La cuenca de México,Tenochtitlan en el Valle de México y su increíble evolución, hasta el 2022.

Un ecocidio que lleva centenares de años fraguándose, pero El Valle de México se resiste, sin embargo, si está menguado y hay millones de testigos.

Conjuntamente con otros tres valles, el de Cuautitlán, el de Apan, y el de Tizayuca, forman la Cuenca de México, que se extiende en un área de 16 mil 424 km², y comprende un ciento de  municipios pertenecientes a los estados de Tlaxcala, Hidalgo y de México, así como las 16 Alcaldías de la Ciudad de México.

Por error en el uso literario común es normal que se confunda a la Cuenca de México con el Valle de México.


La Cuenca de México, mostrando los lagos y su reducción sucedida entre el siglo XVI y el XXI, Trabajo propio de Sarumo 74.

La cuenca, es una zona geográfica, que asemeja un recipiente, para ello es que está cerrada, en este caso por las Sierras, listadas a partir del extremo occidental, siguiendo el sentido contrario a las manecillas del reloj: del Monte Alto, de las Cruces, del Ajusco, de Chichinautzin, Nevada, de Río Frío, de Calpulalpan,  de Tepozán, de Pachuca, de Tezontlalpan, de Tepotzotlán y del Monte Bajo.

La compleja geología de la antigua Cuenca de México ha proporcionado a lo largo de la historia abundantes recursos de agua a sus habitantes desde la última Edad de Hielo, a pesar de la escasez de agua superficial, ya que si bien el área se hallaba cubierta de lagos, su profundidad era increíblemente baja, a grado de que para construir sobre ellos solo eran necesarios pilotes o basamentos de menos de dos metros de altura en algunas regiones del sistema, hecho que se refleja en el proceso de construcción y cimentación de las "chinampas" de Xochimilco. Las características físicas y la hidrogeología de la cuenca han cambiado drásticamente, especialmente en la porción sur, donde la presencia humana ha sido un factor importante desde los tiempos del imperio azteca. Drenando las aguas de los lagos, con altitudes de "metros sobre el nivel del mar", en notación correcta "msnm", y para simplificar las altitudes serán referidas unidamente como metros; de Chalco (2,203 metros), Xochimilco (2,203 metros), Texcoco(2,200 metros), Zumpango (2,206 metros) y Cuautitlán (2,206 metros), que causaban repentinas inundaciones en la zona que se hallaba en las cercanías del Lago de Texcoco, que era el lago de menor nivel del sistema, que además por no tener forma de vaciar su contenido y presentar solo el fenómeno de evaporación de sus aguas, era un lago de aguas saladas.

Adicionalmente, encontramos que el Valle de México y el de Cuautitlán están divididos por la Sierra de Guadalupe; mientras que entre el Valle de Cuautitlán y el de Apan se ubica la Sierra de Patlachique; luego, entre el Valle de Apan y el de Pachuca se ubica la Sierra de Chichicuautla, mientras entre el Valle de Cuautitlán y el de Pachuca no existen elevaciones importantes, pero es de notar que las sierras que los dividen son discontinuas y nunca cierran los valles por completo; además dentro de estos valles se ubican pequeños sistemas montañosos siendo el más notable, por su elevación, la Sierra de Guadalupe ubicada en el Valle de México. Este conjunto de cerros originados en el tiempo geológico del Plioceno, (que inició hace 5.33 millones de años y terminó hace 2.59 millones de años, es la última división de período "Neógeno", siendo precedente al "Cuaternario"), esto es, mucho antes de que surgieran los "Volcanes del Ajusco", ubicados al sur de la ciudad.

El Plioceno fue nombrado de esta forma por Charles Lyell (1797 - 1875), y proviene de las palabras griegas "pleion" (más) y "kainos" (nuevo), y significa algo parecido a "continuación de lo reciente", refiriéndose a los mamíferos esencialmente modernos. En esa época los continentes continuaron su deriva hacia sus posiciones actuales, moviéndose desde sus posiciones originales hasta a doscientos cincuenta kilómetros de distancia de sus posiciones actuales, hasta lugares ubicados a tan sólo setenta kilómetros de las actuales. Sudamérica se unió a Norteamérica a través del Istmo de Panamá, trayendo consigo el fin casi total de la distintiva fauna marsupial sudamericana. La formación del Istmo tuvo grandes consecuencias sobre las temperaturas globales, ya que las corrientes ecuatoriales cálidas fueron cortadas y comenzó un ciclo de enfriamiento en el Oceáno Atlántico, al mismo tiempo que las aguas árticas y antárticas se comenzaron a enfriar. Así también sucedió la colisión de África con Europa, la que dio lugar al "Mar Mediterráneo", cortando los restos del "Mar de Tetis", al mismo tiempo, los cambios en el nivel del mar expusieron el "puente de tierra" entre Alaska, en América y Chukotka en Asia, actualmente cubierto por el "Estrecho de Bering".

