Stephen Hawking: conjunción de buen humor y convicción.

Quizá el grueso de la población del planeta, no lo conocía, pero con su fallecimiento se volvió “tendencia”, como se califica ahora a los temas que logran captar la atención del “gran público”.

Y como sucedió con Einstein, sus opiniones fueron valoradas como verdaderas. En este caso hago un recorrido sobre el tema del “inicio de la creación”, aunque también se volvió famosa su visión en los últimos meses, sobre el final de la vida humana en el planeta Tierra y sus recomendaciones.

Creo que la diferencia con Einstein es el avance tecnológico logrado, desde 1955 año de la muerte de Einstein y 2018, año del deceso de Hawking; así como el cambio en los medios de comunicación, que le permitieron que con un sentido del humor muy especial, pudiera acercarse a programas de televisión especialmente exitosos comercialmente.

Con “Los Simpson” (The Simpsons) tuvo cuatro participaciones, se dice que el más memorable es el capítulo llamado “Salvaron el Cerebro de Lisa (9 de mayo de 1999)”, él aparece al final y salva a Lisa cuando el kiosco en que están se derrumba. Ahora se informa que en el más reciente capítulo de la serie se modificó el final: Hawking va volando sobre Springfield en una silla similar a a suya, pero mejorada con propulsores y hélices, con Liza como compañera de vuelo, y este mensaje:”In Loving Memory of Stephen Hawking”.

El productor del programa Al Jean en una entrevista dijo sobre Hawking: “Popularizó la ciencia para personas que tal vez no estaban interesadas en ella...”

Por lo que se refiere a la “Teoría del Big Bang” (Bing Bang Theory) apareció en siete capítulos, la primera, en la quinta temporada en el episodio “The Hawking Excitation”; y la última, en el primer capítulo de la temporada once “The Proposal Proposal”.

Con el elenco de The Big Bang Theory tomada de "El País"

Sheldon Cooper (Johnny Galecki), rindió homenaje en su cuenta de Instagram y expresó entre sus sentimientos la frase de Hawking: “La vida sería trágica sino fuera divertida”.

Hasta aquí la parte humorística.

El Principio Sólo Una Vez.

El tiempo y el Universo comenzaron juntos, y por única vez, en un momento de “singularidad”, y esto es más probable que acontezca una sola ocasión. La edad del Universo se cifra actualmente en 13,800 millones de años y se ajusta a este modelo. Y también encaja, en este modelo, el número de galaxias y la madurez de aquellas que es posible observar.

El Universo no ha necesitado de ninguna ayuda divina, para estallar e iniciar su existencia. No es sostenible la idea de un “Creador”.

Pero, tampoco se sostienes otras teorías, como la del “Estado Estacionario”, propuesta por Fred Hoyle (1915 – 2011) y Thomas Gold (1904 – 2004), esta teoría que considera que el Universo no tiene ni principio ni final, que existe una continua formación de materia espontanea, las galaxias surgen de esa forma y siempre fue así y siempre lo será.

Asimismo la teoría del alternado entre expansión y contracción, en una interminable sucesión, tampoco se sostiene, y Stephen Hawking en compañía de Roger Penrose (8 de agosto de 1931) demostraron su imposibilidad, pues no es factible que el Universo rebotara después de una contracción.

El descubrimiento del fondo tenue de la microondas, las señales consideradas el eco del “Big Bang”, han echado por tierra estas teorías, la evidencia directa del Big Bang, obtenida en 2014 en el corazón de la Antártida, en la estación Polar Amundsen – Scott, ha demostrado que el Universo nació con este estallido cósmico.

Veamos, en 1980 el físico teórico Alan Guth (27 febrero 1947) propuso una explicación a varias paradojas cósmica, como la uniformidad de los cielos de polo a polo y la constante temperatura del fondo de microondas en diferentes lugares del Universo. De acuerdo a su hipótesis, el universo en su etapa primitiva experimentó un asombroso brote de crecimiento exponencial, conocido como la “inflación cósmica”, durante el cual se expandió por diez billonésimas de billonésimas de billonésimas de segundo en los primeros instantes de su creación, antes de expandirse a un ritmo normal.

Un equipo internacional de astrónomos, de las universidades de Harvard, Stanford, Cambridge y Minnesota, liderado por John M. Kovak (1979) del centro Harvard – Smithsonian para la astrofísica, ha detectado las ondas gravitatorias generadas durante ese antiquísimo período de violenta expansión, probando que el Dr. Guth ha tenido razón.

El hallazgo de estas pequeñas ondulaciones de energía, imperceptibles para el ojo humano, fue posible gracias al telescopio BICEP (Background Imaging of Cosmic Extragalactic Polarization) ubicado en el Polo Sur, el cual estudia la radicación cósmica de fondo (CMB), y que son los vestigios del Big Bang.

Aunque hasta ahora se habían encontrado pruebas circunstanciales del período inflacionario, el hallazgo de las ondas gravitatorias se considera la evidencia definitiva. El descubrimiento histórico ayudará a los científicos a tener una mejor comprensión del Big Bang y sus consecuencias inmediatas, así como entender la gravedad.

