Los resultados obtenidos en un estudio relaciona contagios por Covid-19 con problemas neurológicos. Se siga buscando confirmar el origen del virus causante.

Se estima que una de cada tres personas contagiadas por Covid-19, podría ser diagnosticada con un problema neurológico, según se concluye en estudios sobre los efectos de la enfermedad en el cerebro, declaró Leticia Ramírez Lugo, doctora en Ciencias Biomédicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).


Leticia Ramírez Lugo, doctora en Ciencias Biomédicas por la UNAM.
Fotografía cortesía de la investigadora.

Durante una charla efectuada en el auditorio Antonio Peña del Instituto de Fisiología Celular de la (UNAM), la doctora Ramirez Lugo señaló que: "Las investigaciones realizadas identificaron que las personas que tienen Covid-19 prolongado, presentan cambios en el cerebro: reducción en el grosor de la materia gris y un incremento en el tejido dañado, particularmente en regiones conectadas con la corteza primaria olfativa".

"Hasta ahora, no hay evidencia de que el virus haya causado el daño en las células cerebrales, pero las investigaciones apuntan a que los efectos que se tienen a nivel de sistema nervioso central se generan de manera secundaria, por efectos asociados al Covid-19, como una respuesta inmune exacerbada, la hipoxia, cuando no llega suficiente oxígeno al cerebro, y los efectos secundarios de los medicamentos".

Asimismo mencionó que un estudio de 2022, realizado en Reino Unido, donde tienen un banco de información, sobre imágenes escaneadas de varios pacientes, a través de la técnica de resonancia magnética, dio seguimiento de doce meses a pacientes que habían presentado Covid-19.

En esa investigación confirmaron que los problemas en la pérdida de la memoria persistían a lo largo de este periodo. Y que había correlación entre la gravedad de la enfermedad y la severidad de los problemas neurológicos.

El trabajo también identificó que: “varios de los pacientes que habían salido de la enfermedad, y presentaban Covid-19 prolongado, solían tener mayor probabilidad de tener un accidente cerebrovascular, sobre todo tratándose de adultos mayores”.

El estudio registró que después de covid-19, muchos pacientes continuaban con migrañas agudas, convulsiones, depresión, ansiedad, anormalidades en la visión y distorsión en la percepción de los olores.

Por otro lado, se tiene que en otro trabajo, mismo que fue publicado a finales de 2023, también se observó el desempeño de las señales periféricas, principalmente los niveles de la serotonina que es un neurotransmisor, que se encuentra en el cerebro y el nivel periférico.


La serotonina funciona como neurotransmisor, esto es, la sustancia que usan los nervios para enviarse mensajes entre sí, y, es un vasoconstrictor, es decir una sustancia que hace que los vasos sanguíneos se estrechen. Se cree que una concentración baja de serotonina es causa de depresión. Se encarga de efectuar el control de la actividad motora, la percepción y la función cognitiva; y conjuntamente a otros neurotransmisores, dopamina y noradrenalina, paricipa en los mecanismos que rigen: la ansiedad, el miedo, la angustia y la agresividad. Imagen tomada de YouTube. 

El citado estudio explicaba: “Al comparar los niveles de serotonina de personas sanas y aquellas que estaban cursando la infección en ese momento, identificaron una reducción de los niveles de serotonina, lo que significaba que las señales periféricas estaban alteradas”.

A su vez, hicieron una comparación entre pacientes recuperados y personas con Covid-19 prolongado y detectaron que los primeros regresan a los niveles normales de serotonina, mientras que los segundos mantienen sus niveles bajos.

Ramírez Lugo especificó que el estudio del año 2022, que incluyó imagenología, fue realizado con 785 participantes en edades entre 51 y 81 años. “Es decir, son población grande, y no sabemos qué tanto podríamos pensar que ocurre en poblaciones más jóvenes ni se diga en niños, donde la enfermedad cursa sin síntomas”.

Además, citó un estudio de agosto de 2020, cuando todavía no se cumplía un año de pandemia, y que tomaba en cuenta resonancias magnéticas de pacientes que habían cursado con la enfermedad, también identificó cambios en el cerebro a nivel de cortezas olfativa, gustativa y del hipocampo, este último una estructura relacionada con la formación de memorias espaciales y de tipo personales, es decir, lo que nos pasa a nosotros; y luego podemos contarlo.