Regresando al tema de la Sierra de Guadalupe, observamos que sus cimas más altas son: Cerro del Sombrero o Pico Tres Padres, con 3,010 metros sobre el nivel del mar, Picacho El Fraile (2,650 metros sobre el nivel del mar), Picacho (2,890 metros sobre el nivel del mar), Picacho El Jaral (2,650 metros sobre el nivel del mar), Tlalayote (2,660 metros sobre el nivel del mar), Zacatenco o Santa Isabel (2,550 metros sobre el nivel del mar), Chiquihuite (2,730 metros sobre el nivel del mar), y los de menor altura: TenayoCerro Gordo, Petlécatl, de la Calavera, de los Gachupines,  Tepeyac y del Guerrero.


Diagrama de la Sierra de Guadalupe. Tomada de Sadsma. gob. mx. 

La Sierra de Guadalupe mide quince kilómetros de este a oeste y cerca de doce de norte a sur, siendo en buena medida dividida por la depresión que al sur del Pico Tres Padres ha sido ocupada por la mancha urbana en Cuautepec de Madero. Fue sobre todo en la década de 1970 a 1980 cuando el crecimiento urbano e industrial rodeó completamente a estos cerros, mermando poco a poco su vegetación original de cobertura. Tal circunstancia ha provocado en muchas de sus partes una fuerte erosión, donde los basamentos rocosos han quedado al descubierto, en pendientes que oscilan entre los 10 y los 25 grados. Sin embargo, todavía sobreviven en las partes más altas matorrales y algún bosque de coníferas; dicha zona cuenta con protección ecológica.

Este espacio montañoso es una de las últimas Áreas Naturales Protegidas al norte de la Ciudad de México, la que está ubicada en la alcaldía Gustavo A. Madero y rodeada por el Estado de México, con sus municipios Cuautitlán-Izcalli (únicamente la región sur), Tlalnepantla de Baz, Tultitlán de Mariano EscobedoTultepecCoacalco de Berriozábal y Ecatepec de Morelos; con una superficie de 633.68 hectáreas, y que se se extienden por 11 polígonos, en ella se contienen diversos tipos de vegetación, que resultan representativas de la Cuenca de México como son: el matorral xerófilo, bosque de encino y pastizal; además de una porción de bosque inducido. Dichos espacios naturales están conformados con cerca de 319 especies de plantas, entre las que se encuentra el "cedro blanco" (Cupressus lusitanica), especie bajo la Categoría de "Sujeta a Protección Especial". El matorral xerófilo cubre cerca del 80% de la superficie, se distribuye en las partes bajas e intermedias de la Sierra y las especies características son "palo dulce" (Eysenhardtia polystachya), "huizache" (Acacia schaffneri), "mezquite" (Prosopis laevigata), "uña de gato" (Mimosa aculeaticarpa), "yuca" (Yucca filifera), "cuajiote" (Bursera fagaroides), "tuna mansa" (Opuntia streptacantha) y "nopal" (Opuntia spp).


Fotografía panorámica de la Sierra de Guadalupe, que muestra la mezcla del Área Natural Protegida y la zona habitada y fuertemente poblada, que sufre frecuentes invasiones ilegales. Posee once polígonos rodeados por los municipios del Estado de México y está fragmentados por la zona urbana de la alcaldía Gustavo A. Madero, en ella existen tres accesos principales: Zacatenco, Vicente Guerro y Vista Hermosa, los cuales fueron rehabilitados con el objetivo que la comunidad pueda disfrutar y conservar de este espacio natural. Tomada de La Jornada.

En las cañadas mejor conservadas se encuentran remanentes de encinares, mientras que en la parte sur se localizan pastizales, los cuales son resultado de actividades como la ganadería y la agricultura, que provocaron la eliminación de vegetación natural y posteriormente fueron abandonados. En cuanto a su fauna, se registran ciento treinta y cinco especies de vertebrados; las que se distribuyen en: ocho especies de anfibios, veinte de reptiles, ochenta de aves y veintisiete especies de mamíferos. De ellas, dieciocho especies están enlistadas bajo alguna categoría de protección, de acuerdo con la NOM-059-SEMARNAT-2001, once más están Sujetas a Protección Especial, seis catalogadas como Amenazadas y una en Peligro de Extinción, la importancia de esta fauna radica en que de las especies existentes ocho están consideradas como endémicas, es decir, que solamente se desarrollaron en este territorio.


El tipo de bosque típico de la cuenca de México es el bosque de coníferas, el cual en esta región presenta una gruesa cubierta de zacate, que es una variedad de pasto endémica. Timm y Annette, trabajo propio.

Los Volcanes del Ajusco:
La Sierra del Ajusco-Chichinauhtzin, conocida también como Serranía del Ajusco o Sierra de Chichinauhtzin, es una cadena montañosa localizada entre la Ciudad de México y los estados de Morelos y México. Está conformada por más de cien conos volcánicos entre los que destacan: el Tláloc (3,690 metros), Chichinauhtzin  (3,430 metros), Xitle (3,100 metros), Cerro Pelado (3,600 metros) y Cuauhtzin (3,510 metros). Su máxima altura se encuentra en el Pico Cruz del Marqués en el volcán Ajusco (3,937 metros); esta sierra comprende en parte las alcaldías de Tlalpan, Xochimilco, Tláhuac, Milpa Alta y Magdalena Contreras, situadas en el sur de la Ciudad; así como los municipios de Huitzilac, Tepoztlán y Tlalnepantla en el Estado de Morelos; y los municipios de Juchitepec y Tepetlixpa, en el Estado de México; forma el punto más alto del Valle de México, separándolo del Valle de Cuernavaca y la Sierra del Tepozteco.

