Los huracanes y sus características están ya agravadas por el Cambio Climático.

Antes de entrar en materia sobre la agravación de los efectos que dejan los huracanes, un breve informe sobre los hechos en la reunión COP 16 para la biodiversidad, que se lleva a cabo en estos días en Colombia. 


Las capas de hielo del planeta podrían derretirse y elevar varios metros el nivel de los océanos con un aumento del calentamiento climático de apenas 0.5 grados.
Este año podría aumentar la temperatura 3.1° C
Fotografía de la Agencia noticiosa (Ap) / Archivo


Declaró António Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU): O los líderes cumplen la brecha de emisiones o nos lanzamos de cabeza a un desastre climático, en el que los más pobres y vulnerables serán los que más sufran”.

La (ONU) advirtió, que de acuerdo con el "Informe Brecha de Emisiones 2024": “Las emisiones anuales de gases de efecto invernadero están en su punto más alto, luego de que se incrementaron 1.3 por ciento el año pasado. Si no reducimos esas liberaciones nueve por ciento cada año hasta 2030 no se evitará lo peor del cambio climático. La expulsión de gases que ocasionan el calentamiento global aumentó a un máximo de 57.1 gigatoneladas de dióxido de carbono. En dicho informe también se admite que a la fecha existe poca confianza en la aplicación de estos compromisos de cero emisiones netas, e incluso menciona que las políticas actuales nos encaminan hacia un catastrófico aumento de la temperatura de 3.1 grados centígrados a finales de siglo”.

El objetivo de parar el calentamiento global: “Se declarará inalcanzable en pocos años a menos que las naciones se comprometan colectivamente a reducir 42% las emisiones anuales de gases de efecto invernadero para 2030 y 57 por ciento para 2035 en sus planes nacionales”.

La directora ejecutiva del "Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente", Inger Andersen, expresó que: “... el objetivo de mantener la temperatura media de la tierra 1.5 grados centígrados por encima de la era preindustrial para frenar el aumento de las temperaturas, pronto estará muerto, y el aumento de dos grados centígrados ocupará su lugar en la unidad de cuidados intensivos”.

Por otra parte Anne Olhoff, redactora líder del documento, aseguró: “Si nos fijamos en los avances hacia los objetivos del año 2030, especialmente los de los países miembros del G-20, es evidente que no han avanzado mucho hacia sus objetivos climáticos.”

El calentamiento global potencia los huracanes, aseguran en la (UNAM).

"Desde hace meses, se ha detectado que en los Oceános Atlántico y Pacífico contienen aguas con temperaturas más elevadas, y no sólo son las superficiales y atmosféricas, señala el investigador Francisco Estrada, coordinador del "Programa de Investigación en Cambio Climático" de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Y agregó: "La continua elevación de las temperaturas en los océanos, como parte del recrudecimiento de Calentamiento Global, es el principal factor que ha provocado la rápida formación, elevada intensidad y gran dimensión, entre otras características, de la actual composición de los huracanes, lo que está afectando a las poblaciones y al campo mexicano".

Estrada abundó en su explicación: “Desde hace unos 15 o 20 años ya se viene diciendo que los huracanes por cambio climático se van a volver más intensos, y aunque no sabemos si se van a volver más frecuentes, íbamos a tener un mayor número. Y en efecto, es algo que hemos estado viendo”.

Para esta temporada ciclónica, que va del 1° de junio al 30 noviembre, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), ha registrado once fenómenos en el Océano Pacífico, intensificándose a huracanes: Carlota, Gilma y John, de categorías entre dos y cinco, mientras que,  en el Océano Atlántico se formaron 13, convirtiéndose en huracanes: Berly, Kirk, Helene y Milton, de categorías entre tres y cinco.

“El aumento de la temperatura nos lleva a que, desde hace meses, tenemos básicamente todo el Atlántico y el Pacífico con temperaturas muy elevadas, y no solamente es la superficial y atmosférica, sino el contenido del calor que va adquiriendo el agua en los océanos. Por eso tenemos huracanes que se pueden intensificar muy rápido, como sucedió con Milton, que pasó en menos de 48 horas de tormenta tropical a huracán categoría 5, dejando severos daños en Florida, Estados Unidos.”

