Páginas del pasado, que ahora se redescubren: "Tumai" un humano antiguo, y las huellas de los dinosaurios Acrocanthosaurus y Sauroposeidon.
"Tumai" un bípedo que vivió hace siete millones de años, era trepador de árboles también.
De izquierda a derecha están los fémures de ‘Sahelanthropus tchadensis’, un humano moderno, un chimpancé y un gorila. Foto Ap.
El más antiguo representante conocido de la humanidad, caminaba con dos pies hace siete millones de años, pero, aún sabía trepar a los árboles, esto se apunta en un estudio publicado ayer en "Nature", basado en un muy profundo examen de tres huesos de un ejemplar de su especie, denominado "Sahelanthropus tchadensis". La adquisición del bipedismo se considera un paso decisivo en la evolución humana, el equipo, en el que participan investigadores del Centro Nacional para la Investigación Científica y la Universidad de Poitiers, en Francia, junto a paleontólogos de la Universidad de Yamena y el Centro Nacional de Investigación para el Desarrollo, en Chad, los tres huesos pertenecen a las extremidades del individuo, cuya historia comenzó en Toros-Menalla, en el norte de Chad, cuando en 2001 un equipo de la misión paleoantropológica franco-chadiense descubrió un cráneo.
El nombre asignado al primer resto descubierto "Toumaï", un cráneo incompleto, el 19 de julio de 2001 por Ahounta Djimdoumalbaye, y se hizo en honor de los niños que nacen en la estación seca, es una palabra que en idioma "Kanuri" significa «esperanza de vivir», el nombre en francés se castellanizo en "Tumai".
Ha explicado el paleoantropólogo Franck Guy, uno de los autores del estudio, en una conferencia de prensa realizada para dar a conocer los detalles de la investigación y análisis: “La investigación resalta que la forma del cráneo sugiere una estación bípeda y su descripción de tres huesos de las extremidades del Sahelanthropus confirma el bipedismo habitual, pero no exclusivo. El cráneo nos dice que Sahelanthropus pertenece al linaje humano, nos demuestra que el bipedismo era su modo de locomoción preferido”.
Este bipedismo “habitual aunque no exclusivo, se acompañaba de un poco de arboricolismo”, o sea, la capacidad de desplazarse en los árboles. Una herencia del hipotético ancestro común al linaje humano y a los chimpancés. Refuerza la idea de que el bipedismo se adquirió muy pronto en nuestra historia, en una época todavía asociada a la capacidad de desplazarse sobre cuatro extremidades en los árboles.
La posición del orificio occipital en el cráneo de "Tumai", con una columna vertebral situada bajo el cráneo y no detrás como en los cuadrúpedos, lo coloca como primate bípedo, aunque algunos epecialistas pusieron en duda esta conclusión, con el argumento sobre el estado incompleto del fósil.
Ilustración de "Tumai" Sahelantropus.tchadensis. Tomada de Es.slideshare.net
El equipo hizo la demostración con el estudio detallado de un fémur y de dos huesos del antebrazo, los cúbitos, que pertenecen al linaje humano, sin embargo, estos últimos nunca se sabrá si realmente corresponden a "Tumai", dado que fueron hallados en el mismo sitio y pertenecen a los de un homínido, se considera bastante probable. Los científicos de la misión estudiaron de forma exhaustiva los huesos durante años, con pruebas y medidas, lo que los llevó a identificar 23 trazos morfológicos y funcionales, antes de compararlos con los de otros homínidos y grandes monos actuales y fósiles.
Agregó Guillaume Daver, que es el paleoantropólogo del equipo: "La conclusión es que el conjunto de esos rasgos de carácter es mucho más cercano a lo que se observa en un homínido que en cualquier otro primate. Por ejemplo, cuando en función cuadrúpeda un gorila o un chimpancé, que es, por así decirlo, el más cercano primo del hombre, camina apoyándose en la parte exterior de las falanges, y eso no se observa en "Tumai".