Debido a una intensa actividad volcánica, emergió esta cadena durante el Período Cuaternario, con lo que se cerró la cuenca lacustre de México, privándola de su único drenaje natural hacia la cuenca del Río Balsas. Esta sierra forma parte de la subprovincia geológica de los Lagos y Volcanes del Anáhuac, localizada dentro del llamado "Eje Neovolcánico". Descubrimientos geológicos indican que dos ríos corrían paralelos a las Serranía de las Cruces, al poniente y de la Sierra Fría, al oriente, el río del oriente recibe el nombre de "Río Cuautla, mientras que el del occidente era el "Río Cuernavaca", desembocaban en lo que hoy se conoce como el Rio Amacuzac, y ese caudal alimentaban al Río Balsas.


Fotografía de conejo zacatuche o teporingo (Romerolagus diazi), especie endémica de las montañas del centro de México, vive en bosques y zacatonales por arriba de los dos mil ochocientos metros sobre el nivel del mar. Tomada de es. wikipedia. org.

Fauna y Floraademás de sus áreas boscosas, pastizales de montaña y vegetación alpina, pertenecientes al bosque de coníferas y encinos, por ejemplo,  "oyamel neovolcánico" (Abies religiosa), "aile" (Alnus), "pino de las alturas" (Pius hartwegii), "tláscal" (Junisperus monticola compacta), el "páramo de altura", que es todo un ecosistema alpino intertropical con predominio de vegetación tipo matorral (arbustiva), por lo que está clasificado biogeográficamente como pradera y matorral de montaña. Existen especies endémicas como: los  "conejos zacatuches o teporingos" (Romerolagus diazi), "ratones de los volcanes" (Neotomodon alstoni), "eslizones chatos de las montañas" que es una especie de lagarto de la familia "Scincidae" (Plestiodon copei), "ranas de árbol plegada" (Hyla plicata) o "pájaros carpinteros de Strickland" (Leuconotopicus stricklandi); y por otro lado, algunas otras especies: "conejo serrano" (Sylvilagus floridanus), "conejo de monte"  (Sylvilagus Cunicularius), "ardilla de vientre rojo" (Sciurus aureogaster), "ardillón de las rocas" (Otospermophilus variegatus), "coyote"  (Canis latrans), "cacomixtle norteño" (Bassariscus astutus), "zorra gris (Urocyon cinereoargenteus), "ratón metorito" (Microtus mexicanus); reptiles como: "cascabel transvolcánica" (Crotalus triseriatus), "cascabel de cola negra" (Crotalus molossus), "lagartija espinosa de grieta" (Sceloporus mucronatus), "lagartija alicante del Eje Neovolcánico" (Barisia imbricata),  "camaleón de montaña" (Phrynosoma orbiculare), "lagartija espinosa del Anáhuac" (Sceloporus anahuacus); aves como: "aguililla cola roja" (Buteo jamaicensis), "chara crestada (Cyanocitta stelleri), "azulejo garganta azul" (Sialia mexicana), se estima para la zona la existencia de aproximadamente doscientas especies de ellas alrededor de veinte endémicas y veinte en algún estatus de riesgo, según datos de la  "Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad" (CONABIO); y hongos como: el "tecomate sarnoso" que en esta variedad es muy venenoso por cierto (Amanita muscaria flavivolvata), "Morchella esculenta" seta comestible (Morilla comun); y un  muy largo etc. Es un lugar reconocido por la belleza de su paisaje y vida silvestre, no obstante se ve amenazada por la tala, incendios, urbanización y cacería inmoderada.

Forma parte de la "Región Terrestre Prioritaria para la conservación denominada AJUSCO-CHICHINAUTZIN RTP-108" (Arriaga et al. 2000), de gran interés por comprender un gradiente muy marcado de ecosistemas derivados de la altimetría, que favorece una gran riqueza de especies y la presencia de endemismos, en particular de vertebrados y hongos. Esta región es, además, centro de origen y diversificación natural de vertebrados. Es un corredor que asegura la continuidad de los procesos ecológicos y evolutivos de la zona y es, además, una barrera para evitar el avance del proceso de urbanización de la Ciudad de México. Espacio natural protegido que supera los 3,930 metros de altura, dentro de sus límites se encuentran zonas boscosas compuestas por diversas especies de árboles, y algunas otras cubiertas por pastizales de alta montaña y vegetación alpina que forman paisajes naturales de gran belleza, muy visitado los fines de semana y principalmente en época de invierno, cuando en ocasiones se presentan ligeras nevadas en las zonas altas. Un problema adicional del Parque Nacional Cumbres del Ajusco es la ausencia de un programa de manejo y de vigilancia de guardaparques que regulen las actividades humanas dentro de la poligonal. Lo que permite actividades humanas de impacto negativo, descritas un párrafo arriba.

El Período Cuaternario es la última subdivisión de la escala de tiempo geológica que cubre aproximadamente los últimos 2.6 millones de años, hasta la actualidad. Se encuentra subdividido en dos épocas, o series estratigráficas: el Pleistoceno y el Holoceno, este último representa los últimos once mil setecientos años, y es el presente periodo interglaciar.