Indican los reportes históricos del (SMN), en México han impactado con categoría cinco: Janet (1955), Beulah (1967), Anita (1977), Gilbert (1988) y Dean (2007), en el Atlántico, y desde el Pacífico lo han hecho Patricia (2015) y Otis (2023),.

“Hay que tener también en cuenta que la temperatura global ya ha aumentado 1.2 o 1.3 grados Celsius con respecto al periodo preindustrial, eso ya es demasiado. Los especialistas nos dicen: rebasar 1.5 es muy mala idea, porque va a haber consecuencias muy severas en los sistemas naturales y en la humanidad”.

Al asegurar que rebasar este umbral podría pasar entre cinco o diez años, aunque en los últimos quince meses ya sucedió, alertó que el calentamiento ya provoca temporadas de sequías y huracanes muy largas, y hoy los rendimientos de cultivos en algunos estados ha bajado entre 5% y 20%, como es el caso del maíz.

Los huracanes y el Calentamiento global.

En un articulo de opinión aparecido en el diario La Jornada, este 14 de octubre, nos dice Ivan Restrepo: "John mostró que las medidas adoptadas el último año en Acapulco y poblaciones vecinas para paliar los efectos de Otis son las mismas que distinguen al modelo de crecimiento urbano vigente: obsoleto en todo sentido."

"Ninguna dependencia de Estados Unidos relacionada con los huracanes previó que la fuerza de Helene dejara a su paso por el surestede ese país tantos muertos: 227 entre el 26 y el 27 de septiembre pasado. Y serán más, pues los rescatistas siguen buscando a decenas de personas desaparecidas. Más de la mitad de las víctimas vivían en Carolina del Norte, donde laa fuerza del viento y la lluvia arrasaron localidades enteras y dejaron sin energía eléctrica a millones de hogares".

"Helene causó daños materiales en 15 estados más. La última actualización de datos sobre los ocasionados a las casas y locales comerciales y/o de pequeñas industrias, fluctúan entre treinta  mil quinientos y cuarenta y siete mil quinientos millones de dólares. Pero menos de la mitad contaban con seguro contra daños por huracanes. Helene es así el ciclón más mortífero desde Katrina, en 2005".

"La semana pasada, otro huracán, Milton, causó 16 muertes y severos daños a su paso por el estado de Florida. No fue tan letal como se pensó, pero allí hace dos años Ian, dejó pérdidas multimillonarias en el agro y en edificios, propiedades personales así como en infraestructuras públicas y privadas. Milton golpeó a Tampa y poblaciones vecinas y tomará tiempo determinar el daño económico que causó, especialmente en zonas ya afectadas por Helene".

"En cuanto a México, el próximo 25 de octubre se cumple un año de que Otis, de categoría 5, tocó tierra en la ciudad de Acapulco. A pesar de que hubo previamente varios avisos sobre su posible llegada, ni las autoridades de los tres niveles de gobierno, ni la población se prepararon para enfrentar un fenómeno natural de tales dimensiones, se acrecentó en horas."

"Según estimaciones del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, 274 mil viviendas, más de 47 mil negocios, mil 224 escuelas y 80% de los hoteles tuvieron daños de severos a leves. No escaparon de la situación anterior los hospitales y centros de salud. El número oficial de fallecidos, fue de cincuenta, además de decenas de desaparecidos. Las pérdidas económicas ascendieron a más de 16 mil millones de dólares".

Otis desveló la falta de normas claras por parte de las instancias gubernamentales sobre la construcción de infraestructura urbana; la expansión caótica de la ciudad hacia áreas catalogadas como frágiles y/o peligrosas, en las que fincaron sus hogares miles de familias pobres. Ningún hotel o edificio habita- cional en la zona costera tenía sistemas adecuados de protección contra huraca- nes. Tampoco el comercio y los negocios vinculados con la vida diaria de casi un millón de personas y de la actividad tu- rística, principal fuente de ingresos de Acapulco.

