El planeta enano Plutón, a 93 años de haber sido descubierto.

La historia de un planeta que el avance de la ciencia lo llevó a ser considerado como degradado, pero no es una historia de política, de agravio o premeditación alevosa contra sus intereses, por el contrario, el cambio en su etiquetado se debe a la ganancia experimentada en los datos concernientes a nuestro Sistema Solar que científicamente se han alcanzado, resultado del perfeccionamiento de los instrumentos utilizados para conocer las características de los cuerpos celestes, que en aquel año de 1930, eran muy distintos a los actuales, además de las teorías que enmarcaban la realidad de aquella avanzada ciencia de la década de los treintas del siglo Veinte, mismas que cambiaron necesariamente, este era parte del panorama existente.


Imagen de Neptuno, tomada por la nave espacial Voyager 2. Imagen crédito: NASA

Este 18 de febrero se cumplieron 93 años del descubrimiento de Plutón por el astrónomo  Clyde William Tombaugh (1906 - 1997), desde el Observatorio Lowell en Flagstaff, ubicado en el estado de Arizona, ello después de revisar las fotografías tomadas el mes anterior situación que lo lleva a descubrir la presencia del citado planeta.

El buscaba el hipotético "planeta X", que era capaz de explicarse por sus interacciones gravitatorias con el planeta Neptuno, esto es, el responsable de algunos detalles de la órbita de este último. La existencia del "planeta X" había sido predicha por Percival Lowell (1855 - 1916) y William Henry Pickering (1858 - 1938), ambos trabajando en el Observatorio Lowell.

Plutón recibió su nombre del panteón romano, correspondiente al gobernante del mundo de los muertos, quién tenía la capacidad de volverse invisible. Se dice que el nombre fue favorecido entre una lista de varios otros en parte por iniciarse con las letras "PL", iniciales de Percival Lowell.

En primera instancia se asumió que este cuerpo celeste explicaba cabalmente las perturbaciones de las órbitas de los dos planetas "gigantes de hielo", que no eran comprensibles considerando la influencia de los demás cuerpos ya identificados del Sistema Solar y las masas que se les atribuían a esos cuerpos celestes, según los datos disponibles en esa época.

Los planetas gigantes de hielo, son: Urano cuyo descubrimiento fue anunciado por Friedrich Wilhelm Herschel (1738 - 1822), el 13 de marzo de 1781, y hay que considerar que bajo ciertas condiciones es visible a simple vista, por lo que anteriormente fue observado pero no se documento como planeta; y Neptuno que fue el primero en ser descubierto gracias a predicciones matemáticas inicialmente por Alexis Bouvard (1767 - 1843) y posteriormente confirmado usando solo matemáticas y los datos de las observaciones astronómicas previas, por John Couch Adams (1819 -1882) y Urbain Jean Joseph Le Verrier (1811 - 1877), finalmente Johann Gottfried Galle (1812 - 1910 ) quién fuera animado para buscar el planeta, por el propio Le Verrier, lo pudo observar la noche del 23 de septiembre de 1846, justamente donde Le Verrier había predicho que se encontraría. James Challis (1803- 1882) , director del Observatorio de Cambridgemás tarde se dio cuenta de que había observado previamente el planeta dos veces en agosto, sin advertirlo, y en revisiones a los dibujos de Galileo Galilei (1564 - 1642) estos muestran que el planeta Neptuno fue observado por primera vez el 28 de diciembre de 1612, y nuevamente el 27 de enero de 1613;  en ambas ocasiones, Galileo lo confundió con una estrella cercana a Júpiter en el cielo nocturno.

Posteriormente se comprobó que Plutón, se acercaba solo relativamente a algunos parámetros predichos por Lowell para el "planeta X", no calzaba notoriamente, pues después se calculó una de sus principales características esperadas: la masa, y resultó que tenía mucho menos masa de lo previsto y no podía perturbar las órbitas de los "gigantes de hielo". Los cálculos de Lowell decían que debía poseer una masa equivalente a 6.6 veces la de nuestro planeta, y el pequeño planeta presentaba una masa menor que la de nuestro satélite.

En épocas más recientes las mediciones obtenidas por la sonda espacial "Voyager 2", asestaron un nuevo golpe a los fundamentos de la hipótesis, se corrigieron las estimaciones previas de la masa de Neptuno, con estos nuevos números se explicaba por completo las llamadas "perturbaciones" de las órbitas de los dos planetas "gigantes de hielo", de manera que no se requiere al día de hoy de la existencia del "planeta X" para explicar la mecánica celeste de ambos.


