Evidencia comprobada científicamente sobre el crecimiento del agujero en la capa de ozono y la causa debida a los incendios ocurridos.
Creció hoyo en la capa de ozono sobre la Antártida.
Imagen de la capa de ozono . Tomad de Aire De Santa Fe.
El agujero tiene influencia en cuatro lugares del planeta. En el sureste australiano, en el centro sur de Chile, en el noreste argentino -incluido Uruguay- y en Madagascar, el sureste africano.
Ha aparecido un informe en la revista "Scientific Reports", de "Nature", en el que se establece un vínculo entre el humo sin precedente desprendido por los numerosos incendios ocurridos durante el catastrófico “verano negro” de Australia, entre finales de 2019 y principios de 2020, con el agujero de la capa de ozono sobre la Antártida, debido a que ensancharon el agujero en dicha capa de ozono de la Tierra.
Los incendios que calcinaron unos 5.8 millones de hectáreas en el este de Australia fueron tan intensos que provocaron la formación de decenas de nubes pirocumulonimbo infundidas de humo.
Como resultado de estos incendios, además de las llamas, tornados de fuego y cielos apocalípticos se han podido ver unas curiosas y particulares nubes denominadas "pirocúmulos" y "pirocumulonimbos".
Los pirocúmulos, también llamadas oficialmente "nube flammagenitus", pueden desarrollarse como consecuencia de la convección iniciada por el calor de los incendios o la actividad de las erupciones volcánicas.
Estas nubes se forman por la crecientes columnas de aire caliente provenientes de los incendios, que, al menos en parte, consisten en gotas de agua. Las columnas de aire pueden ascender bastante rápido y a medida que suben se van enfriando. Si la columna de aire es lo suficientemente grande y hay suficiente humedad en el ambiente el vapor de agua comienza a condensarse y se puede formar una nube encima del penacho de humo.
Pero también pueden mostrarse de formas muy diferentes y al igual que las nubes habituales ser cúmulos o cumulonimbos, en este caso pirocúmulos o pirocumulonimbos, con mucho más desarrollo vertical que el típico pirocúmulo, además sobre el color de la nube, se ha dicho que, también puede variar de blanco a marrón - beige, dependiendo del contenido químico del aire.
Imagen de un Pirocumulonimbo. Tomada de Peru 21.
Pero además las nubes de pirocumulonimbos pueden amplificar el impacto de los incendios forestales inyectando aerosoles, como humo, cenizas y vapor de agua, en la estratosfera. Una vez alcanzan esta capa pueden distribuirse rápidamente mediante las corrientes en chorro y recorrer todo el globo terráqueo.
Durante el “verano negro”, estas nubes enviaron más humo que nunca a las partes altas de la atmósfera. Esta acumulación de partículas de humo provocó en 1991, que la baja estratosfera se calentara hasta niveles no vistos desde la erupción del "Volcán Pinatubo" situado en el territorio en Filipinas.
El calentamiento ensanchó el agujero en la capa de ozono que aparece cada primavera austral en la Antártida y que alcanzó “niveles récord en las observaciones de 2020”.
Este agujero fue creado por la contaminación humana, especialmente de los clorofluorocarbonos antes emitidos por muchos refrigeradores, pero la cooperación global reciente da esperanzas de que pueda volver a cerrarse.
Informe sobre incendios forestales descubre que se han duplicado en los últimos vente años.
Un incendio forestal en Bejis, al este de España, el 17 de agosto de 2022. Fotografía de la Agencia Ap.
Los incendios forestales se duplicaron en todo el mundo en los últimos veinte años, en particular en los bosques boreales, "probablemente" a causa del cambio climático, según un estudio publicado el pasado miércoles 17 de agosto.
La situación es especialmente dramática en países como Rusia, que vivió incendios sin precedentes el año pasado, mientras que el fenómeno de "El Niño" ha exacerbado la pérdida de masa forestal en América Latina, explicó el informe conjunto de "Global Forest Watch" (GFW), que es una aplicación web de código abierto para monitorear los bosques globales casi en tiempo real, la organización no gubernamental "World Resources Institute" (WRI) y la Universidad de Maryland. Los investigadores de esta Universidad utilizaron satélites para determinar la superficie quemada.
En las últimas dos décadas los incendios han arrasado cada año unos tres millones de hectáreas, esto es, el equivalente a la superficie de Bélgica, y Rusia perdió 53 millones de hectáreas en las últimas dos décadas, el equivalente a la superficie de Francia. Se estima que el 70% de la superficie devorada por las llamas se concentra en los bosques más al norte, en regiones de Rusia, Canadá y Alaska, los mayores depósitos de carbono del planeta hasta ahora. La pérdida de bosques a causa de los incendios aumentó un 4% cada año en todo el mundo, es decir 230 mil hectáreas suplementarias. El cambio climático es "probablemente un factor primordial" de ese incremento.
En Sudamérica dos tercios de esas pérdidas ocurren en bosques primarios, que son importantes reservas de carbono y biodiversidad, aquí la situación también es dramática, por ejemplo en Brasil, que perdió nueve y medio millones de hectáreas en ese periodo, el equivalente al 15% del total mundial. Asimismo se informó que Bolivia perdió en estas dos últimas décadas 1.6 millones de hectáreas.