Diagrama de la Sierra de Santa Catarina. Tomada de Sadsma, Cdmx. gob. mx.

La Sierra de Santa Catarina, anteriormente conocida como "Península de Iztapalapa" o Sierra de Ahuizotl, es una cadena montañosa que se localiza en el oriente de la Ciudad de México, la mayor parte en sul territorio y sólo uno de sus picos se localiza en el estado de México. Fue declarada Área de Conservación Ecológica en el año de 1998. La sierra está formada por los volcanes: Xaltepec o "Cerro de la Cruz" (2500 metros), Tecuauhtzin o Santiago (2640 metros) , Guadalupe o El Borrego (2820 metros) y La Caldera (2400 metros , y los cerros Yohualixqui (2420 metros), Tetecón (2480 metros) y de la Estrella (2460 metros).

En la época prehispánica esta sierra se conoció como "Sierra de Ahuizotl" que significa "Animal anfibio", esto en consecuencia, de que al verla de lejos asemejaba a un animal anfibio emergiendo del lago, dado que la extensión de los lagos abarcaba hasta ese territorio. 

Durante el tiempo posterior, esta sierra formaba una península que se conoce con el nombre de Iztapalapa, pues la población del mismo nombre se localizaba en ella; la Sierra de Santa Catarina es una de las Áreas Naturales Protegidas de la Ciudad de México (ANP) con dos categorías, debido a la necesidad de ser destinadas como Zona Prioritaria de Preservación y Conservación del Equilibrio Ecológico, y así conservar y restaurar sus condiciones ambientales,  integrada por 21 polígonos que suman una superficie de 748.55 hectáreas, Sierra Santa Catarina forma un cinturón en las porciones norte, noreste, este, sur y suroeste de la parte baja de la sierra con el mismo nombre que abarca las alcaldías Iztapalapa y Tláhuac.

Se encuentra cubierta principalmente por matorral xerófilo y pastizal, donde habitan cerca de 241 especies de plantas, 90.5% de ellas son nativas, como el palo dulce (Eysenhardtia polystachya), sumaco (Rhus standleyi) y membrillo cimarrón (Condalia mexicana). En el matorral se desarrolla en las porciones más secas del Área Natural Protegida y agrupa comunidades arbustivas, en ocasiones acompañadas por árboles bajos y dispersos, donde predominan la siempreviva (Sedum praealtum), palma (Nolina parviflora), palo loco (Pittocaulon praecox), tepozán (Buddleia cordata), nopal chamacuero (Opuntia tormentosa) y huizache (Acacia farnesiana). Por su parte, el pastizal que se localiza en zonas más bajas, sobre todo en la franja sur de la Sierra, no presenta una composición florística constante y predominan especies de pastos anuales como Aristida adscensionis y Bouteloua simplex, con ejemplares de pirul (Schinus molle) y en algunos sitios se mezcla con arbustos propios del matorral.

En cuanto a su fauna, habitan cerca de sesenta y cinco especies de vertebrados: dos de anfibios, catorce de reptiles, treinta de aves y diecinueve de mamíferos. De acuerdo con la NOM-059-SEMARNAT-2001, tres especies de reptiles se encuentran Amenazadas, el falso camaleón (Phrynosoma orbiculare); el cincuate (Pituophis deppei); y la culebra listonada (Thamnophis eques); cinco están Sujetas a Protección Especial, el falso escorpión (Barisia imbricata); lagartija escamosa de mezquite (Sceloporus grammicus); víbora de cascabel cola negra (Crotalus molossus); cascabel pigmea (Sistrurus ravus) y culebra parchada (Salvadora bairdi).




Vista de los volcanes Tecuauhtzin (izq.) y Guadalupe (izq.) de la sierra de Santa Catarina, vistos desde la colonia Selene San Francisco Tlaltenco (Tláhuac, México). Yavidaxiu

La sierra de Santa Catarina, al igual que la de Guadalupe, comparten el mismo problema de encontrarse expuesta a un grave deterioro ecológico, dado que sus bosques han sido arrasados, en temporada de lluvias, las cumbres se cubren de una capa de vegetación que les da un aspecto saludable, sin embargo, entre los meses cuando las lluvias en la cuenca de México son escasas, es posible apreciar que está gravemente deforestadas. Por si esto fuera poco, la serranía ha sido sometida a la explotación de sus yacimientos de materiales utilizados para la construcción como el tezontle, el basalto y arena.

Y ahora efectúe recorrido por una de las zonas lacustres más impactantes en el planeta, que lamentablemente, ya no se conserva, se fue el agua y con ella la flora y la fauna que le acompañaban, un desastre ecológico.




Tenochtitlán. Tomada de Sofia Guadarrama Collado. Escritora historiadora, libros: Tlatoque. Somos mexicas; La Conquista de México Tenochtitlan; Enigmas de los dioses del México antiguo.

La modificación de la hidrografía del Valle de México.

