Los muy estimados elefantes, presentes en el siglo Veintiuno.

En el entorno de la especie Homo, existen compañeros de travesías y civilizaciones, como los antiguamente catalogados como parte de los llamados "paquidermos", que son un "Grupo" sin categoría taxonómica, en desuso ,que incluye a los grandes mamíferos herbívoros, de tamaños y pesos muy elevados; y con la característica piel muy gruesa y dura, como son: el elefante, el jabalí, el rinoceronte y el hipopótamo, la Machincuepa Cuántica presenta dos estudios actuales que les involucra, un par de razones más para seguir admirándolos y procurar la preservación de sus tres especies que actualmente perduran.


Proboscidea, orden de mamíferos, con tres especies vivas, el menos conocido es él elefante africano de bosque o elefante de selva africano (Loxodonta cyclotis) es una especie de mamífero proboscídeo de la familia de los elefántidos.​ Fue considerado, durante mucho tiempo y hasta hace poco, como una subespecie de (Loxodonta africana). Tomada de Costa Rica. inaturalist. org. 

Identifican como los elefantes activan proteínas como respuesta contra el cáncer.

El humano tiene un mil veces más células que un ratón, aunque la proporción de las células madres epiteliales no es conocida, y usualmente vive por lo menos treinta veces más tiempo que los ratones.

La exposición de dos organismos similares al riesgo de un carcinoma, en uno treinta veces más tiempo que en el otro, daría tal vez, de 304 o 306 (i.e., un millón o un billón) más de veces la inducción de un carcinoma por célula epitelial. Sin embargo, parece que, en estado natural, las probabilidades de la inducción de un carcinoma en los ratones y los hombres no son demasiado diferentes. ¿Son, entonces, nuestras células madres realmente un billón o un trillón de veces más "a prueba de cáncer" que las células madre murinas?

Esto es biológicamente improbable; si el Ácido Desoxirribonucleico (ADN) humano no es más resistente a la mutagénesis in vitro que el (ADN) de los ratones, ¿por qué no morimos todos de carcinomas múltiples a temprana edad

Hipótesis la respuesta: Presumiblemente por alguna habilidad evolutiva concomitante para ser grandes y vivir setenta años.




Diagrama de la secuencia de los Proboscidea. Tomada de Paleorama. Wordpress. com.

La paradoja es ésta: Las posibilidades de una transformación maligna serían mayores cuando los organismos tienen más células, esto es, más peso, y más multiplicaciones celulares, es decir, más edad, pero esto no ocurre. Esta paradoja biológica que constata que la incidencia de cáncer observada entre distintas especies de animales no guarda correlación con el número de células de un organismo, se conoce como "Paradoja de Peto".

Un humano con más células y más larga vida que un ratón no tiene más probabilidades de tener cáncer que un ratón. No hay correlación entre tamaño corporal, longevidad, y cáncer. Los mamíferos más grandes, elefantes y ballenas, pesan toneladas, viven largos años y tienen baja incidencia de cáncer; entre los pequeños, las ratas topo lampiñas, las ratas topo ciegas y los murciélagos, son longevos y no tienen cáncer. El tamaño corporal, agregamos, lo establece el número y no el tamaño de las células. Ejemplo: las diferencias de tamaño de las células mesenquimáticas, que son células madre no hematopoyéticas adultas multipotentes presentes en diversos tejidos, tales como la Médula Ósea, el Tejido Adiposo y la Gelatina de Wharton, de una ballena y un ratón no son significativas.


(TP53) es un gen que ayuda a detener el crecimiento de los tumores. Se lo conoce como un supresor tumoral. Un supresor tumoral funciona como los frenos de un automóvil. Detiene las células para que no se dividan demasiado rápido. Ilustración tomada de es. Wikipedia. org.

La "Paradoja de Peto" fue el tema de un número del mes de julio de 2015 de las "Philosophical Transactions B", y el propio Peto contribuyó con una reflexión: Dos artículos que aparecieron en línea con dos días de diferencia, acercan soluciones.