Fotografía de Las "Voyager 1" y "Voyager 2", (tomada de Astronoo), esta última que se encuentra actualmente a unos diecinueve mil millones de kilómetros de la Tierra. Por su parte, la otra sonda del "Programa Mariner" la llamada "Voyager 1" cruzó el límite hacia el espacio interestelar en 2012, mientras que la "Voyager 2" cruzó el borde exterior de nuestro sistema solar en el año 2018. Ambas fueron lanzadas en el año 1977. Los Voyager tienen suficiente combustible y energía para operar hasta el 2025 y más allá. Después de algún tiempo de esto, ya no podrán comunicarse con la Tierra. A menos que algo los detenga, continuarán pasando por nuevas estrellas una y otra vez por muchos miles de años. Cada nave espacial Voyager contiene un mensaje. Ambas lleva consigo un disco de oro con escenas y sonidos de la Tierra. Los discos también contienen música y saludos en diferentes idiomas. Por lo cual, si vida inteligente encuentra alguna vez estas naves espaciales, ¡podrán saber acerca de la Tierra y de nosotros!

Fue considerado el noveno y más pequeño planeta del sistema solar por la Unión Astronómica Internacional y por la opinión pública desde su localización en 1930 hasta el año 2006, cuando se le reclasificó como planeta enano, aunque su definición ha sido siempre objeto de controversia entre los astrónomos y el público en general.

Durante muchos años existió la creencia de que Plutón era un satélite de Neptuno que había dejado de ser satélite por el hecho de alcanzar una segunda velocidad cósmica. Sin embargo, esta teoría fue rechazada en la década de 1970.

Tras un intenso debate, y con la propuesta de los astrónomos uruguayos Julio Ángel Fernández y Gonzalo Tancredi ante la Asamblea General de la Unión Astronómica Internacional (AG) que se llevó a cabo en Praga, República Checa, se decidió por unanimidad en 2006 reclasificarlo como "planeta enano", requiriendo que un planeta debe tener dominancia orbital.


En la imagen de archivo, Plutón captado por la sonda espacial "New Horizons", de la Nasa.
Fotografía de la Agencia Ap.

Se propuso su clasificación como planeta en el borrador de resolución, pero desapareció de la resolución final, aprobada por la "Asamblea General de la UAI". Desde el 7 de septiembre de 2006 tiene el número "134340", otorgado por el "Minor Planet Center" (MPC), en español "Centro de Planetas Menores", que es un organismo del Observatorio Astrofísico Smithsoniano, que forma parte del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian junto con el Observatorio Harvard College.

Nota: El siguiente material proviene de la página "Cienciorama" de la Universidad Nacional Autónoma de México, Unam.mx; denominado: "Plutón un planeta o no ciencia y cultura enfrentados". 

La mañana del 24 de agosto del 2006, último día de la reunión de la (AG) en Praga, se presentaron las cuatro propuestas más adaptadas a las opiniones de los astrónomos.
La nueva definición de planeta, votada y adoptada por la (UAI) se restringía al Sistema Solar.

Planeta es cuerpo celeste que:
(a) gira alrededor del Sol,
(b) tiene suficiente masa para que su fuerza de gravedad le haga asumir una forma prácticamente esférica y
(c) ha limpiado la vecindad de su órbita.

Con esta definición el número de planetas en el Sistema Solar se redujo a ocho.


Superficie y atmósfera de Plutón tomada por la sonda New Horizons en su aproximación al planeta enano el 14 de julio de 2015. imagen tomada de NASA / Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory / Southwest Research Institute.

Plutón se consideró como un objeto celeste extraño desde su descubrimiento. Es helado, mucho más pequeño que los otros planetas, con una órbita muy excéntrica e inclinada respecto al plano en que orbital los otros planetas, llegando incluso a estar más cerca del Sol que Neptuno en parte de su recorrido.

Desde 1992, más allá de la órbita de Neptuno, se descubrieron cuerpos celestes de diferentes tamaños, incluso comparables con Plutón. Con el descubrimiento en 2005 del planeta enano, ahora denominado Eris, que por cierto es de mayor tamaño que Plutón, la (UAI) se vio en la necesidad de aclarar si estos nuevos cuerpos debían considerarse planetas o no.

Así que, en el año de 2005, la (UAI) estableció un comité de investigadores planetarios para que propusieran una definición de planeta. Concluyeron que se podían emplear tres criterios para tal definición, basados en el tamaño, la forma y la ausencia de otros cuerpos en la órbita del planeta.

Sin embargo, ahí no paró la situación, pues al año siguiente, en 2006,  el "Comité Ejecutivo de la UAI", decidió constituir un "Comité para la Definición de Planeta".

Establecieron que el criterio clave de la definición era su forma. Planeta sería un cuerpo que orbite alrededor de una estrella, sin ser una estrella o un satélite de otro planeta, con suficiente masa para que su fuerza de gravedad le haya dado una forma casi esférica. La propuesta se llevaría a la (AG) para que los astrónomos decidieran por votación, tal como ha sido tradicional en la (UAI).

Al emplear esa definición el número de planetas en el Sistema Solar se incrementaría a doce, añadiendo a los nueve clásicos, el asteroide Ceres, Eris y Caronte, el hasta entonces satélite de Plutón.

Pero, esta definición aparentemente brillante por su simplicidad tenía una gran dificultad, pues para el momento de su presentación habían sido descubiertos unos cincuenta y tres cuerpos celestes candidatos a planeta, y, habría cientos o miles más por descubrirse. La propuesta se descartó y no fue votada. Parecería que los astrónomos estaban asustados frente a la perspectiva de una hiperinflación planetaria.