El trabajo realizado por María del Socorro Lozano García "LA VEGETACIÓN DEL CUATERNARIO TARDÍO EN EL CENTRO DE MÉXICO: REGISTROS PALINOLÓGICOS E IMPLICACIONES PALEOCLIMÁTICAS", del departamento de Paleontología, Instituto de Geología, Universidad Nacional Autónoma de México, publicado en el Boletín de la Sociedad Botánica. México 58: 113-127 (1996), nos presenta una visión sobre la evolución de la zona, es de enorme profundidad para nosotros que estamos lejos de ser especialistas en la materia, pero nos lleva a descubrir las aristas científicas en la forma de observar la realidad cotidiana, el análisis de los datos extraídos de la observación de los sedimentos, las arenas, y los componentes biológicos en ellos asentados, situación que al lector le podría parecer de extrema aridez. No obstante, la Machincuepa Cuántica, los incluye, dejándote la opción de poder omitir la lectura de este intenso cúmulo de apreciaciones. (Localización en www. research gate. net. publicación. fulltext y el nombre del articulo)

En el tiempo, se descubren los cambios del paisaje con el análisis de él conjunto palinológico. El polen y esporas han probado ser los fósiles más importantes para la reconstrucción de la vegetación cuaternaria, ya que se encuentran en una gran cantidad de sitios y, tal vez lo más importante, en una secuencia estratigráfica continua que va archivando evidencias de cambios en la vegetación y en el entorno (Grimm, 1988). En la Cuenca de México, la existencia de varios lagos permite el desarrollo de estudios palinológicos los cuales en combinación con otras técnicas aportan información fundamental para la reconstrucción de paleoambientes. Las investigaciones palinológicas se inician en 1950 con los trabajos de Sears y Clisby (1955) y se continúan por otros autores (González-Quintero y Fuentes-Mata, 1980; González-Quintero, 1986).


Mapa que muestra las Zonas Hidrográficas De la Cuenca de México, Tomada de la Tesis de María Isabel Ballesteros Escamilla y Oscar Reséndiz Pacheco. UNAM, Facultad de Filosofía y Letras, Colegio de Geografía.

Estudios iniciales en sedimentos lacustres del Lago de Texcoco, con una edad basal estimada en ca. doscientos mil años AP, muestran la existencia de una tendencia progresiva y moderada, a condiciones secas desde el Pleistoceno Medio hasta el Pleistoceno Superior. Se observó en el estudio palinológico una disminución en la diversidad de "paleocomunidades" que se traduce en una dominancia de los bosques de pino y encino hacia el Pleistoceno Superior.

Desde el punto de vista limnológico, el Lago de Texcoco parece haberse transformado de una lago de agua dulce a un lago salobre hacia el Plesitoceno superior y Holoceno (Lozano-García, 1989).

Plesitoceno superior que es la cuarta y más reciente edad o piso de esta época. Sus límites cronométricos se sitúan entre 126 mil y once mil 784 años

Holoceno es una división de la escala temporal geológica, la última y actual época del período Cuaternario. Comenzó once mil 700 años antes del año 2000, con un margen de error de 99 años antes o después, cuando terminó el episodio frío conocido como "Dryas Reciente" (12,700 - 11,500), que fue una fase breve (de 1300 ± 70 años de duración) de enfriamiento climático a finales del Plesitoceno, perteneciente a la última glaciación, la cual comenzó hace unos 110 mil años y finalizó alrededor del 9,700 a.C., dando paso al Holoceno, el periodo de clima templado actual.

El conjunto palinológico en el Lago de Chalco para el período del glacial temprano, con edades de ca. 27 mil a ca. 23 mil años AP., muestran un diagrama polínico con una baja diversidad  dominado por Pinus spp. y con proporciones bajas de Quercus (género que incluye a las encinas, robles y alcornoques) , Alnus (género que incluye a alisos y abedules), el grupo compuesto por polen de Cupressus-juniperus (tipo Cu-Ju; cipresesahuehuete y sabinos) y pastos. También en este diagrama hay una clara dominancia de Botryococcus (especie: braunii que es una microalga planctónica verde de forma piramidal), y la ausencia de otros elementos indican un nivel lacustre bajo. Los datos sobre análisis de diatomeas (grupo de algas unicelulares que constituyen uno de los tipos más comunes de fitoplancton) efectuados en este mismo sondeo (Caballero-Miranda, 1995), corroboran la existencia de un nivel lacustre bajo, ya que las especies alcalófilas (microorganismos extremófilos que se desarrollan en ambientes con valores de pH, alcalinos) y halófilas (organismos que viven en ambientes con presencia de gran cantidad de sales) aumentan y disminuyen a las planctónicas. De acuerdo con el registro paleomagnético, Ortega-Guerrero (1992) considera este período de gran estabilidad ambiental. En uno de los diagramas para el Lago de Texcoco, el SCl (Lozano-García y Xelhuantzi, en prensa), el cual abarca un período de >35,000 años a ca. 20 mil años AP, el conjunto palinológico está dominado por Pinus spp. y con valores menores de: Quercus, Alnus, Poaceae o gramíneasChenopodicaceae-Amaranthaceae (la primera reclasificada recientemente en vista de los estudios genéticos, como una subfamilia de las segundas, quinoa corresponde a la primera y a la segunda: amaranto, acelga, espinaca, bugambillas, etc.). También en este diagrama hay una clara dominancia de Botryococcus, sugiriendo niveles lacustres bajosEl conjunto de evidencias apuntan hacia condiciones relativamente secas y frías, donde posiblemente los bosques abiertos de pino dominaron el paisaje en las elevaciones alrededor de los lagos. Datos disponibles para otras zonas de la "Faja Volcánica Transmexicana" (FVT)como es el diagrama polínico del Lago de Pátzcuaro (Watts y Bradbury, 1982) y los datos de Ohngemach (1977) para Puebla-Tlaxcala muestran una clara dominancia de Pinus, con Quercus y Alnus con valores menores. Estas condiciones frías y relativamente secas, resultan consistentes con los datos de niveles lacustres bajos disponibles para Pátzcuaro y Zacapu, en Michoacán, durante el período comprendido entre 27 mil a 23 mil años AP (Caballero-Miranda, 1995).
 
