La nave Voyager 2, lanzada en 1977, continua su curso al espacio exterior, con algunas fallas, pero con un impulso sin precedentes de los científicos que la mantienen en funcionamiento.
En el año 1977, la Agencia de Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), se dió a la singular tarea de enviar dos naves no tripuladas que cruzaría el Sistema Solar y buscarían llevar constancia de la evolución de la vida en el planeta Tierra hasta lugares muy distantes, buscando alcanzar a los planetas exteriores, es el aún vigente: "Proyecto Voyager".
Ilustración de las trayectorias de las dos sondas del Proyecto Voyager.
Tomada del sitio Solar System. nasa. gov. svg.
El proyecto, muy innovador en esa época, constó de dos sondas, la primera "Voyager 1" lanzada el 5 de septiembre de 1977, y la segunda "Voyager 2", lanzada el 20 de agosto de ese mismo año. Ambas sondas llevan consigo un "disco de oro" con una selección de hora y media de duración de música proveniente de varias partes y culturas del mundo, saludos en 55 idiomas humanos, un saludo del entonces secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), así como el ensayo "Sonidos de la Tierra", que es una mezcla de sonidos característicos del planeta. También contiene 115 imágenes, más una de calibración, donde se explica en lenguaje científico la localización de nuestro Sistema Solar, las unidades de medida que se utilizan, características de la Tierra, y características del cuerpo y la sociedad humana. Este disco fue ideado por un comité científico presidido por el astrónomo Carl Sagan (1934 - 1996), quien, refiriéndose al mensaje, aseguraba que su objetivo principal no es el ser descifrado, por el hecho de que su simple existencia pone de manifiesto la de los humanos, así como sus esfuerzos por contactar a otras especies inteligentes que pudiesen existir fuera del Sistema Solar.
Y las naves han seguido su camino durante cuarenta y seis años, y las expectativas se han cubierto paulatinamente. El 13 de septiembre de 2013, informó la (NASA) que la Voyager 1 se había convertido en el primer objeto creado por el hombre en alcanzar el "espacio interestelar", no en abandonar el Sistema Solar, pues este se extiende hasta más allá de la llamada "Nube de Oort", que comienza a una distancia de alrededor de dos mil Unidades Astronómicas (UA) del Sol. Luego siguiendo su rumbo para abandonar el Sistema Solar se ha alejado hasta una distancia de seis veces la órbita del planeta Neptuno, el planeta más exterior, a más de veinte mil millones de kilómetros del Sol; el escritor de asuntos científicos Richard A. Kerr (nacido el tres de febrero de 1952), expresó: "Ahora está en el abismo del espacio interestelar".
Esta imagen de archivo tomada en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA el 23 de marzo de 1977, muestra a los ingenieros preparando la nave espacial Voyager 2 antes de su lanzamiento ese año.
Crédito: NASA/JPL-Caltech.
Por su parte, la sonda Voyager 2 adoptó una trayectoria diferente en su encuentro con Saturno, sacrificando la cercanía a Titán, pero adoptando un mayor impulso gravitacional en su viaje hacia los planetas Urano (1986) y Neptuno (1989). Antes de abandonar el Sistema Solar, fue la única sonda en sobrevolar estos dos gigantes planetas exteriores y gaseosos.
El cinco de noviembre del año 2018, salió de la "Heliopausa", que es el punto en el que el "Viento Solar" se une al "medio interestelar" o al "viento estelar" procedente de otras estrellas más lejanas. Es el límite de la "Heliosfera", esto fue registrado por un instrumento de Plasma que midió una fuerte caída de las partículas del viento solar. Para el ocho de julio del 2019, la (NASA) informó que había apagado los calentadores de la sonda, con objeto de reducir el consumo de corriente eléctrica y prolongar su vida útil.