La conocida como "Gelatina de Wharton" fue descubierta y descrita por Tomas Wharton (1614 - 1673) en el año 1656, es un tejido conjuntivo mucoide de sostén que rodea los vasos del cordón umbilical. Además de actuar como soporte de los vasos umbilicales, limita la compresión o la distensión excesiva de los vasos. Esta sustancia deriva de las células mesoblásticas del pedículo embrionario. Está constituida básicamente por una matriz extracelular de consistencia hidrófila que le confiere el aspecto de una "gelatina".

Así entonces en el primer artículo (borrador) con el título es: "La expansión del número de copias de TP53 se correlaciona con la evolución del aumento del tamaño corporal y una respuesta aumentada al daño del ADN en los elefantes". En dicho artículo se encuentra que, en el genoma de elefantes vivos, africanos (Loxodonta africana) y asiáticos (Elephas maximus), y aún de "elefantes extinguidos", mastodonte americano, mamut peludo y mamut de Columbia, que el elefante africano tiene, además de un gen ancestral (TP53), diecinueve  retrogenes, o pseudogenes (TP53RTG), genes formados por transcripción inversa de un transcripto ancestral parcial o completamente procesado; mientras que el elefante asiático tiene el ancestral y entre doce y diecisiete retrogenes, y los extinguidos presentan un número menor. El número de copias de los retrogenes aumentó en coincidencia con la evolución de cuerpos más grandes en el linaje de Proboscidea. Los retrogenes se expresan en células aisladas por cultivo en los elefantes asiático y africano y aumentan la respuesta mediante una muerte celular programada, apoptosis, al daño del (ADN), respuesta debida a la hiperactividad del sistema de señales de (TP53). La conclusión es que los resultados sugieren que el aumento de copias de (TP53) podría haber tenido un papel directo en la evolución de cuerpos muy grandes y en la solución de la "Paradoja de Peto".
El segundo, comunicación preliminar, apareció en otra revista médica, su título fue: "Potenciales mecanismos de la resistencia al cáncer en elefantes y respuesta celular comparativa al daño del ADN en humanos". Los autores comparan tamaño corporal y esperanza de vida máxima con incidencia de cáncer y comprueban que la incidencia de cáncer no aumenta ni con el tamaño corporal ni la esperanza de vida máxima de distintas especies animales, y que los elefantes tienen larga vida y baja incidencia de cáncer. Encontraron, en linfocitos de sangre periférica que los elefantes africanos tienen veinte copias del gen (TP53) de las cuales 19 son retrogenes. Comparan la respuesta al daño del (ADN) de linfocitos de elefantes africanos y asiáticos, con linfocitos de humanos normales y de enfermos con el Síndrome de Li-Fraumeni (mutación dañina del gen TP53, propensos al cáncer a temprana edad), la respuesta de una apoptosis en los elefantes fue mayor que en los humanos. La conclusión es que los resultados, si se confirman, representan un potencial mecanismo molecular de resistencia al cáncer.

En suma: El aumento del número de copias de retrogenes de (TP53) en las células de los elefantes aumenta la sensibilidad al daño del ADN, aumenta la tasa de apoptosis, y disminuye la tasa de mutaciones dañinas. Los autores de ambos trabajos son cautos, los curiosos somos entusiastas y divulgamos la noticia. De buscar una manera de diferenciar, en una muestra de tejidos humanos, un mesotelioma benigno de un maligno, llegamos a los elefantes, la longevidad y el cáncer. Podemos sumar preguntas aún sin respuesta: ¿por qué llegan a viejos las ballenas, los cóndores, las tortugas, los loros, los cocodrilos, las carpas? No faltan los innovadores que transforman la ciencia en negocios, es inevitable. En mayo del 2015 se presentó en la reunión anual de la "American Society of Clinical Oncology" (ASCO) una droga denominada (thioureidobuteyronitrile) que activa la (P53) y se encuentra en primera fase del ensayo clínico. El tiempo acumula experiencias, aún queda veremos si en verdad con el gen TP53 se descifró el código del cáncer, si la nueva droga activa a la molécula (P53).


