Los asteroides, compañeros de la Tierra, los que en ocasiones se consideran de alto riesgo, por su posible impacto contra nuestro planeta:.
Astrónomos detectan por azar un asteroide entre Marte y Júpiter.
Estos cuerpos celestes contenidos en algunos de sus reservorios se ubican muy cerca de nuestro planeta, son viajeros constantes, el más famoso de ellos es el Cinturón de Asteroides" entre Marte y Júpiter.
Utilizando el Telescopio Espacial James Webb, astrónomos localizaron un asteroide entre los planetas Marte y Júpiter. Fotografía de la Agencia Europa Press.
Utilizando el Telescopio Espacial James Webb (JWST), astrónomos europeos han detectado un asteroide previamente desconocido del tamaño aproximado al del Coliseo de Roma, que se encarto ubicado en el cinturón principal de asteroides entre los planetas Marte y Júpiter.
Las dimensiones de este asteroide, van entre los cien y doscientos metros de longitud, es el objeto más pequeño observado hasta la fecha con ese telescopio, anunció la Agencia de Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), en el comunicado emitido sobre este descubrimiento, fruto de la casualidad, indicando que se necesitarían más observaciones para caracterizar mejor su naturaleza y propiedades. Lo anterior en consecuencia de que la observación al realizar labores de calibración del Instrumento Infrarrojo Medio (MIRI) del telescopio, que opera en longitudes de onda del infrarrojo medio.
Declaró Thomas Muller, astrónomo del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre, en Alemania: "De forma completamente inesperada, detectamos un pequeño asteroide. La increíble sensibilidad del (JWST) hizo posible ver este objeto de aproximadamente cien metros a una distancia de más de cien millones de kilómetros".
El asteroide (2023 DZ2) cruzó entre las órbitas de la Tierra y la Luna,
el pasado mes de septiembre.
Formado por piedra, hielo, polvo y una serie de gases, el asteroide pasará a unos 170 mil kilómetros de la Tierra. Fotografía de la Agencia (NASA).
Un asteroide de aproximadamente setenta metros de diámetro, clasificado como un objeto cercano a la Tierra del "Grupo Apolo", identificado como "2023 DZ2", descubierto hace un mes por unos aficionados a la astronomía, con el telescopio Isaac Newton del Grupo de Telescopios Isaac Newton situado en el Observatorio del Roque de los Muchachos (La Palma), cruzó la tarde-noche de él sábado 14 de septiembre, entre las órbitas de la Tierra y la Luna a una distancia tan relativamente cercana de nuestro planeta que pudo ser visible con pequeños telescopios e inclusive binoculares.
Así lo dio a conocer la (NASA), la cual descartó la mínima posibilidad de colisión contra la Tierra, situación que al inicio se estimaba de alta probabilidad, lo que le otorgó una inusual fama. Ello generó se efectuaran de manera muy rápida los estudios y análisis, sobre su trayectoria, si bien precisó que cuerpos espaciales de ese tamaño sólo se aproximan a nuestro planeta, cada diez años.
Por la estancación de su colisión en la superficie de nuestro planeta, de forma popular se le conoció como (City Killer) “asesino de ciudades”, dado que es lo suficientemente grande como para arrasar una urbe entera. Sin embargo, prontamente se conoció que su órbita está afectada por una resonancia secular con el planeta Júpiter, lo que hace muy poco probable se presente la colisión.
La investigación fue completada en tan sólo un mes, y en ella también participaron los expertos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que contribuyeron en el descubrimiento del asteroide, el resultado de dicha investigación acaba de publicarse en la revista europea líder en astrofísica "Astronomy & Astrophysics", y demuestra que es posible realizar un estudio detallado y fiable de las propiedades físicas de un asteroide en un corto plazo de tiempo. En ella, se describió al objeto espacial, como extremadamente sólido, como lo atestigua su rápida rotación, gira unas diez veces cada hora, con un tamaño de unos 70 metros, tan grande como la Estatua de la Libertad.
Formado por metal, piedra, hielo, polvo y una serie de gases, pasará a unos 170 mil kilómetros de la Tierra, equivalente a poco más cuatro vueltas al mundo por el ecuador, a una velocidad de 28 mil kilómetros por hora, y debido a su peligro potencial, en un principio este asteroide fue incluido por la (NASA) en la “lista de riesgos” de colisión contra nuestro planeta, aunque fue eliminado al descartarse esa posibilidad en, al menos, los próximos cien años.