El 21 de diciembre del año 2021, se ha convertido en uno de los objetos más distantes que han creado los humanos. En la actualidad la única antena disponible para enviar órdenes a la sonda Voyager 2 es la "DSS 43", que es la antena australiana de la infraestructura "Deep Space Network" (DSN), esto es, la "Red de Espacio Profundo", que es una red de antenas de radio situadas en diferentes naciones. Sin embargo desde marzo del 2020 se suspendieron las comunicaciones con la sonda pues era necesario realizar una serie de mejoras en la antena. La antena y la sonda volvieron a retomar el contacto a principios de 2021.
La sonda Voyager 2, enviada al espacio en agosto de 1977 y situada a 19 mil 900 millones de kilómetros de la Tierra, envió una señal de su "latido", informó este martes la NASA tras haber interrumpido por error el contacto con su mítica nave. Fotografía Europa Press.
El 21 de julio pasado, informó un laboratorio de la NASA, que en una actualización reciente, una serie de órdenes enviadas a la Voyager 2: "...hicieron inadvertidamente que la antena apuntara a dos grados de la Tierra. Ello ocasionó que dejara de transmitir datos al control de misión y de recibir órdenes, una situación que no se esperaba que se resolviera hasta el 15 de octubre, cuando estaba prevista una maniobra de re-orientación automática".
Y fue el martes primero de agosto que la directora del "Proyecto Voyager", Suzanne Dodd, explicó en una entrevista a la Agencia Afp que: "El equipo hizo un último esfuerzo por restablecer el contacto cuanto antes con la ayuda de "DSN", un conjunto internacional de antenas de radio gigantes y de otras que orbitan la Tierra. Para mi sorpresa, dio resultado. Esto tuvo éxito porque vemos la señal del 'latido' de la nave espacial", lanzada para explorar los planetas exteriores y servir de faro de la humanidad. Entonces sabemos que la nave espacial está viva y en funcionamiento. Se le han dado nuevas instrucciones para que la antena de la nave apunte a la Tierra, pero existe una "baja probabilidad" de que funcione".
Como el 15 de octubre queda lejos, la NASA seguirá intentando transmitir órdenes.
Su gemela Voyager 1, también lanzada en 1977, se convirtió en la primera nave en entrar al espacio interestelar en 2012 y actualmente se encuentra a unos 24 mil millones de kilómetros de la Tierra, mientras que la Voyager 2 está a 19 mil 900 millones de kilómetros, de nuestro planeta.
Dijo Nicola Fox, quién es directora de la División de Heliofísica en la sede de la (NASA) en Washington:
"Las sondas gemelas Voyager de la NASA se han convertido, en cierto modo, en cápsulas del tiempo de su era: cada una lleva un reproductor de cintas de ocho pistas para grabar datos, tienen unas 3 millones de veces menos memoria que los teléfonos móviles modernos y transmiten datos unas treinta y ocho mil veces más lento que una conexión a internet 5G.
Sin embargo, las Voyagers se mantienen a la vanguardia de la exploración espacial. Administradas y operadas por el "Jet Propulsor Laboratory" (JPL), "Laboratorio de Propulsión a Chorro", de la NASA, en el sur de California, son las únicas sondas que han explorado el espacio interestelar, el océano galáctico por el que viajan nuestro Sol y sus planetas.
El Sol y los planetas residen en la heliosfera, que es una burbuja protectora creada por el campo magnético del Sol y el flujo hacia afuera del viento solar (partículas cargadas del Sol). Los investigadores, algunos de ellos más jóvenes que las dos naves espaciales distantes, están combinando las observaciones de las Voyagers con datos de misiones más nuevas para obtener una imagen más completa de nuestro Sol y cómo la heliosfera interactúa con el espacio interestelar.
El "Interactivo de la Agencia sobre el Sistema Solar" permite a los usuarios ver dónde están las Voyagers en este momento en relación con los planetas, el Sol y otras naves espaciales.
La flota de misiones de heliofísica brinda información invaluable sobre nuestro Sol, desde la comprensión de la corona o la parte más externa de la atmósfera solar, hasta el examen de los impactos del Sol en todo el sistema solar, incluso aquí en la Tierra, en nuestra atmósfera y en el espacio interestelar. Durante los últimos 46 años, las misiones Voyager han sido integrales para proporcionar este conocimiento y han ayudado a cambiar nuestra comprensión del Sol y su influencia de una manera que ninguna otra nave espacial puede”.