En función a los huesos estudiados, se estima que el individuo pesaba entre 43 y 50 kilos.
El paisaje desértico y desnudo que acoge en la actualidad sus restos, en su época mezclaba bosques de palmeras y sabanas húmedas, que constituyen un marco favorable para la marcha bípeda y la cuadropedia de “precaución” entre el follaje.
Por otra parte el paleontropólogo, especializado en el estudio de la evolución de los humanos primitivos, Antoine Balzeau del Museo Nacional de Historia Natural de París, recalcó, al elogiar el trabajo realizado como “muy consistente”: "El estudio aporta una imagen más completa de "Tumai", así como de los primeros humanos. Esto fortalece a los especialistas quienes abogan por una evolución muy “arborescente” del linaje humano con múltiples ramas, ya que brinda argumentos suplementarios, con ello se enfrenta a una ideal imagen simplista de humanos que se suceden, con capacidades que mejoran a lo largo del tiempo”.
Lo que hacía del Sahelanthropus un humano era su capacidad para adaptarse al medio ambiente, según los investigadores del "Laboratoire Paléontologie Evolution Paléoésystèmes Paléoprimatolgie" (Palevoprim) "Laboratorio de la Evolución Paleontologíca de Paleosistemas y Paleoprimatología", de la Universidad de Poitiers.
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Fotografia de los fósiles hallados del Orrorin tugenensis". Tomada de Historia. blogspot. com.
Con estos resultados el "Sahelanthropus tchadensis" (Tumai), desaloja entonces a "Orrorin tugenensis", descubierto en Kenia, con una antigüedad de 6 millones de años, como el más antiguo representante de la humanidad.
Y ante los cambios generados en los suelos de los continentes, a causa de la sequía actual, en el sur de los Estados Unidos, un caso en particular deja al descubierto huellas de dinosaurios en un río de Texas.
Estas pisadas tienen una antigüedad de ciento trece millones de años. Tomada La Jornada. Afp.
Condiciones excesivas de escasez de agua en Texas secaron el cauce de un río que recorre el Parque Estatal del Valle de los Dinosaurios, lo cual expuso huellas de reptiles gigantes que vivieron hace unos 113 millones de años, informó ayer un funcionario del recinto. Las imágenes difundidas en "Facebook" muestran rastros de tres dedos que descienden por el lecho de un río seco. Se trata de “uno de los conjuntos de pisadas de dinosaurios más largos del mundo”, señala un mensaje que acompaña las gráficas.
Stephanie Salinas Garcia, del Departamento de Parques y Vida Silvestre de Texas, explicó que el clima seco las hizo visibles. “Debido a las condiciones excesivas de escasez de agua el verano pasado, el río se secó completamente en la mayoría de los lugares, permitiendo que más huellas fueran descubiertas en el parque. En condiciones normales del río, estas pisadas nuevas estarían bajo el agua y, por lo común, llenas de sedimentos, enterrándolas y haciendo que no sean tan visibles. Aunque se que pronto serán enterradas otra vez, y el Parque Estatal del Valle de los Dinosaurios las seguirá protegiendo no sólo para esta generación, sino para las futuras”.
Reconstrucción del Acrocanthosaurus atokensis. Tomada de Museo Ciencias Naturales de Carolina del Norte. Famille Wielosz-Caron.
La mayoría de las recién revelados rastros corresponden a un Acrocanthosaurus atokensis, (lagarto de espinas altas de Atoka), que podía llegar a tener un peso aproximado de 6 mil 350 kilos y de unos 4.5 metros de altura, cuando adulto, esta es la única especie conocida del género extinto Acrocanthosaurus de dinosaurio terópodo carcarodontosáurido que existió a mediados del período Cretácico, hace aproximadamente entre 125 y 99.6 millones de años, durante el Albiense, en lo que hoy es Norteamérica. Lo que más destaca al acrocantosaurio es su fila de altas espinas neurales que se localizan en las vértebras desde el cuello hasta el final de la cola, midiendo hasta dos veces y media la altura de la vértebra. Contaba entre sus características predatorias con diecinueve dientes curvos y aserrados se insertaban a cada lado de la mandíbula superior, pero no se ha publicado aún la cantidad que tuvieron en la mandíbula inferior. Era bípedo, con una cola larga y poderosa que balanceaba al cuerpo y la cabeza, manteniendo su centro de gravedad sobre las caderas y sus brazos eran cortos y robustos. Cada pie poseía cuatro dedos, de los cuales tres contactaban con el suelo y uno se mantenía al aire.