Desde el punto de vista fisiográfico, la "Faja Volcánica Transmexicana" (FVT) es una meseta volcánica con altitudes que van de un mil a cinco mil metros sobre el nivel del mar, siendo la banda dominante la de 1,500 a 2,500 metros. Si bien hay diferentes hipótesis sobre cuándo se inició la formación de esta provincia geológica, pues algunos autores le asignan una edad de Terciario Medio, y otros una edad de Plio-Cuaternaria, todos coinciden en que es durante el vulcanismo del Plio-Cuaternario que se forman los grandes estratovolcanes como son el Popocatépetl, Nevado de Toluca y el Pico de Orizaba constituídos por lavas andesíticas-basálticas. A la par del desarrollo de estos picos, se formaron cuencas endorréicas que dieron lugar a extensos lagos y la acumulación de sedimentos lacustres (Ferrusquía, 1993). Debido a la gran diversidad topográfica de la (FVT) hay también una variedad de condiciones climáticas importantes. La mayor parte de la humedad proviene de los vientos alisios que soplan durante el verano. La estación de lluvias es de junio a septiembre con algunas lluvias ocasionales durante el invierno como consecuencia de la llegada de aire polar comúnmente denominado "norte". Las comunidades vegetales que se establecen en esta provincia geológica son en general los bosques de: pino, encino, oyamel, tropical deciduo o caducifolio, mesófilos o de montaña o niebla y pastizales.

De entre las varias cuencas endorréicas que se formaron a lo largo del desarrollo de la (FVT), tenemos a la Cuenca de México, una de las más estudiadas hasta la fecha desde diferentes puntos de vista. La vegetación característica de las montañas del centro de México, y de las elevaciones que rodean a la cuenca de México principalmente, son los bosques mixtos de pino y encino. De acuerdo con Styles (1993), el género Pinus está presente desde el Cretácico en Norteamérica y llega a México, alrededor del Terciario Medio aunque no hay evidencia paleobotánica hasta el momento. Quercus parece ingresar a México también durante esa época. Las evidencias palinológicas para ambos géneros, señalan su presencia en el Mioceno Inferior de sedimentos marinos de Chiapas (Palacios, 1993); en los lignitos Pliocénicos de Tacolulan, Veracruz (Martínez-Hernández, 1992), y en los de la Formación Paraje Solo de Veracruz del Plioceno Medio (Graham, 1976).

El polen recuperado del Plioceno medio incluye a los géneros: Pinus, Alnus, Bursera (árboles recinosos y aromáticos, como el Copal, con 104 especies, de las cuales ochenta persisten en México), Engelhardtia (De la familia Juglandáceas, son árboles resinosos y olorosos, como el Nogal) y Quercus; el conjunto perteneciente al Plioceno superior está compuesto por: Alnus, Quercus, Pinus, Bursera, Fraxinus Liquidambar (fresnos), y el alga Pediastum duplex (especie de alga verde de agua dulce). Estos resultados preliminares indican la presencia de pino y encino como componentes importantes de la vegetación pliocénica de la cuenca y la existencia de un lago pliocénico ya señalado anteriormente (Mosser, 1990).

En gran parte de los estudios sobre la diversidad de la flora y fauna mexicana, y en particular en la (FVT), se señala de manera reiterativa que buena parte de la alta diversidad documentada, así como endemismos en algunas zonas del país, son consecuencia de las oscilaciones climáticas ocurridas durante el Pleistoceno. El Pleistoceno se caracteriza por ser una época de gran inestabilidad climática, se han detectado hasta diez ciclos glacial/interglacial en los registros isotópicos de sedimentos oceánicos (Lowe y Walker, 1984). Muchos la denominan como la edad de las catástrofes, aunque si se tienen en cuenta las diferentes ponencias presentadas en el Simposio sobre la vegetación de México: una misión histórica, durante el XIII Congreso Mexicano de Botánica en 1995, la característica común de esta historia es el constante cambio. Una de las explicaciones sobre la probable causa del cambio climático, al menos para el Pleistoceno, ha sido la denominada hipótesis astronómica, la cual básicamente explica los cambios en la temperatura de la superficie terrestre como consecuencia de los cambios periódicos de la órbita terrestre y su eje (hipótesis de Milankovitch). De acuerdo con esta teoría, los ciclos glaciales/interglaciales son causados por cambios en: la precesión de los equinoccios resultado del giro en su propia órbita con una periodicidad de entre 19 mil a 23 mil años, de la oblicuidad, en que los períodos son de cuarenta y un mil años, y cambios en la excentricidad de la órbita, con ciclos de cien mil años (Imbrie y Palmer lmbrie, 1979); sin embargo, algunos autores mencionan el hecho de que aún no se conoce cómo se traducen estos efectos, en términos de cambios globales del clima (Dawson, 1992). Otro aspecto importante es el hecho de que otros factores, como por ejemplo la tectónica, pudieron influir en la temperatura global traslapando sus efectos a la variación de la temperatura ocasionada por los cambios astronómicos.

