "Los prejuicios, estereotipos y estigmas se justifican desde la salud, la belleza, la moral y en tiempos contemporáneos, desde la razón, es decir, lo que se considere feo, malo, insano o irracional condiciona la forma en la que entendemos y en la que creemos que un cuerpo debe existir. La gordofobia es un estigma que nombra y clasifica a las personas: Los prejuicios generan formas muy concretas de decir quién sí entra, quién no entra a distintos espacios e instituciones. Todavía nos falta llegar a algunos lugares en donde necesitamos garantizar que se nos trate con dignidad, respeto y en cumplimiento de nuestros derechos”.

Durante la VI Cumbre Latinoamericana del Colesterol y Red Iberoamericana de Hipercolesterolemia Familiar, se alerta sobre el alto índice de triglicéridos y colesterol entre la población mexicana.


Los altos niveles de colesterol y triglicéridos provocan diversas enfermedades cardíacas.
Fotografía de Cuartoscuro / Archivo, diario La Jornada.

Durante la "VI Cumbre Latinoamericana del Colesterol y Red Iberoamericana de Hipercolesterolemia Familiar", el cardiólogo Josué Isaac Elías López del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) precisó que: "El 17.7% de los mexicanos tiene una concentración alta de triglicéridos y colesterol que puede desencadenar "Enfermedades Cardio Vasculares" (ECV), principal causa de muerte en nuestra sociedad. En el mundo, uno de cada tres individuos muere a causa de algún evento cerebrovascular o infarto al miocardio que se complica a causa de la diabetes, presión arterial y niveles de colesterol elevado”.

Agregó que el problema se ha desarrollado en países como México, en donde las enfermedades cardiovasculares están creciendo progresivamente, lo que tendrá un impacto de salud muy relevante en los próximos años.

Durante su intervención, la doctora Gabriela Borrayo Sánchez, presidenta de la "Asociación Nacional de Cardiólogos de México" (ANCAM), mencionó: "Las (ECV) son la primera causa de muerte en el mundo y en México, por lo que el enfoque debe estar dirigido al riesgo cardiovascular, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que al 2030, casi 23.6 millones de personas morirán por alguna enfermedad cardiovascular, principalmente por cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. En América Latina las (ECV) ocasionaron más de dos millones de muertes. Otro aspecto muy importante postpandemia es que en nuestro país aumentó casi 55% la mortalidad post covid atribuidas a todas las causas de muerte y las principales fueron las cardiovasculares, principalmente infarto. El perfil de riesgo cardiovascular en las diferentes poblaciones, a partir de estudios del mundo real es muy importante para dimensionar el problema de la prevención secundaria. Sobre todo, porque el estilo de vida a nivel global y los hábitos alimenticios son poco saludables y México es uno de los países que tiene una población proclive a este riesgo”.

Al respecto, Pablo Corral, vicepresidente de la "Sociedad Argentina de Lípidos", destacó que: “La Hipercolesterolemia Familiar es una enfermedad genética a la que se suman otros factores como el ambiente y los hábitos de las personas que tienen influencia sobre el comportamiento genético. Esta enfermedad es completamente controlable si se detecta y trata en forma temprana”.

El cardiólogo José Luis Leiva Pons, del Hospital Central Ignacio Morones Prieto, de San Luis Potosí, México, mencionó que: "Los pacientes con Hipercolesterolemia Familiar deben tener un tratamiento constante por tiempo indefinido, tratando de mantener los niveles de colesterol lo más bajo posible. Identificar los tratamientos adecuados como: las estatinas que son fundamentales y sólo se puede modificar la combinación y considerar los inhibidores de PCSK9, que han demostrado disminuir el colesterol “malo”, reduciendo el riesgo de padecer un ataque cardíaco y derrame cerebral”.

La "VI Cumbre Latinoamericana del Colesterol y Red Iberoamericana de Hipercolesterolemia Familiar", concluyó que se necesita una interacción integral con los profesionales de la salud y las autoridades gubernamentales para transformar la calidad de vida de las personas con la perspectiva de una mayor incidencia en hábitos saludables, no hay una estrategia global a aplicar indistintamente, se propone que sea cada gobierno, de acuerdo a las circunstancias respectivas que establezcan las acciones a implementar.

 El Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) dio a conocer que la genética influye en desarrollo de la obesidad en la población en México.


La población mexicana es propensa a desarrollar obesidad no sólo por los malos hábitos alimenticios, sino también por factores genéticos, destaca un informe del Laboratorio de Datos contra la Obesidad. Fotografia de Cuartoscuro.

En el marco del Día Mundial de la Obesidad, se informó que la población mexicana es propensa a desarrollar obesidad, no sólo por los malos hábitos alimenticios, sino también por factores genéticos que influyen directamente en el desarrollo del "Fat mass and obesity-associated protein(FTO) o “gen asociado a la masa grasa y la obesidad, destaca un informe del (LabDO), .

Existe una asociación entre el gen (FTO) y la acumulación del tejido adiposo que afecta a la población de mexicanos mestizos, según datos citados por el Laboratorio. Asimismo, treinta y cinco por ciento de los adultos jóvenes mexicanos pueden tener una predisposición genética a desarrollar obesidad, razón fundamental para identificar esta condición de manera expedita y encontrar estrategias para evitar su desarrollo.