También se encuentran huellas de otro dinosaurio, el Sauroposeidon, también paseó por los terrenos que ahora son del parque, su altura alcanzaba unos 18 metros y pesaba alrededor de 44 toneladas, Sauroposeidon proteles es la única especie conocida del género extinto Sauroposeidon (“lagarto dios de los terremotos), dinosaurio saurópodo sonfospóndilo, que vivió hace unos 112 millones de años, a mediados del período Cretácico.
En Texas fluye el Río Paluxy, tributario del Río Brazos, y recorre el Parque Estatal Del Valle del Dinosaurio, famoso por que en su lecho cerca de la formación geológica Glen Rose, conserva múltiples pisadas de dinosaurios.
Recreación del Sauroposeidon proteles. Trabajo propio Levi Bernardo.
Ahora está ubicado en una zona interior al suroeste de la ciudad de Dallas, el parque del dinosaurio estaba antiguamente al borde de un océano, y los dinosaurios dejaban sus huellas en el barro, se describe en su página web.
Como expreso Stephanie Salinas Garcia se puede garantizar que habrá suficiente cantidad de lluvias, lo que seguramente volverá a aumentar el caudal del río, por lo que nuevamente se cubrirán las recién descubiertas pisadas.
Una mirada a otro gran dinosaurio que vivió en el cretácico en Norteamérica, el Paluxysaurus. Ilustración con detalle de la cabeza. Trabajo propio de Danny Cicchetti.
Gracias al trabajo de los paleontólogos, a estas fechas se han documentado cerca de un mil especies distintas, pero, se estima que pudieran haber existido otro número similar de dinosaurios por localizar. Se estima que su diversificación fue muy alta, pues sucedió en alrededor de ciento treinta millones de años, desde hace 230 millones de año y hasta hace 65 millones de años aproximadamente.
Por lo anterior es muy posible que como contamos con un rompecabezas muy grande y con un gran número de piezas faltantes, aún debamos seguir debatiendo y buscando el mayor número posible de especies, el fragmento del total que nos descubren lugares tan especiales como el "Valle de los dinosaurios", nos permiten dimensionar que la tarea faltante es muy extensa.
Conocemos que las tierras que existieron en esas fechas correspondían a "Pangea", supercontinente que se formó alrededor de hace 335 millones de años, y sus partes se empezaron a separar, hace unos 175 millones de años, por lo que se modificó la condición de los lugares en que habitaban los "lagartos terribles", la diversificación se fortaleció como consecuencia de la separación física de diversas especies.
Algo similar ha sucedido con los primates, los simios mayores y aún los homínidos, el proceso evolutivo está muy ramificado, y a veces cambiamos las opiniones, con el afán de buscar simpleza, donde no es posible hacerlo.
En este momento, la situación nos dice que falta mucho para localizar el total de las modificaciones que la vida en el planeta ha seguido. Espero que seamos testigos de un avance hasta hace poco, inimaginable, la realidad que no tiene que ser rígida nos sorprende a cada momento.
Y es emocionante vislumbrar con claridad el panorama, y desde diversos ángulos evaluar la enorme cantidad de variantes que la vida animal siguió, sigue y seguirá, en forma similar desde hace millones de años y que aún continúa. La Machincuepa Cuántica sigue en la búsqueda de nuevas noticias en este intento de revisar el pasado para comprenderlo mejor.









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