El hecho de que el período inflacionario, un fenómeno cuántico, produjera ondas gravitatorias demuestra que éstas también tienen una naturaleza cuántica. La nueva información guiará a los físicos en su búsqueda por reconciliar la relatividad general, que describe el Universo a gran escala, y la mecánica cuántica, que explica el Universo en escalas pequeñas.

Stephen Hawking


Generación de Múltiples Universos.

La “teoría M”, está en posibilidad de explicar el Universo tal y como lo observamos, y que esta basada en las ideas propuestas por Richard Feynman (1918 – 1988), la cual indica que fueron múltiples universos creados de la nada, con todas las posibles historias y todos los posible estados de la existencia. Solamente en algunos cuantos de estos universos, la vida es posible, y en número aún menor de ellos puede existir algo similar a la humanidad.

La pregunta correcta para obtener la respuesta correcta.

¿Se necesita un Creador para ordenar como empezó el Universo?
¿O el estado inicial del Universo está determinado por una ley de la ciencia?

Y ¿Qué ocurrió antes del inicio del Universo?

Stephen Hawking en diversas entrevistas e intervenciones en programas de televisión fue dejando, clara la idea de lo que pensaba, así como la evolución de su pensamiento y las consecuencias que vislumbraba.

En su libro “Breve Historia del Tiempo: del Big Bang a los Agujeros Negros” (A Brief History of Time: From The Big Bang to Black Holes), publicado en 1988, escribió que si podíamos llegar a concretar la Teoría del Todo, podríamos conocer la mente de Dios.

En el año 2007, dijo a Reuters: “Creo que el Universo está gobernado por las leyes de la ciencia. Las leyes han podido ser decretadas por Dios, pero Dios no interviene para romper las leyes.”

En 2010, a la televisora ABC, comentó: “Uno no puede probar que Dios existe. Pero la ciencia hace innecesario a Dios.”

Mientras en el Libro “El Gran Diseño” (The Grand Design), concluyó: “No es necesario invocar a Dios para encender la mecha y dar inicio al Universo”. Ese mismo año dijo al periódico británico “The Guardian”: “Las leyes de la física pueden explicar el Universo sin la necesidad de Dios”.

El Big Bang fue el principio de todo, ¿Y entonces que había antes de eso?

La reflexión fue contundente y tampoco incluía la posibilidad de la existencia de un Dios.

Cuando la gente me pregunta si Dios creo el Universo, les digo que la pregunta en si misma no tiene sentido, el tiempo no existía antes del Big Bang, así que no había tiempo en el que Dios pudiera crear el Universo”.

A Hawking le parecía que había una mejor explicación para la creación del Universo que un Dios creador. Al parecer más que negar la existencia de Dios, él consideraba fútil, optar por un punto de vista que permitiera realizar la pregunta en esas condiciones.

Para mi, la solución más simple es que no hay Dios, nadie creó el Universo y nadie dirige nuestro destino”.

A esas alturas, en el año 2014, se permitió explicar a lo que se refería en 1988, cuando hablaba de Dios, al periódico español El Mundo.

“Lo que quise decir cuando dije que conoceríamos “la mente de Dios” era que comprenderíamos todo lo que Dios sería capaz de comprender si acaso existiera”.

Hawking decía no tener miedo a la muerte, y estuvo varias veces cerca de ella en su vida por su enfermedad, y como no creía en Dios, tampoco creía que hubiese premio (o castigo) al finalizar la vida, esto es, tampoco creía en el cielo.

“Considero que el cerebro es una computadora que deja de funcionar cuando sus partes fallan. No hay cielo o vida después de la muerte para las computadoras dañadas. Ese es un cuento de hadas para personas que temen a la oscuridad”.

Dijo en Discovery Channel: “Probablemente no hay cielo ni vida después de la muerte. Tenemos esta vida para apreciar el grandioso diseño del Universo, y por eso, estoy extremadamente agradecido”.

Y ese estado de conciencia le mantenía maravillado y le daba el impulso para buscar la respuesta a cada una de las preguntas.

“La circunstancia de que la especie Homo, cuyos elementos, que somos conjuntos de 30 billones de células, a su vez formadas por partículas fundamentales de la naturaleza, enfrente el hecho de haberse acercado a una comprensión de las leyes del Universo que rigen a los humanos y al Cosmos, es un triunfo.

Y aún, el verdadero milagro es el que por consideraciones lógicas abstractas, se vaya a establecer una teoría, única, que predice y por tanto describe el muy vasto Universo, colmado de variedad, que sigue sorprendiéndonos al ir observando a mayor detalle su composición”.

“Si la teoría es confirmada, será la culminación de una búsqueda milenaria. Habremos hallado el Gran Diseño”.

Basílica de San Pedro, Ciudad del Vaticano 2005

Conoció el Vaticano y a cuatro Papas (Paulo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco), entre sus bromas, decía que agradecía no haber sido remitido a “La Inquisición”, pues eso no hubiera sido agradable. Fue Juan Pablo Segundo quien pidió que no se estudiara el momento de la creación, pues ese era un momento exclusivo de Dios, y él no le obedeció, constantemente presentó su posición de ateo fundamentado en sus teorías y nunca dejó de ser reconocido por la iglesia católica. Tanto que formaba parte de la Academia Pontificia de Ciencias, cuyo objetivo es promover el progreso de la ciencias matemáticas, físicas y naturales.



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