“El porqué personas que pasaron por Covid-19 tienen problemas para recordar, o manejar la memoria a corto plazo, podría estar relacionado por afecciones en las células que conforman el hipocampo.”

"A cuatro años de declararse la pandemia, no hay evidencia de que el virus realmente esté afectando las células cerebrales, hasta ahora lo que se propone es que los efectos que se tienen a nivel de sistema nervioso central se generan por efectos secundarios como la la hipoxia, los efectos secundarios de los medicamentos o una respuesta inmune exacerbada”.

Análisis: no se descarta que el virus SARS-CoV-2 fuera creado en un laboratorio y se propagó en un accidente de "escape".


Rastreando al coronavirus SARS-CoV-2, generador de la pandemia Covid-19.
Tomada de la Gaceta UNAM.

Los coronavirus (CoV) son un grupo grande de virus que infectan habitualmente el tracto respiratorio superior de humanos y que producen un cuadro clínico habitual de catarro, similar a la gripe, de aparición predominante en la época invernal. Se le atribuye el nombre «corona-virus» en referencia a los picos (spikes) que aparecen en su superficie, proyecciones de las proteínas de su cápsula, que adquieren un aspecto parecido a la corona solar.

Todos los (CoV) tienen origen zoonótico, es decir, contagian diferentes especies de animales, dando lugar a una infección respiratoria y también intestinal. Para su estudio los especialistas han identificado cuatro géneros de (CoV): alfa, beta, gamma y delta.

Ahora bien, Alfa y beta infectan a mamíferos como los murciélagos, el ganado vacuno, los animales domésticos y los humanos. Las variantes: gamma y delta, infectan de manera más frecuente a las aves y otros mamíferos.

La primera vez que se identificó el (CoV) como responsable de una infección respiratoria fue en 1937, afectando a aves de corral con un efecto devastador. En 1965 se evidenció que los (CoV) eran responsables de aproximadamente de entre el quince y el treinta por ciento de los cuadros de catarro común en humanos. Pero fue a principios de este siglo cuando se recibieron dos avisos de cuadros clínicos con mayor gravedad producidos por esta familia de virus.


Esta microfotografía revela patología del tejido pulmonar debido al SARS. Esta imagen muestra cambios citoarquitectónicos patológicos indicativos de daño alveolar difuso, así como una célula gigante multinucleada sin inclusiones virales llamativas. tomada de CDC / Dr. Sherif Zaki.

El primer aviso relacionado con la sintomatología más grave de esta infección se dio en 2002 en la ciudad de Guangdong, zona sur de China. Esta infección se denominó "Síndrome de Distrés Respiratorio", haciendo referencia a las iniciales de (SARS), producto de un (SARS-CoV):, y dio lugar a cuadros clínicos muy graves, con una mortalidad en torno a 10%. Se infectaron unos ocho mil pacientes en 28 países diferentes.

Diez años después, en el año 2012, surge otro brote pandémico, ahora en Oriente Medio, fundamentalmente en Arabia Saudí, que se denominó "Síndrome Respiratorio de Oriente Medio" (MERS-CoV), y afectó a alrededor de dos mil quinientas personas. Aproximadamente 35% de los pacientes notificados a la Organización Mundial de la Salud (OMS) fallecieron. En este último caso en Arabia Saudí se comprobó que aproximadamente 80% de los casos de infección en seres humanos fueron consecuencia de un contacto directo o indirecto con dromedarios o personas infectadas, siendo estos últimos trabajadores sanitarios en su mayor parte. En el caso del (MERS) era necesario un contacto estrecho y próximo con el infectado, a diferencia de lo que ocurrió posteriormente con el (SARS-CoV-2). Estos dos CoV (SARS-CoV y MERS-CoV) son del género beta y genéticamente diferentes entre sí.


El virus MERS-CoV, ilusración tomada de Ciencia del Viajero de la UNAM.