Según el informe, la obesidad no es provocada únicamente por los cambios en el entorno, también es “resultado de una interacción entre factores ambientales y biológicos”, entre ellos un fuerte componente genético a la variación en el peso corporal, lo cual vuelve crucial el desarrollo de conocimientos genéticos para la medicina de precisión que pueda permitir un diagnóstico preciso del tipo de obesidad y prescribir tratamientos personalizados o estrategias de prevención, además de conocer la susceptibilidad genética de un individuo a la obesidad.

Los especialistas han advertido que la obesidad se puede prevenir y atender mediante acciones multidisciplinarias, además de incentivar el consumo de una alimentación más sana, reduciendo el consumo de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas en el entorno familiar.

También han alertado sobre la necesidad de incluir en la dimensión social la producción y el consumo de dichos alimentos, por lo que se requieren acciones multidisciplinarias para abordar el problema de manera efectiva.

Y en otra información, científicos del (CNIO) descubren la existencia de un gen cuyos portadores tienden a acumular menos grasa.

Científicos del "Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas" (CNIO) y del "Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación" (Instituto Imdea Alimentación) descubrieron una variante de un gen involucrado en la nutrición celular cuyos portadores tienden a acumular menos grasa, y se estima que está presente en casi el sesenta por ciento de la población europea.

El trabajo se publicó en la revista "Genome Biology", en las que las primeras co-autoras son la investigadora Nerea Deleyto Seldas, del (CNIO), y la doctora en Bioquímica, Biología Molecular y Biomedicina, Lara P. Fernández Álvarez, del (Instituto Imdea Alimentación).

Ante esta publicación se han hecho escuchar diversas voces, por ejemplo, opinó el doctor Alejo Efeyan, jefe del "Grupo de Metabolismo y Señalización Celular" del (CNIO): “El hallazgo supone un paso más en la comprensión de los componentes genéticos de la obesidad”.

Por otra parte, la doctora en Biología Molecular Ana Ramírez de Molina, directora del (Instituto Imdea Alimentación), consideró que: “El conocimiento de la relación de la ruta de detección celular de nutrientes en la obesidad puede tener implicaciones en el desarrollo y aplicación de estrategias personalizadas en prevención y tratamiento de la obesidad”.

Explicó la doctora Nerea Deleyto Seldas. "Para la población general, la influencia de los genes en el peso corporal es de alrededor de un veinte por ciento, según determinan los estudios que en los años recientes han analizado el genoma completo de decenas de miles de personas. Es decir, el estilo de vida, como los hábitos alimenticios y el ejercicio, tienen mucho impacto, pero los factores genéticos también influyen”.

El sobrepeso y la obesidad se definen por una acumulación anómala o excesiva de grasa que afecta a la salud. Para buscar variantes genéticas que influyen en el fenómeno y las alteraciones metabólicas asociadas, un equipo del (Instituto Imdea Alimentación) recabó de 790 voluntarios sanos material genético y datos como el peso, el (IMC), las cantidades de grasa total y visceral, así como de masa muscular, y las medidas de cintura y cadera.


Imagen del gen (FNIP2). Tomada de la página Gene Cards.

Los autores del trabajo analizaron las posibles asociaciones de estos parámetros con cuarenta y ocho variantes genéticas determinadas, seleccionadas por su posible relevancia funcional,  detectaron así una correlación significativa entre una de esas variantes en el gen (FNIP2), y muchos de estos parámetros relacionados con la obesidad.

A mayor abundamiento, añadió el doctor Efeyan: "Después se estudió el efecto de esa variante en ratones, modificados genéticamente para lograr que la expresaran. Comprobamos que los ratones con esta variante, asociada en personas a una constitución delgada, tienen entre diez y quince por ciento menos de grasa que sus homólogos no portadores. En humanos no se puede aislar el efecto de esta variante del de otras muchas, genéticas y ambientales, que influyen en la constitución física, por lo que es imposible determinar con precisión la potencia de su efecto. Pero dado que la influencia de la genética en la obesidad no supera veinte por ciento, la contribución de la variante ahora identificada es pequeña. Por eso los expertos usan términos como “predisposición” o “tendencia”. No se trata de que quienes tengan esta versión puedan comer en exceso sin engordar”.

Es el panorama que la humanidad enfrenta ante la obesidad y el sobrepeso, es una situación que se generó al modificar los hábitos culturales y sociales, pero, existen factores biológicos y genéticos, el gran reto es que afecta a millones de personas en el planeta, lo que sin duda pone en desventaja a los pacientes de estas enfermedades, no solamente ante la probabilidad de daño físico concreto, sino también en el terreno de lo mental, pues afecta la autoestima produciendo depresión, y ser estigmatizados y aún sufrir discriminación. Es un momento importante en la historia, debido a que marcará tendencia para la especie humana y su sobreviviencia, aún sin considerar los efecto innegables que generan los fenómenos del cambio climático, el calentamiento global, la polución y el incremento de la población mundial y su nueva composición demográfica; lo que sumado a las enormes erogaciones que se infieren son necesarias para atender este problema de salud pública.


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