La proteina "p53", es una proteína supresora de tumores.​ En la especie humana, el gen p53 o TP 53, también llamado el guardián del genoma, se encuentra en el brazo corto del cromosoma 17 y codifica un factor de transcripción nuclear de 43.7 KDa. Ilustración tomada de Lifeder. com.

La molécula P53 vuelve a ser noticia, ahora relacionada a la longevidad de los elefantes y a la rareza en ellos de tumores malignos, dicha molécula, que el gen TP53 (Tumor Protein 53) codifica, descubierta simultáneamente en 1979 por cinco grupos de investigadores, fue elegida en 1993 por la revista "Science" como la molécula del año; ocupaba la tapa, el editorial y la sección "Perspectivas" del último número del año, y acumulaba los calificativos y acciones de: "guardián del genoma", "líder del ejército anti-tumoral", las moléculas "laboriosas" que reparan el (ADN), "preservan la información genética", "protegen del cáncer", "los bomberos de la biología", identificar (P53) con una técnica de "inmuno-histoquímica" prometía diferenciar los tumores benignos de los malignos, disyuntiva a veces difícil si las hay. No faltaron entonces y ahora las prevenciones. Hoy, en Histopatología, la técnica, cuando positiva, es un factor negativo en el pronóstico de varios tumores comunes, diferencia tipos de tumores de útero y detecta neoplasias de células germinales intratubulares del testículo. Ayuda, con cautela y otros marcadores, a diferenciar lesiones reactivas de displasias o neoplasias (esófago, vejiga, mesotelio, hígado). Es muy usada, y por supuesto que la (P53) no se limita a servir de ayuda en el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de los tumores; o, en este caso, a proveer motivo para un comentario

Y en el pasado mes de julio, un equipo de científicos de siete instituciones, realizaron la investigación sobre la forma en que reacciona el organismo de un elefante al responder ante el cáncer y se publicado en "Molecular Biology and Evolution", en el explican que se identificaron cómo es el proceso con el que  se activan las veinte formas diferentes de la "proteína p53" exclusivas de los elefantes para aumentar la sensibilidad y la respuesta contra las condiciones carcinógenas. El trabajo consigue un avance en la comprensión sobre cómo contribuye a prevenir el desarrollo del cáncer.

El trabajo fue coordinado por el doctor Konstantinos Karakostis, investigador del Grupo de Genómica Funcional y Comparativa del Instituto de Biotecnología y Biomedicina de la Universitat Autònoma de Barcelona (IBB-UAB). 

Estos científicos determinaron que las células se reproducen de forma rutinaria, para producir otras que sustituyen a las antiguas y cada una contiene copias del (ADN), las cuales deberían ser exactas, pero estas presentan mutaciones si al reproducirse  transcriben el material genético por error. La mayoría de los errores son reparados inmediatamente por la célula, aunque el número de mutaciones y la calidad de las reparaciones se ven afectados tanto por las circunstancias genéticas como por las externas. Así se observa que los compuestos tóxicos, el estrés, las malas condiciones de vida y el envejecimiento pueden aumentar la tasa de mutaciones.

El riesgo de los tumores resultantes de la acumulación de estas mutaciones genéticas aumenta con la edad, pero, a diferencia de los humanos, los elefantes parecen resistirse a esa tendencia. A pesar de su gran tamaño y una esperanza de vida comparable a la de las personas, la mortalidad por cáncer en ellos se estima que es inferior a un cinco por ciento, mientras en humanos puede llegar hasta el veinticinco por ciento.

Los científicos teorizan que la alta resistencia de los elefantes al cáncer, se relaciona con sus veinte copias del gen p53, al que denominan el “guardián del genoma”, en comparación con el único gen de esos que se encuentra en otros mamíferos.

A este respecto señaló el profesor Fritz Vollrath, de la Universidad de Oxford y miembro del consejo de administración de "Salvemos a los Elefantes“: "Este estudio tan complejo e interesante demuestra que esos proboscideos son mucho más que un tamaño impresionante y que es importante no sólo su conservación, sino también estudiarlos con todo detalle. Al fin y al cabo, su genética y su fisiología están condicionadas por la historia evolutiva, así como por la ecología, la dieta y el comportamiento actuales”.

