En un estudio se revela que existen afectaciones cerebrales en astronautas.

El espacio puede llegar a ser un lugar hostil para el cuerpo humano, ya que las condiciones de microgravedad y otros factores alteran nuestra fisiología de pies a cabeza, y la cabeza, desde luego, es una de las principales preocupaciones.


Representación de cambios hemodinámicos en microgravedad. Tomada de Scielo.
La ausencia de gravedad terrestre modifica el funcionamiento del cuerpo humano, incluyendo al cerebro.

Se conoce que varios sistemas biológicos se afectan en los vuelos espaciales y se ha demostrado que en un ambiente de microgravedad se altera de manera significativa la función musculoesquelética, la neurosensitiva, endócrina, renal, respiratoria y cardiovascular, además del riesgo de lesión debido a la exposición a diferentes tipos de radiación, eventos que comprometen la salud y rendimiento de los astronautas. Se encuentra que el organismo humano, reacciona adaptativamente a las nuevas condiciones propiciadas por la disminución de fuerza de gravedad, actuando sobre el cuerpo humano. La conclusión es que resulta fundamental mantener la salud y acondicionamiento físico de los astronautas durante el vuelo espacial para facilitar y acelerar su recuperación al llegar a la tierra, esto es, verificar que la adaptación que e realiza orgánicamente en el espacio cese al regresar a la Tierra y proveer no existan situaciones dañosas.

La microgravedad es casi un sinónimo de ingravidez y "cero-G", pero indica que las "fuerzas G" no son absolutamente cero, solamente muy pequeñas.​ Por consiguiente, hablar de microgravedad, es hacer referencia a un ambiente en el cual los efectos locales de la gravedad se hallan reducidos, no se elimina la fuerza de la gravedad en sí misma. Un ambiente de microgravedad es aquel que imparte una aceleración de pequeña magnitud a un objeto en comparación a la ejercida por la Tierra.

En estos tiempos, se hace necesario ampliar la investigación sobre la exactitud de los impactos que generan en el organismo humano los viajes espaciales, y es que ahora se cuenta con un mayor número de organismos que se han expuesto a los viajes espaciales, los datos al respecto se han incrementado, se tienen nuevas herramientas y conocimientos previos para considerar actualizaciones que otorguen mayor exactitud y detalle en los resultados médicos de los astronautas, considerando que recomienza la etapa de envío de viajes tripulados tanto a la Luna como a Marte.


Investigadores declararon que los astronautas que viajaron en la Estación Espacial Internacional o en transbordadores espaciales de la NASA en misiones de al menos seis meses experimentaron una expansión significativa de los ventrículos cerebrales. Fotografía de la Agencia Afp / Archivo.

Un nuevo estudio financiado por la Agencia Nacional de Administración Aeronáutica y del Espacio (NASA) profundiza en esta cuestión, el cual fue publicado en la revista "Scientific Reports". Los investigadores declararon este jueves que los astronautas que viajaron en la Estación Espacial Internacional (EEI) o en los transbordadores espaciales con astronautas de: la Agencia Espacial Europea (ESA), la estadonuidense (NASA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA) en misiones de al menos seis meses experimentaron una expansión significativa de los ventrículos cerebrales, espacios en medio del cerebro que contienen líquido cefalorraquídeo.

Este líquido incoloro y acuoso fluye dentro y alrededor del cerebro y la médula espinal, su función es el de amortiguar los impactos repentinos que afectan el cerebro, para protegerlo así como eliminar los desechos generados.

Basándose en los escáneres cerebrales de treinta astronautas, los investigadores descubrieron que los ventrículos tardaban tres años en recuperarse totalmente tras esos viajes, lo que sugiere que sería aconsejable un intervalo de al menos esa duración entre misiones espaciales más largas.



Los ventrículos del cerebro son definidos como unos espacios que forman parte de la anatomía del encéfalo y la médula espinal, por ser los lugares donde se origina el líquido cefalorraquídeo, y los mismos son los sitios por donde circula esta sustancia. Imagen tomada de la página Psicoactiva.

Explica Heather McGregor, neurocientífica de la Universidad de Florida y autora principal del estudio: "Si los ventrículos no tienen tiempo suficiente para recuperarse entre misiones consecutivas, esto puede afectar a la capacidad del cerebro para hacer frente a los cambios de fluidos en microgravedad. Por ejemplo, si los ventrículos ya están dilatados por una misión anterior, pueden ser menos flexibles y/o tener menos espacio para expandirse y adaptarse a los cambios de fluidos durante la siguiente misión", 

El agrandamiento ventricular relacionado con la edad, no provocado por la "microgravedad", sino por la atrofia cerebral, puede asociarse al deterioro cognitivo.