El polen y esporas han probado ser los fósiles más importantes para la reconstrucción de la vegetación cuaternaria, ya que se encuentran en una gran cantidad de sitios y, tal vez lo más importante, en una secuencia estratigráfica continua que va archivando evidencias de cambios en la vegetación y en el entorno (Grimm, 1988). En la Cuenca de México, la existencia de varios lagos permite el desarrollo de estudios palinológicos los cuales en combinación con otras técnicas aportan información fundamental para la reconstrucción de paleoambientes. Las investigaciones palinológicas se inician en 1950 con los trabajos de Sears y Clisby (1955) y se continúan por otros autores (González-Quintero y Fuentes-Mata, 1980; González-Quintero, 1986). Los resultados palinólogicos del Holoceno tardío, es decir de los últimos tres mil años AP, muestran generalmente un incremento notable de Chenopodiaceae-Amaranthaceae, y una reducción en el polen de árboles en particular de Pinus, mostrando claramente el intenso impacto humano en la cuenca, así como en otras zonas. Obtener información paleoambiental resulta sumamente difícil en los registros del Holoceno tardío, en una zona tan larga y ampliamente ocupada por diferentes culturas.

Con el resumen de los trabajos de Caballero-Miranda (1995) se sintetizan los resultados de estos estudios y con base en las fechas de radiocarbono de estos autores presenta una secuencia glacial para la cuenca de México así los avances glaciares del Pleistoceno Tardío ocurrieron: entre 35 mil años a 25 mil años AP, entre los quince mil años y los doce mil años AP y para el Holoceno hay evidencias de un avance entre los tres mil quinientos y un mil años AP. A la luz de estos períodos glaciales, los registros palinológicos de Chalco y Texcoco no evidencian una época fría y húmeda antes de los 25 mil años AP, sino que apuntan hacia una etapa fría pero relativamente seca. Mientras que un avance glacial alrededor de los doce mil quinientos años pudiera explicar la presencia de Tsuga (falsos abetos), Picea (abetos y picas) y Podocarpus (árboles típicos de la flora antártica) en los diagramas. Los resultados palinológicos no permiten detectar si ocurrió un enfriamiento hacia el Holoceno Tardío debido a la modificación que sufrió el entorno por el impacto humano en el área.

En la Cuenca de México, y en general en la vegetación de la (FVT) la dominancia de el polen de pino y encino en los diagramas restringe la interpretación paleoecológica, en una zona activa desde el punto de vista volcánico y tectónico es recomendable la complementación de los análisis palinológicos, con otros estudios para contar con un mayor número de indicadores paleoambientales, como las diatomeas para definir niveles lacustres, registros paleomagnéticos, que contribuyen a la definición de horizontes volcánicos y épocas de mayor o menor erosión en la cuenca. Datos geoquímicos y estratigráficos, entre algunos otros, permiten documentar con mayor precisión las modificaciones que sufrió el paisaje durante los períodos de cambio climático. Finalmente otro aspecto fundamental es el control cronológico que se debe tener para enmarcar en el tiempo los cambios detectados, ofreciendo posibilidades para correlaciones regionales y globales.

Hasta aquí la aportación del artículo de la profesora e investigadora María del Socorro Lozano García que nos muestra, utilizando tecnologías y métodos de observación, recolección y manejo de los datos, que desde el lejano tiempo de conformación de Norteamérica se presentaron; las especies que a la fecha dan la variedad de la flora, e implican un cierto tipo de fauna, y se establece que el desarrollo de las muchas especies endémicas es explicable por las oscilaciones climáticas ocurridas durante el Pleistoceno.

La Cuenca del valle de México contenía cinco lagos mayores: ZumpangoXaltocanTexcocoXochimilco y Chalco. Estos lagos se alimentaban principalmente de agua proveniente de la Sierra Chichinautzin: arroyos que conformaban ríos y que desbocaban en la parte más baja y plana, esto es el área del lago de Texcoco, en el centro del Valle. Esto ayudo a que la zona fuera poblada desde épocas antiguas y con el tiempo se convirtió en la región más importante de Mesoamérica, económica, social y políticamente. Los límites entre estos lagos eran ambiguos, marcados en algunas partes de manera natural por franjas cenagosas y en otras por obras artificiales, como: diques, compuertas, áreas chinamperas, que propiciaban una distribución diferencial de las aguas, que en partes eran dulces y en partes saladas. Tales construcciones contenían los excedentes de los lagos más altos (Zumpango, Xaltocan, Xochimilco) y mantenían las aguas salobres del de Texcoco, lejos del entorno de la ciudad. Con todo, el espejo de agua, en gran parte de su extensión y por las características topográficas, era muy poco profundo, lo que lo hacía muy susceptible a los efectos de la evaporación. La aparente unidad lacustre desaparecía en periodos de seca, cuando los distintos cuerpos de agua quedaban desconectados.