La proteína p53 tiene un papel clave en la regulación de los mecanismos de reparación del ADN y suprime el crecimiento celular incontrolado. Se activa cuando se daña este material genético y ayuda a orquestar una respuesta que detiene su reproducción y repara las copias no corregidas de la célula. En las reproducidas con ADN no dañado, la actividad de reparación del gen p53 es innecesaria y es inactivada por otra proteína, la "ubiquitina ligasa MDM2 E3". La interacción regulada entre ellas es esencial para que las células sanas se dividan y reproduzcan, las dañadas se reparen y se destruyan las células con reparaciones fallidas o daños extensos.

El elefante puede parecer genéticamente superdotado con 40 alelos, o versiones, de sus veinte genes p53, pero cada uno de estos alelos es de forma estructural ligeramente diferente, lo que le da una gama mucho más amplia de interacciones moleculares contra el cáncer que un humano con sólo dos alelos de un único gen.

Utilizando análisis bioquímicos y simulaciones informáticas, los investigadores descubrieron diferencias claves en la interacción regulada entre las diversas isoformas de p53 del elefante y la "murine doble minute 2" (MDM2), esta proteína es un importante regulador negativo del supresor tumoral (p53), se corresponde con el nombre tanto de la proteína como del gen que la codifica.


La "murine doble minute 2" (MDM2), Se corresponde con el nombre tanto de la proteína como del gén que la codifica, actúa como una "ubiquitina ligasa E3" que reconoce el dominio de trans-activación "N-terminal(TAD) de la proteína p53, y también como un inhibidor de la activación transcripcional de p53, es un oncogén, es decir, un gen anormal o activado que procede de la mutación de un alelo de un gen normal llamado protooncogén. La proteína Mdm2 es un importante regulador negativo del supresor tumoral p53. 

El equipo de investigación encontró que, como resultado de los cambios en las secuencias de codificación y en la estructura molecular, varias (p53) escapan a la interacción con  (MDM2), que normalmente provocaría su inactivación. Los hallazgos son los primeros en demostrar que las diferentes isoformas de la primera que hay en el elefante no se degradan ni son inactivadas por la segunda, a diferencia de lo que ocurre en los humanos.

Explicó Robin Fhraeus, del "Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale" (INSERM) de París, es decir "Instituto Nacional de Salud e Investigaciones Médicas", quién es coautor del estudio: “Se trata de un avance emocionante para nuestra comprensión de cómo p53 contribuye a prevenir el desarrollo del cáncer. En los humanos, la misma proteína es la encargada de decidir si las células deben dejar de proliferar o entrar en apoptosis, pero ha sido difícil dilucidar cómo lo hace. La existencia de varias isoformas de p53 en los elefantes, con diferentes capacidades para interactuar con MDM2, ofrece un nuevo e interesante enfoque para arrojar nueva luz sobre la actividad supresora de tumores de p53”.

Continúan los avances, la bioquímica es la ciencia encargada de dar las respuestas a las preguntas sobre lo que sucede en los organismos vivos a nivel molecular y microscópico, bajo preguntas que se van formulando considerando descubrimientos precedentes, lo que por siglos estuvo vedado, muy a tiempo para nuestra fortuna.


Cría de elefantes, fotografía tomada de Anipedia. net.

Vivir en manada ayuda a las crías de elefantes a sobrellevar la pérdida de sus madres.

Una prueba más de la extrema sociabilidad de los elefantes: las crías huérfanas son capaces de sobrellevar la pérdida de sus madres al vivir en manada, según un estudio realizada a grupos en libertad en Kenia y publicado esta semana en "Communications Biology".

La idea surgió de Jenna Parker, joven estudiante de doctorado de la Universidad Estatal de Colorado, en Estados Unidos, apasionada por los elefantes de la sabana africana, esta especie, por cierto, está incluida en la "Lista Roja de Especies en Peligro de Extinción" de la "Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza", ello es consecuencia  de la caza furtiva y la destrucción de su hábitat.