"Y casi un año después, el 27 de septiembre pasado, las intensas lluvias dejadas por el huracán John, hicieron que Acapulco fuera declarado nuevamente zona de desastre. Miles de familias perdieron todo y también en otras partes de los estados de Guerrero y Michoacán. Las lluvias afectaron a cerca de ciento diez mil personas y veintisiete mil viviendas en veintiocho municipios de Guerrero. En el puerto de Acapulco hay unos cuarenta mil hogares afectados y más de ciento treinta mil damnificados".

"John mostró que las medidas adoptadas el último año en esa ciudad y poblaciones vecinas para paliar los daños que dejó Otis son las mismas que distinguen al modelo de crecimiento urbano vigente: obsoleto en todo sentido. En primer lugar, por no tener en cuenta los problemas que en el futuro traerán a esa parte de Guerrero los huracanes y las lluvias torrenciales. Los más perjudicados, como siempre, las familias de menores ingresos".

"Sin embargo, no es sólo un problema de México, en Estados Unidos los cuatro destructores huracanes que han tenido este siglo muestran que las instancias gubernamentales tampoco toman en cuenta la necesidad de variar el modelo energético vigente y a la vez el de ocupación territorial, a fin de evitar muertes y daños a la infraestructura pública y a la economía".

"Y lo fundamental: en ambos países lo que los gobiernos dedican a combatir el Cambio Climático, que ocasiona el calentamiento de los océanos, origen de huracanes más frecuentes y destructores, no representa ni 0.2% de lo que cuesta la rehabilitación de las zonas afectadas. Se olvida nuevamente que es mucho más conveniente prevenir al máximo los desastres naturales, en muy buena parte debidos a las actividades humanas, que paliar los problemas que ocasionan".



En imagen de octubre pasado, pequeñas olas chocan contra diques en Shishmaref, Alaska, ante el aumento del nivel del mar, las inundaciones, de la erosión y la pérdida de tierra y de hielo marino, que han llevado a los residentes a votar dos veces si es pertinente evacuar de manera permanente.
Fotografía de la Agencia noticiosa (Ap).

Calentamiento Global impulsado por un frente que no ha sido atendido. 

Con motivo de los últimos huracanes registrados en Norteamérica y aún otras regiones del planeta, los expertos más calificados en el tema advierten cómo los gobiernos siguen sin dar a los océanos la importancia que tienen como origen de esos fenómenos naturales. Tampoco se la dan pese a que los océanos son un importante sumidero de carbono y fundamentales para las políticas para evitar el Calentamiento Global. También básicos para la vida silvestre y millones de personas que fincan su economía y calidad de vida en el mar.

Los científicos advierten que el cambio climático generado por las actividades humanas hacen a los huracanes más destructivos. Por su culpa, aseguran, hoy es 2.5 veces más probable que se den tan intensos como Otis, Helen o Katrina que afectaron gravemente a México y Estados Unidos. Y que si anteriormente se esperaba que un huracán de gran poder destructivo se formara una vez cada 130 años, ahora la probabilidad se modificó, quedando en la actualidad es de uno cada 53 años.

Pero los meteorólogos que en Estados Unidos abordaron con datos muy precisos la importancia de los huracanes que recientemente afectaron a dicho país.

Sin embargo, son víctimas de una campaña que los culpa de los daños ocasionados por Helen y Milton. Además, les son atribuidas falsas teorías sobre el clima; se afirma que hay huracanes de categoría 6, lo que es falso; y que los meteorólogos controlan el clima, lo cual no es verdad; y que ellos y el gobierno actual norteamericano están creando y dirigiendo huracanes hacia Estados Unidos para dañar a la ciudadanía, la infraestructura pública y las actividades económicas.

Los promotores de esa campaña de desinformación ignoran que los océanos proporcionan la mitad del oxígeno del mundo. Sin embargo, lamentablemente, carecen de la protección legal que merecen. Y destacadamente casi dos tercios de ellos, que se encuentran fuera de las fronteras nacionales, que no pertenecen a nadie, que se conocen comúnmente como “alta mar”.