Afirma Rachael Seidler, profesora de fisiología aplicada y kinesiología de la Universidad de Florida y autora principal del estudio: "Actualmente se desconoce el impacto de la expansión ventricular en los viajeros espaciales. Se necesita más seguimiento sanitario a largo plazo. Es probable que esta expansión ventricular comprima el tejido cerebral circundante. Parece tratarse de un efecto mecánico. En la Tierra, nuestros sistemas vasculares tienen válvulas que impiden que todos nuestros fluidos se acumulen en los pies debido a la gravedad. En microgravedad, ocurre lo contrario: los fluidos se desplazan hacia la cabeza. Este desplazamiento de los fluidos hacia la cabeza probablemente provoca la expansión ventricular, y el cerebro se asienta más alto dentro del cráneo".

En el estudio a los astronautas de las tres agencias espaciales ya mencionadas, participaron veintitrés hombres y siete mujeres, de alrededor de 47 años de edad en promedio. Ocho viajaron en misiones del transbordador espacial de unas dos semanas, otros dieciocho estuvieron en misiones de la (EEI) con duración de unos seis meses, y cuatro más en misiones de la misma estación con duración de aproximadamente un año.



Se confirmó "un giro hacia arriba" del cerebro en el 53% de los astronautas. Algunos también sufrieron inflamación del disco óptico. La conclusión principal del estudio es que los cerebros de los astronautas flotan dentro de sus cráneos mucho más alto en el espacio exterior que en la tierra.
Fotografía tomada del Diario 24.

Afirma McGregor: "El cambio de volumen ventricular en los astronautas tras misiones cortas fue escaso o nulo. El aumento se produjo en los astronautas tras misiones de seis meses o más, aunque no hubo diferencias entre los que volaron durante seis meses y los que lo hicieron durante un año. Esto sugiere que la mayor parte del agrandamiento ventricular se produce durante los primeros seis meses en el espacio, y luego empieza a disminuir alrededor del año", 

El hecho de que el agrandamiento no empeorara después de seis meses podría ser una buena noticia para futuras misiones a Marte, en las que los astronautas podrían pasar hasta dos años en microgravedad durante el viaje.

También señaló McGregor: "Este hallazgo preliminar es prometedor para la salud cerebral de los astronautas durante misiones de larga duración, pero sigue siendo importante que examinemos los datos de resonancia magnética de un grupo mayor de astronautas y tras misiones aún más largas". 

Seidler añadió: "La ausencia de agrandamiento tras vuelos de corta duración es una buena noticia para quienes se planteen realizar viajes cortos de turismo espacial, a medida que se desarrolle este sector. Finalmente las condiciones de microgravedad también provocan otros efectos fisiológicos debidos a la menor carga física que soporta el cuerpo humano, en la normalidad al vivir en la faz del planeta. Entre estos se encuentras las atrofias, tanto óseas como musculares. También se presentan cambios cardiovasculares, y problemas con el sistema de equilibrio del oído interno y un tipo de síndrome ocular. Finalmente otra preocupación es el elevado riesgo de cáncer debido a la mayor exposición a la radiación solar que pueden sufrir los astronautas cuanto más se alejan de la Tierra".

Como consecuencia de la exposición a este ambiente particular, tienen origen una serie de alteraciones específicas en la fisiología de los astronautas que requieren la atención de médicos y científicos en un contexto interdisciplinario. La microgravedad ejerce el efecto más amplio y largo del ambiente hallado en los vuelos espaciales sobre la fisiología humana; todos los sistemas orgánicos sufren alteraciones en cierto grado. Estos mecanismos de reacción pueden ser apropiados durante el desarrollo de un vuelo en condiciones de microgravedad, pero son inapropiados al momento del retorno al ambiente terrestre. El proceso de adaptación a estas condiciones involucra diversos cambios complejos en el cuerpo humano tanto en exposiciones por periodos cortos, como prolongados. Estos cambios pueden derivar en problemas de salud previos a la exposición al ambiente del espacio, durante e incluso posterior a esta exposición. Los programas: Geminis, Apolo, Skylab y la Estación Espacial Internacional, han aportado conocimientos puntuales respecto a los efectos de la microgravedad sobre la fisiología humana; sin embargo, hasta este momento no existe evidencia científica que permita explicar en su totalidad y de forma universal la interacción ser humano-espacio, y los efectos que de ella resultan. La ciencia continuará en el desarrollo de distintas líneas de investigación que den como resultado una comprensión satisfactoria y completa de este fenómeno, lo cual tendrá impacto directo en el diseño y desarrollo de misiones espaciales seguras para cada uno de sus integrantes, y con ello en su caso, iniciar trabajos de prevención o aminoramiento de los efectos negativos que se llegaran a presentar y que afectaran de forma permanente.



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