Para complementar los nuevos criterios se definieron también dos nuevas categorías de cuerpos celestes:
Planeta enano es todo cuerpo celeste que no siendo satélite de otro, no cumpliera la condición (c) de la definición de planeta.
Todos los otros objetos celestes se definen como cuerpo pequeño del sistema Solar.

Con lo anterior Plutón sería un planeta enano prototipo de una nueva categoría de objetos transneptunianos, los plutoides, diferenciándose de Ceres.

Hasta aquí el material de "Cienciorama".

Desde entonces, muchos científicos que consideran que Plutón debe de volver a ser un planeta. Pero ello no se fundamenta en las características físicas, esto es: no porque tiene un clima, una atmósfera en capas, posibles compuestos orgánicos, océanos líquidos y sus propias lunas, como razonan los expertos con base en evidencias científicas, sino porque así se ha aprendido en las escuelas, un argumento también válido para la "Sociedad para la Preservación de Plutón como planeta".

Más características de este cuerpo celeste es que posee una órbita excéntrica y altamente inclinada con respecto a la eclíptica, que recorre acercándose en su perihelio hasta el interior de la órbita de Neptuno, además de que posee cinco satélites: Caronte, Nix, Hidra, Cerbero y Estigia, los cuales son cuerpos celestes que comparten esa misma categoría.

Su gran distancia al Sol y a la Tierra, alrededor de seis mil millones de kilómetros de esta última, unida a su reducido tamaño, impide que brille por encima de la magnitud 13.8 en sus mejores momentos (perihelio orbital y oposición), por lo cual sólo puede ser apreciado con telescopios a partir de los 200 milímetros de abertura, fotográficamente o con cámara "CCD". Incluso en sus mejores momentos aparece como astro puntual de aspecto estelar, amarillento, sin rasgos distintivos (diámetro aparente inferior a 0.1 segundos de arco). No fue hasta el año 2015 cuando la sonda espacial New Horizons pasó sobre el planeta y permitió apreciar por primera vez de forma nítida su aspecto real.


Imagen de la cubierta del disco de oro a bordo de la Voyager 1.
Tomada de wikipedia y a su vez de NASA / JPL 

Entonces, el pensamiento de nosotros los humanos hace que se tomen decisiones, a las naves Voyager, de acuerdo al pensamiento vigente en ese entonces, se les dotó de dos discos fonográficos de cobre bañado en oro y de treinta centímetros de diámetro que acompañan a las sondas espaciales, conocidos con el nombre genérico del "Disco de Oro de las Voyager" (The Sounds of Earth), o en español  (Sonidos de la Tierra), con una selección de hora y media de duración de música proveniente de varias partes y culturas del mundo, saludos en 55 idiomas humanos, un saludo del entonces secretario general de las Naciones Unidas y el ensayo "Sonidos de la Tierra", que es una mezcla de sonidos característicos del planeta. También contiene 115 imágenes (+1 de calibración) donde se explica en lenguaje científico la localización del Sistema Solar, las unidades de medida que se utilizan, características de la Tierra y características del cuerpo y la sociedad humana. Este disco fue ideado por un comité científico presidido por el astrónomo Carl Sagan (1934 - 1996), quien, refiriéndose al mensaje, aseguraba que su objetivo principal no es el ser descifrado, por el hecho de que su simple existencia pone de manifiesto la de los humanos, así como sus esfuerzos por contactar a otras especies inteligentes que pudiesen existir fuera del sistema solar, pero se estima que ellas tardarán algo así como cuarenta mil años en alcanzar las proximidades de la estrella más cercana a nuestro sistema solar; y considerando que las sondas son muy pequeñas comparadas con la inmensidad del "Espacio Interestelar", la probabilidad de que una civilización que viaja por el espacio se encontrase con ellas es muy pequeña, sobre todo porque las sondas con el tiempo dejarán de emitir cualquier tipo de radiación electromagnética. Si alguna vez se encontrase con una especie extraterrestre, lo más probable es que sea en el momento en que pase por la estrella más cercana en la trayectoria de la Voyager 1, lo que hipotéticamente ocurrirá dentro de cuarenta mil años años.

De la misma manera se observa que entre los círculos científicos hay discrepancias por motivos económicos, y ello se refleja en la verdadera esencia de la lucha por mantener o no la nomenclatura de planeta o no, al vecino excéntrico, ubicado muy alejado del Sol, en las lejanías de su sistema planetario adjunto, en el conocido como "Cinturón de Edgeworth-Kuiper", que es un disco circunestelar en el "Sistema Solar Exterior", que se extiende desde la órbita de Neptuno, situada a unas treinta Unidades Astronómicas (UA), hasta aproximadamente 50 (UA) del Sol. La Tierra se encuentra a una unidad astronómica del Sol.

Es el ser humano el factor clave en el estudio de los fenómenos naturales, celestes o no, y hay que contar con que entonces serán sujetos a debates y decisiones muy humanas.

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