Pero hay una noticia alentadora: luego de dos décadas de negociaciones, el año pasado se firmó en la sede de la (ONU) un tratado que es el inicio de una política global para proteger los océanos. Ello incluye la posibilidad de frenar la pesca ilegal que agota las poblaciones de peces, priva a las comunidades costeras de una fuente vital de alimentos y reduce su calidad de vida. Dicho tratado es fundamental para hacer realidad el compromiso de garantiza el buen estado de un tercio del mar y la tierra para 2030. Y aunque en los medios no se ha destacado su importancia, se trata de una forma de garantizar la vida marina y la biodiversidad para las futuras generaciones.

El tratado se firmó precisamente cuando los océanos sufren una creciente contaminación de sustancias tóxicas y basura diversa, como los plásticos, a lo que se suman los proyectos de extraer minerales del fondo del océano a profundidades superiores a doscientos  metros. Tal es el caso de los minerales que requieren las baterías de los coches eléctricos. Vastas áreas del océano Pacífico, por ejemplo, son ricas en minerales de alto valor comercial, como es el: manganeso, níquel, cobre, cobalto y otros más.

Quienes abogan por apoyar la minería en aguas profundas sostienen que es menos dañina que la que se realiza en tierra, la cual no tiene serias pruebas que lo sustenten, y una vez iniciada, no tendrá visos de concluir en el futuro cercano. Se intuye que la minería en aguas profundas causará “daños irreversibles” a la vida y los sistemas marinos, en forma similar a lo que produce en tierra firme.

La creciente demanda de los minerales citados se debe en muy buena parte a las políticas para reducir las emisiones de carbono. Según la Agencia Internacional de Energía, para el año 2040, se habrá duplicado la demanda mundial que hoy existe de esos metales, destinados especialmente para la fabricación de: baterías de vehículos eléctricos, paneles solares y turbinas eólicas.

Hasta hoy treinta estados, entre ellos: Reino Unido, Suecia, Irlanda, Alemania, Francia, España, Brasil, Nueva Zelanda, Canadá, Costa Rica, Chile, Panamá, Palau, Fiji y los Estados Federados de Micronesia, han pedido oficialmente una moratoria y/o prohibición de la minería comercial en aguas profundas. En cambio, Noruega la aprobó.

Bien vale citar lo que pasa en México sobre este asunto, debido a que ya existe una pésima experiencia al haber concedido un permiso para explotar un mineral en aguas nacionales.

Finalmente se da voz a  Carlos Gay García, investigador del "Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático" de la (UNAM), criticó que no se han realizado cambios concretos en el mundo con la finalidad de atender el calentamiento global, pese a la realización de veintiocho cumbres climáticas, por lo que instó a aplicar acciones a nivel global para mitigar las afectaciones.

Al conmemorarse el Día Mundial contra el Cambio Climático (24 de octubre), en el Auditorio Dr. Julián Adem, de la (UNAM), Gay García denunció que se han promovido mecanismos, como la economía verde o circular, de los que sólo se benefician algunos países por los temores en la reducción de la producción y comercialización de insumos en el planeta. Reconoció que sólo se han alcanzado algunos cambios en los casi treinta años de las (COP), como el reconocimiento de las comunidades indígenas y el impulso de las energías renovables.

Resaltó que México ha tenido interés desde 1995 sobre las emisiones de contaminantes al participar en la primera (COP), realizada en la ciudad de Berlín, donde él fue miembro de la delegación mexicana, y evidenció que las actuales cumbres se han realizado en países petroleros.

Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático de la (UNAM), alertó que ya estamos cerca de llegar al umbral de los 1.5 grados centígrados respecto a la era preindustrial, “lo cual es muy peligroso” para el planeta, y quizás la realidad que el año actual ha dejado lo desmienta parcialmente, dado que las irregularidad climáticas demuestran que es muy factible que ya esté superado con creces ese umbral.




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