Para llevar a cabo el estudio, se han empleado varias técnicas observacionales: espectroscopía, fotometría, algoritmos de aprendizaje automático (machine learning) e Inteligencia Artificial (IA); para identificar nuevos objetos en las imágenes obtenidas con el telescopio, y simulaciones numéricas para explorar su evolución dinámica.
Los algoritmos de detección son exclusivos del proyecto rumano "ParaSOL", que es financiado por la "Executive Agency for Higher Education, Research, Development and Innovation Funding" (UEFISCDI), y de la "European Near Earth Asteroids Research" (EURONEAR), una colaboración internacional que incluye una mayoría de astrónomos profesionales, aficionados y estudiantes de: Rumanía, España, Inglaterra y Chile, entre otros países.
Recreación artística del cuerpo celeste captado por expertos europeos gracias al telescopio espacial (JWST),
del tamaño del Coliseo de Roma. Fotografía de la agencia NASA.
Identifican nueva clase de asteroides ricos en agua en el cinturón entre Marte y Júpiter..
Con el uso de nuevas mediciones astronómicas mediante espectroscopia infrarroja permitieron identificar una clase de asteroides hasta ahora desconocida. Se encuentran situados en el "Cinturón de Asteroides" entre Marte y Júpiter y, al igual que el planeta enano Ceres, son ricos en agua. El estudio, a cargo del doctor Driss Takir, que es astrofísico del Centro Espacial Johnson de la (NASA) y autor principal del mismo, que fue publicado en "Nature Astronomy".
Según los modelos informáticos, se teorizó que, poco después de su creación, complejos procesos dinámicos desplazaron estos asteroides desde las regiones exteriores de nuestro sistema solar hasta ese sitio.
El planeta enano Ceres que es el mayor objeto de ese disco circunestelar, cuenta con un diámetro ecuatorial de unos 900 kilómetros, y muchos otros cuerpos pequeños orbitan también en esa región.
Explicó en un comunicado Mario Trieloff, del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Heidelberg: “Son los restos de los materiales de construcción a partir de los cuales se crearon los planetas de nuestro sistema solar hace unos cuatro mil quinientos millones de años. En estos pequeños cuerpos y sus fragmentos, los meteoritos, encontramos numerosas reliquias que apuntan al proceso de formación de los planetas y muestra que los pequeños proceden de todas las regiones del sistema solar primitivo. Se infiere que a través de pequeños cuerpos procedentes del sistema solar exterior, el agua podría haber llegado a la Tierra, aún en crecimiento, en forma de asteroides, ya que los componentes básicos de los planetas del sistema solar interior tendían a ser áridos".
Los nuevos espectros infrarrojos fueron medidos por el doctor Driss Takir en las instalaciones del Telescopio Infrarrojo de la (NASA) en el Observatorio de Mauna Kea, en Hawai, quien sostuvo que: “Las mediciones astronómicas permiten identificar asteroides similares a Ceres con un diámetro tan pequeño como cien kilómetros, situados en una región confinada entre Marte y Júpiter cerca de la órbita de Ceres. Al mismo tiempo, los espectros infrarrojos apoyan las conclusiones sobre la composición química y mineralógica de los cuerpos. Al igual que Ceres, en la superficie de los asteroides descubiertos hay minerales que se originaron a partir de una interacción con agua líquida. Los pequeños cuerpos astronómicos son bastante porosos, otra característica compartida con Ceres y un indicio de que el material rocoso es aún bastante original".
Añadió Wladimir Neumann, integrante del equipo de Trieloff, y responsable de la modelización informática del desarrollo térmico de los pequeños cuerpos: “Poco después de la formación de los asteroides, las temperaturas no eran lo suficientemente altas como para convertirlos en una estructura rocosa compacta; mantuvieron el carácter poroso y primitivo típico de los planetas helados exteriores situados lejos del Sol. Las propiedades de esos objetos similares a Ceres y su presencia en una zona estrecha del cinturón exterior de asteroides sugieren que estos se formaron por primera vez en una región fría en el borde de nuestro sistema solar".
Así como se les puede consideran como factores de riesgo en contra de la vida que se ha desarrollado en la Tierra, también juegan el papel de informantes para los científicos en sus investigaciones sobre la formación del Sistema Solar y sus planetas.
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