Jenna Parker, quien fue la autora principal del estudio, ha comentado: “No se conoce bien el impacto global de la caza furtiva en estos animales altamente sociables. Cuando ves un rebaño, te das cuenta de lo mucho que importa la familia. Los miembros están siempre uno al lado del otro, los pequeños raramente se alejan más de diez metros de la madre. Se tocan cuando comen, descansan, observan los movimientos de los otros. Las ceremonias de reencuentro en las que participa todo el grupo después de separarse por sólo unas horas son increíbles”.

Por eso, cuando los cazadores matan a un individuo, esta cohesión se rompe, amenazando “el bienestar de los elefantes, en especial de las crías cuyas madres han sido asesinadas”.


Crías de elefantes divirtiéndose, fotografía tomada de Xisemanal. com.

Parker y sus colegas querían averiguar cómo se sentían los huérfanos, utilizando para ello los datos que muestran el nivel fisiológico alcanzado ante el duelo, y estudiaron su respuesta al estrés. Las hormonas del estrés encontradas en el estiércol permiten a los científicos investigar los efectos de la muerte de una elefanta en su cría, con la cual se considera que hay un vínculo fuerte incluso después del destete.

Para ello obtuvieron sus niveles de hormonas glucocorticoides, que las glándulas suprarrenales de los animales vertebrados liberan cuando enfrentan un factor de estrés; por ejemplo, si un individuo siente que su bienestar está en riesgo por la falta de un entorno seguro. Dichos marcadores se encuentran en: la sangre, la saliva, la orina y las heces. “Los glucocorticoides fecales son una forma extendida y confiable de medir el estrés en la fauna silvestre”, indicó la investigadora.

Los glucocorticoides son hormonas de la familia de los corticosteroides que participan en la regulación del metabolismo de carbohidratos favoreciendo la gluconeogénesis y la glucogenólisis; poseen además actividad inmunosupresora. Compuestos que pertenecen al tipo de los llamados corticosteroides (esteroides). Los glucocorticoides afectan el metabolismo y tienen efectos antiinflamatorios e inmunodepresores. Son producidos principalmente en la "corteza suprarrenal", en el caso de los "Homo sapiens", y son: el cortisol, la cortisona y la corticosterona.


Fotografía de escultura de elefante en "Borobudur Temple Compounds," en Indonesia. Trabajo de Giovanni Boccardi.

Los elefantes son los animales terrestres más grandes que existen en la actualidad, llegan a pesar siete mil quinientos kilogramos, tienen un  periodo de gestación de veintidós meses, que es el más largo en cualquier animal terrestre; el peso al nacer usualmente es 118 kilogramos, normalmente viven de cincuenta a setenta años, pero registros antiguos documentan edades máximas de ochenta y dos años.

