El Homo sapiens en México desde hace treinta mil años y los procesos celulares de envejecimiento.

La escasez de noticias sobre las investigaciones en curso, en muy diversos campos del conocimiento, que fueron propiciadas por la pandemia del 2020, están comenzando a cambiar, lo que es una buena señal del inicio de la superación del punto más álgido.

Una noticia se destaca hoy, un hallazgo que sorprende al mostrar que la antiguad de habitantes en el actual territorio mexicano es mucho más antigua de lo que se pensaba oficialmente.

Utensilios hallados en una cueva en el centro de México evidencian que los humanos vivían en Norteamérica hace más de 30 mil años, es decir 15 mil años antes de lo que se pensaba, anunciaron investigadores el miércoles 22 de julio del 2020.

El material encontrado, incluidas un mil novecientas  herramientas de piedra tallada, son muestra de una ocupación humana en la cueva del "Chiquihuite", que se remonta aproximadamente a treinta y tres mil años, y que se ha estimado, dtuvo una vigencia de unos veinte mil mil años, según se apunta en dos estudios publicados en la revista Nature.

"Nuestras investigaciones aportan nuevas pruebas sobre la antigüedad de la presencia de humanos en las Américas", declaró a la AFP el arqueólogo Ciprian Ardelen, autor de uno de los dos estudios.


La historia de cómo y cuando llegó el Homo Sapiens a las Américas --la última gran masa de tierra poblada por la especie humana-- es a menudo objeto de debate entre los expertos.

Nueva Información.

Estos tensilios hallados en una cueva en el centro de México evidencian que los humanos vivían en Norteamérica hace un poco más de 30 mil años, es decir 15 mil antes de lo que se pensaba, anunciaron investigadores.

Al explorar una cueva en Zacatecas, encontraron herramientas usadas por humanos, que serían los más antiguos descubiertos en el continente americano.

Los resultados desafían la teoría comúnmente sostenida de que los Clovis fueron los primeros habitantes humanos de las Américas hace 15 mil años.



Se ha llamado de esta forma en honor de Clovis, el pueblo ubicado en el estado de  Nuevo México, donde se encontraron por primera vez, en 1929, evidencias de esta cultura . Hasta ahora, han sido encontradas 18 áreas de caza de "proboscidio" en el norte de América: de ellas se logrado identificar quince de caza de mamut, dos de mastodonte y solo uno de gonfoterio.

Los yacimientos encontrados demuestran fueron grandes cazadores de la denominada mega-fauna, especialmente de los mamuts. Esto se relaciona con una de sus señas de identidad: las puntas clovis. Gracias a ellas, la caza de esos animales era más eficiente, se ha datado mediante "radiocarbono", su presencia en un periodo que abarca entre el 10,600 a.C y el 11,250 a.C. De acuerdo a estas fechas, los clovis vivieron en los últimos años de la última Edad de Hielo, la "glaciación de Würm".

Durante buena parte del siglo XX, ese cálculo de antigüedad hizo que fuera considerada como la primera población asentada en el continente americano. Lo que ahora está en gran duda.

La especialista en ADN Eske Willerslev, del St John’s College, Universidad de Cambridge y del Centro de Geogenética de la Universidad de Copenhague, dirigió el estudio con el arqueólogo Ciprian Ardelean, de la Universidad de Zacatecas.

En un comunicado, Willerslev dijo: Durante décadas se ha debatido apasionadamente cuándo los primeros humanos entraron a las Américas. La cueva "del Chiquihuite"que se localiza a 2 mil 750 metros sobre el nivel del mar, creará más polémica, pues es el primer sitio que data de la llegada de personas hace unos treinta mil años, esto es, quince mil antes de lo que se pensaba. Los primeros visitantes no la ocuparon continuamente; creemos que pasaban parte del año allí como refugio de invierno o verano o como base para cazar durante la migración. Pudo ser el hotel más antiguo de América. Nuestras investigaciones aportan nuevas pruebas sobre la antigüedad de la presencia de humanos en las Américas.

Los utensilios fueron datados con "carbono 14" en un rango de entre treinta mil y treinta y un  mil años antes de la era cristiana. Si bien no se halló ningún hueso ni ADN de humanos en el lugar, es probable que éstos lo utilizaran de forma relativamente constante, quizá durante episodios estacionales recurrentes que forman parte de periodos migratorios más grandes, concluye el estudio.

El hallazgo se suma a otras evidencias relevantes en las llamadas Tierras Altas de Chiapas, en el centro México y en cuevas inundadas de la costa caribeña, correspondientes al final de la época del Pleistoceno y al Holoceno Temprano, según la reseña del hallazgo. En esas muestras se conservaron polen y fitolitos, así como elementos químicos propios de la acción humana, los cuales llevaron a la obtención de datos cronológicos certeros, a partir de más de cincuenta fechas, detallan.

