Cráneo bien conservado de "Pierolapithecus catalaunicus", mismo que vivió hace 12 millones de años en Cataluña, da la idea de que esta especie representa uno de los primeros miembros de la familia de los grandes simios y de los humanos.

Ya en agosto del año 2010, el director e investigador del Institut Català de Paleontologia "Miquel Crusafont" (ICP), David M. Alba, uno de los investigadores invitados al "IX Stony Brook Human Evolution Symposium and Workshop", celebrado en "Turkana Basin Institute", en Kenia, bajo el tema "Our Ancestor 'Ancestor: the Miocene roots of the Hominin Tree", participó a invitación del comité organizador de este congreso, mismo que reunió a los principales especialistas mundiales en hominoideos fósiles, para profundizar en la comprensión del origen y evolución de los "homininis".

Los hominoideos son una superfamilia de primates, que incluye la familia de los hilobátidos (gibones), y los homínidos, esto es, los grandes simios antropomorfos y los humanos. Los homininis los configuran el género Homo, los humanos modernos y otros géneros extintos como los "Australopithecus" o "Paranthropus".


Recreación escultórica del medio ambiente en que se ubica al "Pierolapithecus catalaunicus", David M. Alba con un artículo de revisión publicado en la revista "Journal of Human Evolution", en su calidad de experto y director del Institut Català de Paleontologia "Miquel Crusafont" (ICP), y conjuntamente con Alessandro Urciuoli, investigador postdoctoral 'Margarita Salas' de la Universitat Autònoma de Barcelona, se repasó la evolución de los primates hominoideos durante el Mioceno, que sucedió de entre hace veintitrés y cinco millones de años, desde la perspectiva de las controversias que han rodeado, y aún le rodean, las relaciones de parentesco entre los miembros extintos del grupo y sus representantes actuales, incluidos los humanos.
Tomada de la página del Institut Català de Paleontologia "Miquel Crusafont".  

El objetivo del simposio era favorecer un debate científico intenso para avanzar en el conocimiento de las diferentes etapas evolutivas que nos llevan desde el homininis más antiguos hasta los humanos actuales.

En aquella ocasión, fue David M. Alba, quién aportó el conocimiento de los hominoideos del "Mioceno Medio" y "Mioceno Superior" descritos en investigaciones hechas desde el (ICP), siendo estos: (Pau), "Pierolapithecus catalaunicus", "Dryopithecus fontani", (Lluc), "Anoiapithecus brevirostris", los tres de alrededor de unos doce millones de años de antigüedad (Ma); y (Jordi), "Hispanopithecus laietanus" de nueve (Ma). Este conjunto fósil es clave para entender la etapa evolutiva común a los humanos y los grandes simios antropomorfos: gorilas, chimpancés, bonobos y orangutanes. La participación en este encuentro supone un reconocimiento al trabajo del Grupo de Investigación en Paleoprimatología y Paleontología humana del ICP, liderado por Salvador Moyà.

De las conversaciones y discusiones recogidas en aquel mes de agosto en Kenia se observó el consenso en las líneas evolutivas generales de los hominoideos, pero también el gran desacuerdo sobre la posición filogenética y el estatus taxonómico de determinados fósiles. También destacó la confusión existente actualmente sobre la posición filogenética de los  gibones, que aparentemente presentan un elevado grado de "homoplasia" (falsa homología). El consenso alcanzado en el debate, fue que deberá continuarse la investigación y su análisis correspondiente, partir de hallazgos e investigaciones futuras.

Es entonces, ahora en el 2023, con el apoyo de la tecnología que permite el uso de tomografías computarizadas para reconstruir virtualmente el cráneo fosilizado, que se ha analizado de nuevo al "Pierolapithecus catalaunicus" , mismo que fue localizado en el noreste de España en diciembre de 2002 por los trabajadores de una obra de un vertedero y un equipo de paleoantropólogos españoles dirigidos por Salvador Moyà Solà, quiénes se encargaron de las labores de excavación desde el primer momento, el espécimen que vivió hace entre unos doce y trece millones de años, en una época escasamente estudiada, el cual, por cierto, fue nombrado como «Pau». Su importancia estriba en que podría ser el antecesor común del hombre y los grandes simios.