A finales de noviembre de 2019, cerca del mercado de Huanan, en Wuhan, provincia de Hubei en China, se describió el primer caso de neumonía por un nuevo (CoV), también del género beta, que inicialmente fue designado (2019-nCoV) por investigadores en China. El 11 de febrero de 2020 fue renombrado como (SARS-CoV-2) y la enfermedad se denominó "Covid-19".

Todos los (CoV) que afectan a los seres humanos tienen su origen en diferentes animales, que a su vez pueden infectar a otros animales domésticos y desde ahí contagiarles. Esto se ha demostrado mediante la presencia de anticuerpos en dichos animales. En el caso del (SARS-CoV), el murciélago en herradura, familia "Rhinolophidae", se consideró huésped natural y principal reservorio. Mientras que en el caso del (MERS) fueron los dromedarios los que jugaron el papel de huésped natural y reservorio.

Los estudios iniciales compararon el primer genoma del Covid-19 con el (CoV) del murciélago y comprobaron una secuencia idéntica en 96,2%, porcentaje muy alto pero sin llegar a 100%. Hasta la fecha no se ha señalado con claridad cuál pudo haber sido el animal intermediario, al inicio se señaló como posible responsable al "pangolín", de la familia "Manidae". Estos mamíferos se encuentran en las zonas tropicales de Asia y África. Actualmente, no se ha podido demostrar, incluyendo diferentes estudios como la detección de anticuerpos, que esta especie haya podido ser el huésped intermediario

El origen del coronavirus, ha sido muy debatido: la mayoría de los estudios se han centrado en un origen zoonótico, pero en un nuevo trabajo proveniente de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia; que fue publicado en la revista Risk Analysis, en el que se recogen nuevas evidencias sobre el origen del virus (SARS-CoV-2). se examinó la probabilidad de un origen no natural, es decir, desde un laboratorio, mediante un accidente de escapatoria.

Es un hecho lamentable, pero ya han existido situaciones previas con incidentes de «escapes» de virus de laboratorio, incluso con el (SARS-CoV) en 2004, que dio lugar a una cadena de transmisión transitoria.


Imagen del virus Marburg marburgvirus, causante de la enfermedad hemorrágica parecida el ébola.
Tomado de wikipedia

Un caso más conocido fue el "Virus de Marburg" (Marburg marburgvirus), ciudad de Alemania. Este virus produce una enfermedad hemorrágica similar al "ébola" y los casos se limitaron inicialmente a África. Pero en 1967, trabajadores del laboratorio de esta ciudad cercana a Frankfurt empezaron a encontrarse mal y tener problemas de coagulación en sangre. Prácticamente a la vez, en otro laboratorio de Belgrado (Serbia), empezaron a reportar los mismos síntomas. En total, 31 personas afectadas con una fiebre hemorrágica que terminó matando a siete de ellos. Los dos laboratorios, el de Marburg y el de Belgrado, tenían en común el trabajo con especímenes de "cercopiteco verde" (Chlorocebus aethiops)  importados de Uganda y se pudo demostrar que los afectados habían entrado en contacto con fluidos corporales y tejidos de los animales. El virus fue bautizado como «enfermedad por el virus de Marburgo».


Ilustración del virus provocante de la gripe porcina. Tomada Certeza Biotec.

Otro caso similar es el virus de influenza A(H1N1) "gripe porcina", en el que se cree que otro laboratorio en 1977 podría haber tenido un «escape» trabajando para elaborar una vacuna, pero solamente son suposiciones, ciertamente probables, pero sin la contundencia de pruebas efectivas.

Los resultados alcanzados en este año, en un nuevo estudio, indican una mayor probabilidad de un origen no natural del virus (SARS-CoV-2). Para llegar a esta conclusión, los investigadores, entre ellos Xin Chen, utilizaron una herramienta de análisis de riesgos establecida para diferenciar epidemias naturales y no naturales, la herramienta de evaluación "Grunow-Finke modificada" (mGFT), para estudiar el origen del Covid-19.

No obstante, los investigadores afirman que esta evaluación de riesgos no puede probar el origen específico del virus, pero muestra que no se puede descartar fácilmente la posibilidad de un origen de laboratorio.

Conclusión: el debate sobre el origen de la pandemia de covid-19 sigue sin resolverse años después, y sus posteriores afectaciones, las famosas secuelas, se continuan descubriendo y estudiando.


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