Poseen físicamente tres características muy particulares:
La primera es su "probóscide", que es un apéndice alargado y tubular situado en la cabeza, gracias a su desarrollada musculatura, ya que tiene ciento cincuenta mil músculos, les da una gran movilidad y sensibilidad. La también llamada "trompa" es la fusión de la nariz y el labio superior del elefante, y le sirve para muchas cosas, además de respirar y oler, es tan sensible que puede distinguir formas y texturas al tocar algo, con ella
emiten sonidos (barritos) de diferentes tipos, incluyendo a los de frecuencias "infrasónicas",  recoge comida, ya sea del suelo o de hasta siete metros de altura, también sirve para aspirar agua, que luego ponen en su boca para beber o echan en su cuerpo para refrescarse, es importante mencionar que a lo largo de la trompa corre el canal nasal, y tienen el mejor olfato del mundo, es característico observarlos como es que la levantan en el aire a fin de percibir olores lejanos;
la segunda es que poseen unos grandes pabellones auditivos, que son aún mayores en el elefante africano que en el asiático. La principal función de estas orejas es la termoregulación del animal. Al estar muy vascularizadas permiten un correcto enfriamiento de la sangre, que en animales de ese volumen sería difícil conseguir por otros medios. También son capaces de percibir sonidos infrasónicos, lo cual les permite comunicarse con individuos situados a varios kilómetros de distancia. Estos sonidos, con frecuencias de tan solo cinco hercios (imposibles de escuchar para el hombre), se transmiten por aire y tierra, pudiendo ser detectados mediante las patas antes de llegar al oído del animal, al ser la velocidad de propagación del sonido mayor en el suelo que en el aire, se tiene la hipótesis de que este desfase en la recepción del sonido podría servir al elefante para estimar la distancia a la que se encuentra su congénere;
la tercera, y que es la que les expone al peligro de extinción, son sus largos incisivos, también llamados "colmillos", salen de su mandíbula superior y crecen curvos a los lados de la trompa, les sirven para abrir camino, marcar árboles como una forma de señalar su territorio, escarbar y para atacar y defenderse en caso necesario. Los colmillos de elefante son una gran fuente de marfil, pero debido a la creciente rareza de los elefantes, casi toda la cacería y tráfico, son ahora ilegales, sin embargo, al no existir los recursos necesarios para conseguir que se cumpla la ley, se sigue comerciando con los colmillos de los elefantes en el llamado "mercado negro". Lo que implica que la matanza de elefantes de forma desaforada sigue teniendo lugar en la actualidad para alcanzar semejante finalidad.


Fotografía de un elefante asiático (Elephas maximus) , que muestra que la "trompa" tiene múltiples usos, hasta la limpieza de los ojos. Tomada de Lightmatter. net. Gallery. álbumes. Aaron Logan.

Los más antiguos miembros de la familia de los elefantes se ubican en el Mioceno y el Plioceno, sucedidos de entre hace 23 millones de años y hasta hace unos cinco millones de años, el primero y es segundo a continuación hasta hace unos 2.59 millones de años, son conocidos como  un género extinto "Stegolophodon" están principalmente en Asia, pero también en África, se cree que son los antecesores del más reciente género, también extinto, "Stegodon". Los estegodontes, cuyo nombre significa "diente con techo", estuvieron presentes en Asia y África, desde hace 11.6 millones de años hasta hace cuatro mil cien años, anteriormente se creía que estos animales eran los ancestros de elefantes verdaderos y mamuts, pero actualmente se postula que no dejaron descendientes modernos, ese ha dado la sustitución y actualmente se cree que Stegodon es un grupo hermano de los mamuts y de los elefantes

Actualmente se teoriza que son los "Gonfotéridos" (Gomphotheriidaesus verdaderos antecesores, fue una familia emparentada con los elefantes actuales, que vivieron hace entre 12 millones y hasta hace unos diez mil años.  Algunos géneros vivieron en partes de  Eurasia, Beringia, Norteamérica y con el "Gran Intercambio Biótico Americano", alcanzaron Sudamérica; después, hace unos cinco millones de años empezaron a ser gradualmente reemplazados por los elefantes modernos, pero los últimos géneros de esta familia, procedentes de Sudamérica como el género "Cuvieronius" no se extinguieron sino hasta hace unos nueve mil años antes del presente. Y la reconstrucción del origen de los elefantes es tan compleja com el de los "homo", se encuentran ligas con otras especies muy conocidas, como son los mamuts y los mastodontes, pero la conclusión final está en marcha.


Imagen de un mamut lanudo, tomada de DW. com.

Por otro lado, se ha descubierto la existencia de un proceso que persiguió a los miembros de estas familias, en consecuencia a su talla, por alguna razón, sucedió sobre todo en Asia, pero también pasó en Europa, esto llevó a las especies a quedar segregadas y entonces fueron parte de un proceso de "enanismo", se dice que el elefante más pequeño, de alrededor del tamaño de una cría o un cerdo grande, es una especie que existió en la Isla de Creta, el "Elephas creticus" durante el Pleistoceno, que abarca de hace unos 2.59 millones de años, hasta hace unos once mil setecientos años. Una población de "estegodontes enanos" sobrevivió hasta hace unos doce mil años en la hoy muy famosa Isla de las Flores, hogar de la especie homínida del "Hombre de las Flores".