Las Voyagers también son embajadoras, cada una con un disco de oro que contiene imágenes de la vida en la Tierra, diagramas de principios científicos básicos y audio que incluye sonidos de la naturaleza, saludos en varios idiomas y música. Los registros recubiertos de oro sirven como un “mensaje en una botella” cósmico para cualquiera que pueda encontrarse con las sondas espaciales. A la velocidad con la que el oro se descompone en el espacio y es erosionado por la radiación cósmica, los registros durarán más de mil millones de años".
Esta es una imagen del planeta Urano tomada por la nave espacial Voyager 2 en 1986.
Créditos: NASA / JPL-Caltech.
Se expresó aportando información valiosa Linda Spilker, científica adjunta del Proyecto Voyager en (JPL):
“Hoy, mientras ambas Voyager exploran el espacio interestelar, están brindando a la humanidad observaciones de un territorio desconocido”, “Esta es la primera vez que hemos podido estudiar directamente cómo una estrella, nuestro Sol, interactúa con las partículas y los campos magnéticos fuera de nuestra heliosfera, ayudando a los científicos a comprender el vecindario local entre las estrellas, cambiando algunas de las teorías sobre esta región y proporcionando información clave para futuras misiones.
A lo largo de los años, el equipo de Voyager se ha acostumbrado a superar los desafíos que conlleva operar una nave espacial tan madura, a veces recurriendo a colegas jubilados por su experiencia o investigando documentos escritos hace décadas.
Cada Voyager funciona con un generador termoeléctrico de radioisótopos que contiene plutonio, el cual emite calor que se convierte en electricidad. A medida que el plutonio se descompone, la producción de calor disminuye y las Voyager pierden electricidad. Para compensar, el equipo apagó todos los sistemas no esenciales, pero también algunos que alguna vez se consideraron esenciales, incluidos los calentadores que protegen los instrumentos que aún funcionan de las gélidas temperaturas del espacio. Los cinco instrumentos a los que se les apagaron los calentadores desde 2019 todavía funcionan, a pesar de estar muy por debajo de las temperaturas más bajas a las que se probaron.
Recientemente, Voyager 1 comenzó a experimentar un problema que provocó que la información sobre el estado de uno de sus sistemas a bordo se confundiera. A pesar de esto, el sistema y la nave espacial continúan funcionando con normalidad, lo que sugiere que el problema está en la producción de los datos de estado, no en el sistema en sí. La sonda sigue enviando observaciones científicas mientras el equipo de ingeniería intenta solucionar el problema o encontrar una manera de sobrellevarlo".
Representación artística de las sondas Voyager 1 (arriba) y Voyager 2, el Sol, la "heliosfera" y la" heliopausa," situación al mes de agosto de 2017. Al detectarse anomalías en la frontera del Sistema Solar.
NASA/JPL-Caltech, del sitio RT.
Suzanne Dodd, complemento sus declaraciones: "Las Voyagers han continuado haciendo descubrimientos sorprendentes, inspirando a una nueva generación de científicos e ingenieros. No sabemos cuánto tiempo continuará la misión, pero podemos estar seguros de que las naves espaciales proporcionará aún más sorpresas científicas a medida que se alejen de la Tierra”.
Seguramente el equipo que planeó y puso en funcionamiento el proyecto de las sondas espaciales en aquel lejano año de 1977, estarían hoy muy satisfechos de la vigencia alcanzada. Casi cuarenta y siete años de resultados constantes, que superaron con creces los objetivos iniciales. Generando por un enorme impulso de los encargados de darle continuidad al proyecto: reinventando, innovando, actualizando, y en general aportando soluciones a las fallas que el equipo del que fueron dotadas las naves originalmente ha padecido. Es un ejemplo de permanencia, se ha convertido en la misión más longeva en la exploración espacial.







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