Que por primera vez fue descrito en la revista "Science", el 19 de noviembre del año 2004, y que formaba parte de un grupo diverso de especies de simios extintas que vivieron en la actual Europa hace entre quince y siete millones de años.

El cráneo bien conservado, en general, aunque dañado, de una especie de grandes simios que vivió hace unos doce o trece millones de años fue recreado por un equipo internacional de paleontólogos, cuyas conclusiones se publican en "Proceedings", de la Academia Nacional de Ciencias.

La especie es clave para comprender la naturaleza mosaico de la evolución de los homínidos, que comprende a los llamados grandes simios y homos, porque se conoce a partir de un cráneo y un esqueleto parcial del mismo individuo, una rareza en el registro fósil, según los autores del trabajo, 


De izquierda a derecha, el fósil poco después del descubrimiento, luego de la preparación inicial y posteriormente, de la reconstrucción virtual. Foto David Alba, S. Moyá-Solá y Kelsey Pugh, respectivamente

Las características del cráneo y los dientes son en extremo importantes para resolver las relaciones evolutivas de las especies fósiles, y cuando encontramos este material en asociación con huesos del resto del esqueleto, nos da la oportunidad de ubicar con precisión las especies en el árbol genealógico de los homínidos y de aprender más sobre la biología del animal en términos de, por ejemplo, cómo se movía en su entorno, explicó en un comunicado Kelsey Pugh, autora principal del estudio e investigadora asociada en la División de Antropología del Museo de Historia Natural y profesora en la Universidad de Brooklyn.

Trabajos anteriores sobre (Pau), sugieren que un plan corporal erguido precedió a adaptaciones que permitieron a los homínidos colgarse de las ramas de los árboles y moverse entre ellas. Sin embargo, persiste el debate sobre el lugar evolutivo de la especie, en parte debido al daño en el cráneo.

Uno de los problemas persistentes en los estudios sobre la evolución de los simios y los humanos es que el registro fósil es fragmentario y muchos especímenes están distorsionados y conservados de forma incompleta, señaló Ashley Hammond, coautora del trabajo, curadora asociada y presidenta de la División de Antropología del museo. Esto hace que sea difícil llegar a un consenso sobre las relaciones evolutivas de los fósiles claves que son esenciales para comprender la evolución de los simios y los humanos.

En un esfuerzo por aclarar esas dudas, los investigadores utilizaron tomografías computarizadas para reconstruir virtualmente el cráneo de Pierolapithecus, compararlo con otras especies de primates y modelar la evolución de características claves de la estructura facial de estos animales. Descubrieron que comparte semejanzas en la forma y el tamaño general de la cara con los grandes simios fosilizados y vivos, pero también tiene rasgos faciales distintos que no se encuentran en otros primates del Mioceno Medio. Los resultados son consistentes con la idea de que esta especie representa uno de los primeros miembros de la familia de los grandes simios y de los humanos.


El día cinco de diciembre del año 2002, aparece por casualidad al reparar un camino en las obras de ampliación del vertedero de Can Mata, en Els Hostalets de Pierola, un cráneo y una decena de dientes de un antropoide macho de entre 30 y 35 kilógramos de peso, que vivió hace entre doce y trece millones de años, que había sido devorado por carroñeros. La gran importancia del hallazgo reside en que corresponde a una franja cronológica de la que apenas existen fósiles y que es cuando debió existir el antepasado común de los grandes antropoides actuales.
Fotografía tomada de la página de "Science".

Detalló el coautor Sergio Almécija, científico investigador senior de la División de Antropología del Museo: “Un resultado interesante del modelado evolutivo del estudio es que el cráneo de Pierolapithecus tiene una forma y un tamaño más cercanos al ancestro a partir del cual evolucionaron los grandes simios y los humanos. Por otro lado, los gibones y los siamangs ‘simios menores’ parecen derivarse de forma secundaria en relación con la reducción de tamaño”.

Es impresionante los adelantos logrados con el apoyo de las nuevas herramientas tecnológicas, es posible observar de nuevo los vestigios del pasado, pero con nueva mirada. Y es muy posible que en el corto plazo se pueda mirar de nuevo a "Pierolapithecus catalaunicus", alias (Pau), con un cristal distinto, que hará diferencia, pero también podría suceder que se descubrieran nuevos fósiles de esta especie.




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