Imagen de mastodontes, pertenecientes a la familia "mammutidae", se especula aparecieron hace unos veinte millones de años, extintos hace unos ocho mil años en América, y hoy se sabe que la tuberculosis tuvo influencia en su desaparición. Tomada de Hoysupe. com. 

Estudiantes de cognición de elefantes y neuroanatomía están convencidos de que los elefantes son muy inteligentes y conscientes de sí mismosen general suele relacionarse al elefante con la buena memoria, y estudios realizados por la  Universidad de Sussex de Kenia, dirigidos por la profesora y doctora Karen McComb, parecen confirmarlo. Adicionalmente estudiando las comunicaciones entre los elefantes kenianos del "Parque Nacional Amboseli", los investigadores llegaron a la conclusión de que estos animales eran capaces de reconocer la llamada de más de cien individuos diferentes, al parecer, estos sonidos, similares a un gruñido agudo, pueden servir para identificar a los demás individuos y formar parte de una red social relativamente compleja. Otros estudios, dirigidos también por Karen McComb, confirmaron la capacidad de los elefantes de reconocer los restos de cadáveres de su misma especie, prestando especial atención a los correspondientes a miembros de su manada, que al parecer distinguen por su olor. Cuando se encuentran con estos restos parecen rendirles un particular homenaje póstumo, tocándolos con sus trompas y pezuñas. Sin embargo, ante huesos de otras especies su indiferencia es total.

Una especie muy apreciada por los humanos, admirados, pero también esclavizados y cazados desde tiempos prehistóricos, aunque recientemente por razones comerciales y ya no como sustento. Con una masa de un poco más de 5 kilogramos,  los cerebros de los elefantes son más grandes que los de cualquier otro animal terrestre, y aunque las ballenas más grandes tiene masas veinte veces mayores que las de un elefante típico, los cerebros de las ballenas son apenas dos veces más grandes en masa que los de los elefantes, se teoriza que tienen un total de 257 mil millones de neuronas, el cerebro de los elefantes es similar al de los humanos en términos de estructura y complejidad; por ejemplo, el córtex del elefante tiene la misma cantidad de neuronas que un cerebro humano, lo que se ha interpretado, como una evolución convergente, exhiben una variedad de comportamientos, incluidos aquellos asociados con: el duelo psicológico, el aprendizaje, el mimetismo, el cuidado maternal, el juego, el altruismo, el uso de herramientas, la compasión, la cooperación, la conciencia de sí mismos, la memoria y el lenguaje. Y existe evidencia que sugiere que los elefantes son capaces de entender el gesto de señalar: la habilidad de comunicar en forma no verbal un objeto extendiendo un dedo, o su equivalente. Se cree que son tan inteligentes como los cetáceos o los primates, esto es así, tienen un "neocortex" muy grande y complejo, una característica compartida con loshumanos , los simios y algunas especies de delfines. Los elefantes tiene un periodo muy largo de aprendizaje en sus vidas, el que dura alrededor de diez años. Otra forma comparativa para medir su inteligencia es comparando el tamaño de su cerebro al nacer en relación al de un adulto completamente desarrollado. Esto indica cuánto aprendizaje una especie acumula cuando es joven. La mayoría de los mamíferos nacen con un cerebro con cerca del 90% del peso del de un adulto, los humanos con un 28%, los delfines nariz de botella con el 42.5%, elefantes 35% y los chimpancés 54%.

Hoy día la conclusión sobre la vida de los elefantes, es que en consecuencia a su inteligencia y sus fuertes emociones, que les hace tener lazos familiares realmente fuertes, es moralmente incorrecto para los humanos sacrificarles.

A la luz de la Bioquímica, están los científicos más cerca, que nunca, de conocerles en verdad, sus características físicas siempre han ejercido un sentimiento de aprecio para con la especie, esperemos que los objetivos de la humanidad sobre estos magníficos compañeros de vida en el planeta sean acordes para su sobrevivencia, como es el objetivo de la "Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza" y de "Salvemos a los Elefantes".


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