Los incendios representan, según se indica en el mencionado estudio, cerca de una cuarta parte del total de pérdida de masa forestal desde principios de siglo en el mundo, el resto es causado por la deforestación o por causas naturales, como son tempestades e inundaciones.
Cerca de la mitad de estos aumentos se deben a los incendios más importantes en los bosques boreales, e informan los investigadores, que es probablemente el resultado del calentamiento en las regiones septentrionales.
En Europa, el servicio de monitoreo vía "Satélite Copernicus" advirtió la semana pasada que los incendios forestales llegaron a niveles récord este año. Decenas de miles de hectáreas se perdieron en estos tres países: Francia, España y Portugal.
Imagen de incendios forestales sucedidos en Europa, durante el año 2022.
Tomada de Deutsche Welle (DW).
Los cálculos recientes nos indican que a consecuencia de las canículas, que secan los bosques y los fragilizan ante la amenaza de las llamas, los incendios son cinco veces más probables actualmente que hace un siglo y medio. Y esos incendios exacerban al mismo tiempo la emisión de gases de efecto invernadero, lo que provoca un "ciclo de retroalimentación".
Explicó James McCarthy, analista de (GFW) a la Agencia Francesa de Prensa (AFP): "En esas regiones boreales, el dióxido de carbono (CO2) se acumuló en el suelo durante centenares de años y fue protegido por una capa húmeda. Estos incendios, más frecuentes y más graves, queman esa capa superior y liberan ese (CO2). Los bosques son uno de los mejores medios de defensa contra el cambio climático."
Se advierte en el estudio que esta dinámica, puede provocar a medio plazo que los bosques boreales cesen de ser reservas de carbono.
Por lo anterior, los investigadores piden a los gobiernos que refuercen la protección de los bosques y que combatan la deforestación.
Concentración de gases de efecto invernadero, la más alta en un millón de años.
Plantío de girasoles que debido a la sequía se ha marchitado, en la región de Ródano-Alpes, cerca de Lyon, en el sureste de Francia. Fotografía de la Agencia Afp.
El gobierno de Estados Unidos, ha hecha pública esta información: "La concentración atmosférica de gases de efecto invernadero y los niveles del mar alcanzaron nuevos récords en 2021, lo cual muestra que el cambio climático avanza a pesar de los esfuerzos para frenar las emisiones".
Afirmó Rick Spinrad, quien dirige la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA): “Los datos presentados en este informe son claros: seguimos viendo más evidencia científica convincente de que el cambio climático tiene impactos globales y no muestra señales de desaceleración. El aumento en los niveles de gases de efecto invernadero se produce a pesar de una disminución de las emisiones de combustibles fósiles el año anterior, cuando gran parte de la economía mundial se desaceleró drásticamente debido a la pandemia de Covid-19".
La (NOAA) indicó que la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera se situó en 414.7 partes por millón (ppm) en 2021; 2.3 ppm, más que en el año anterior.
Indicó el informe anual sobre el estado del clima dirigido por científicos de la (NOAA): "Según los registros paleoclimáticos: El nivel actual es el más alto en al menos el pasado millón de años".
El nivel del mar del planeta aumentó por décimo año consecutivo, llegando a un nuevo récord de 97 milímetros por encima del promedio en 1993, cuando comenzaron las mediciones satelitales. El año pasado estuvo entre los seis más cálidos registrados desde mediados del siglo XIX, y los anteriores siete fueron los más calurosos registrados, se precisó.
Imagen que muestra los daños ocasionados por el Tifón Rai, en Filipinas.
Tomada de Deutsche Welle (DW).
La cantidad de tormentas tropicales también estuvo muy por encima del promedio el año pasado, incluido el tifón Rai, que mató a casi cuatrocientas personas en Filipinas en diciembre, e Ida, que arrasó el Caribe antes de convertirse en el segundo huracán más fuerte en azotar el estado estadunidense de Luisiana después de Katrina.
Entre los eventos extraordinarios que cita el informe, destaca que los célebres Cerezos de Kioto, en Japón, florecieron en 2021 más temprano que nunca desde 1409.
Los incendios forestales, que también se prevé que aumenten debido al cambio climático, fueron comparativamente bajos respecto de los años asados, aunque hubo incendios devastadores tanto en el oeste de Estados Unidos como en Siberia.
El informe se divulgó poco después de que un estudio afirmó que la capa de hielo de Groenlandia está a punto de derretirse a niveles peligrosos. Eso podría provocar serios perjuicios a zonas del mundo donde habitan cientos de millones de personas. Se revisó esta información en el contenido de la Machincuepa Cuántica del 13 de diciembre del 2022, denominado "En Groenlandia suceden situaciones que no pasan en ningún otro lugar del planeta, el deshielo y los avances tecnológicos nos permiten conocer sus secretos".
El planeta sigue muy lejos de la meta fijada por el Acuerdo de París en 2015 de limitar el calentamiento global a 1.5 grados Celsius por encima de los niveles pre - industriales y de esa forma evitar los peores efectos del cambio climático, mismos que se presentaron en el presente año, de forma preocupante.








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