Ardelean expresó: “No sabemos quiénes eran, de dónde venían ni a dónde iban. Son un enigma completo. Asumimos falsamente que las poblaciones indígenas en las Américas de hoy son descendientes directos de los primeros estadunidenses, pero ahora no creemos que sea así.

Cuando la famosa población de Clovis ingresó al territorio que actualmente ocupa Estados Unidos, los primeros habitantes habían desaparecido miles de años antes. Podría haber habido muchas colonizaciones fallidas que se perdieron en el tiempo y no dejaron rastros genéticos en la población actual.

Es oportuno señalar que hay otros hallazgos previos al actual, como los de Monte Verde (Chile), Topper (California), Piedra Museo (Argentina) o el de “El fin del Mundo” (Sonora), que han empezado a convencer a los especialistas de que existieron culturas anteriores a la clovis.

Esos descubrimientos dieron lugar a la teoría del poblamiento temprano de América, o preclovis. Según los análisis, los primeros pobladores del continente habrían llegado en un lapso de entre cincuenta mil y veinticinco mil años antes del presente.


Por otro lado fueron dados a conocer los resultados de estudios sobre el envejecimiento .

Los biólogos moleculares y los bioingenieros de la Universidad de California en San Diego descubrieron mecanismos claves que están detrás de los misterios del envejecimiento, al aislar dos caminos distintos que recorren las células durante ese proceso, y diseñaron una nueva forma de programarlos genéticamente para extender la vida útil, publicaron en la revista Science, informó la agencia noticiosa Europa Press.


Nuestra esperanza de vida como humanos está determinada por el envejecimiento de nuestras células individuales. Para comprender si lo hacen al mismo ritmo y por la misma causa, los investigadores estudiaron este proceso en la levadura "Saccharomyces cerevisiae", modelo manejable para tal fin, incluidas las rutas de la piel y las células madre.

Los científicos descubrieron que las células del mismo material genético y dentro del mismo entorno pueden envejecer de formas sorprendentemente distintas, y su destino se desarrolla a través de diferentes trayectorias moleculares y celulares.

Utilizando microfluídica, modelado por computadora y otras técnicas, descubrieron que alrededor de la mitad de las células envejecen a través de una disminución gradual en la estabilidad del nucleolo, región de ADN donde se sintetizan componentes clave de las fábricasproductoras de proteínas. En contraste, la otra mitad envejece debido a la disfunción de sus mitocondrias, las unidades de producción de energía de las células.

Rutas nucleolar o mitocondrial

Las células se embarcan en la ruta nucleolar o mitocondrial en fases iniciales de la vida y siguen ese camino de envejecimiento a través del declive y la muerte. En el corazón de los controles, los investigadores encontraron un circuito maestro que guía estos procesos de envejecimiento.

Para comprender cómo las células toman estas decisiones, identificamos los procesos moleculares que subyacen a cada ruta de envejecimiento y las conexiones entre ellos, revelando un circuito molecular que controla el envejecimiento celular, análogo a los circuitos eléctricos que controlan los electrodomésticos, explicó Nan Hao, autor principal del estudio y profesor asociado en la Sección de Biología Molecular, División de Ciencias Biológicas.

Después de haber desarrollado un nuevo modelo del panorama del envejecimiento, Hao y sus coautores descubrieron que podían manipular y, en última instancia, optimizar ese proceso.

Las simulaciones por ordenador ayudaron a los investigadores a reprogramar el circuito molecular maestro modificando su ADN, lo que les permitió crear genéticamente una nueva ruta de envejecimiento que presenta una vida útil muy extendida.

Nuestro estudio plantea la posibilidad de diseñar racionalmente terapias genéticas o químicas para reprogramar cómo envejecen las células humanas, con el objetivo de retrasar efectivamente el envejecimiento humano y extender la salud, destacó Hao.

Los investigadores ahora probarán su nuevo modelo en células y organismos más complejos y eventualmente en células humanas para buscar rutas similares. También planean probar técnicas químicas y evaluar cómo las combinaciones de terapias y cócteles de fármacos podrían guiar los caminos hacia la longevidad.

Gran parte del trabajo se beneficia de un fuerte equipo interdisciplinario que se reunió para ello. Un gran aspecto es que no sólo hacemos el modelo, sino también la experimentación a fin de determinar si el modelo es correcto o no. Estos procesos interactivos son críticos para el análisis que realizamos, sostuvo Lorraine Pillus, profesora de Biología Molecular y una de las coautoras del estudio.

Esto abre una gama de posibilidades que en el futuro deberán consolidar acciones que permitirán una mejor asistencia médica, utilizando herramientas por diseñar y objetivos antes inalcanzables-

En ambas investigaciones la historia continuará, no se ha dado la última palabra sobe el asunto y eso me motiva, me hace sentir que está próxima la apertura, como decían en la antigüedad, "del pomo de las esencias".



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