El río de Cuautitlán derramaba sus aguas hacia el río Coyotepec y éste a al Lago de Zumpango y la Laguna de Xaltocan que, desembocaba en el Lago de Texcoco. Este río aún en el año 2022, lleva agua, con los problemas propios de los cuerpos de agua inscritos en zonas urbanas, se intercepta con el Río Hondo y desemboca en lo que era el Lago de Zumpango, que ahora es técnicamente un regulador, y se conoce como Laguna y es alimentada con agua de la Presa del Madín y del Río Cuautitlán. En estas aguas se observan aves migratorias como: pato canadiensebocon, cerceta, real, negro, chalcuán, golondrino, pinto, coronel, y otros como la "gallina de agua" que además de ser migratoria, en un número importante es residente, pelícano blanco, pelícano gris (esporádico), garzas, gaviotas y muchas especies más, las cuales según (Saldaña 2002) se contabilizaron 93 especies durante poco más de un año. 


ilustración Del Valle de México con sus cinco lagos (1519). Tomada Luis Carlos. Blogger. com

En 1449, Meshíco Tenochtitlan y Meshíco Tlatelolco sufrieron la peor inundación de su historia, por lo que, a partir de ella, se construyó un dique con empalizadas de troncos y se instalaron compuertas para detener o permitir el paso de las aguas entre los lagos, de acuerdo a las circunstancias y necesidades.

Como antes se describió, los lagos de Xaltocan, Zumpango, y Xochimilco, estaban ubicados a mayores alturas que las de Chalco  y Texcoco, por lo que tanto los mexicas como los tlatelolcas sufrieron más inundaciones en 1498 y en 1499. Y se documentaron otras después de la llegada de los españoles, en los años de: 1555, 1558, 1580, 1586, 1604, 1607, 1615, 1623, y la más fuerte en 1629.

A partir de esta última, el virrey Luis de Velasco (1511- 1564) fue quién ordenó, alrededor de 1560, las primeras obras de drenaje y comenzaron a drenar los lagos Xaltocan y Zumpango. Años más tarde inició el desagüe global. Encausaron las lagunas de Citlaltépetl y Zumpango hacia el río Tula. Eso no detuvo las inundaciones así que promovieron la desecación del lago. Se construyó el gran canal, que iba del lago de Texcoco a Zumpango y de ahí al corredor de Tequixquiac descendiendo en el río Tula. Sin embargo los tiempos se alargaron y estas obras fueron terminadas hasta el año 1900, durante el gobierno de Porfirio Díaz.



Imagen del Lago de Texcoco en el Postclásico, siglo XV. Trabajo propio Yavidaxiu.

La ciudad fue reedificada con traza española, ocupando durante sus primeros años de vida, el espacio de Tenochtitlan y algo más. El lago cedía en superficie, pues por un lado los escombros de la antigua ciudad llenaron muchos canales y por otro avanzaba el azolvamiento. Éste era resultado de un proceso connatural al contexto hidrológico de toda cuenca cerrada, pero ya se había acelerado con las obras que entorpecían la circulación de las aguas y se aceleró aún más en la época colonial con el arrastre de materiales de erosión que provenían del pastoreo, el uso del arado y la rala de grandes árboles.

Los troncos se destinaban por millares a cimentar - o mal cimentar- las nuevas construcciones que se erigían sobre el suelo fangoso y mal consolidado. Todo ello era reflejo de los nuevos usos del suelo y las nuevas tecnologías traídas por los españoles, aunque también de sus cuestionables decisiones: ¿Por qué ese empeño en construir la nueva ciudad en ese lugar, pudiendo haberlo hecho por Tacubaya o Coyoacán, con el lago a sus pies?

Cierto, hubo razones económicas, políticas e ideológicas de mucho peso, se quiso que la nueva México fuera la  sucesora directa de la antigua Tenochtitlan. Pero también hubo ceguera, el azolvamiento de los lagos y la retención imperfecta de sus flujos se combinaba con el hundimiento de las áreas construidas para ocasionar en las aguas un comportamiento errático. impredecible.

La Ciudad de México, capital indiscutible, se vestía con nuevas fachadas y paisajes, pero, comprensiblemente, se inundaba con frecuencia, como si sus antiguos canales se rehusaran a morir. Acequias, muelles, diques y albarradas fueron parle del paisaje urbano de esa ciudad de aire entre militar y eclesiástico, tosca y casi medieval, de la cual prácticamente nada subsiste en nuestros días. Poco a poco sus nuevos habitantes fueron puliendo y hermoseando la ciudad, y esto, según su entendimiento, implicaba combatir su carácter lacustre, que no cuadraba bien con el ideal urbanístico que los guiaba. Lograron contener de manera más efectiva el agua de los lagos vecinos con nuevos diques y compuertas. Pero eso era una solución falsa. Por un lado, al subir de nivel, esos lagos causaban trastornos en la población asentada en torno a ellos y, por otro, exponían a la ciudad a un potencial desbordamiento violento. Era casi seguro que un año con lluvias abundantes se tradujera en una repentina y persistente inundación, y así ocurrió, con el agua a la cintura, pero empeñados en no mudarse, los pobladores con poder de decisión, se fueron convenciendo de que el problema sólo se solucionaría dando desagüe a la cuenca.


Ilustración del Lago de Texcoco una vez desaparecida la Laguna de México. Dominio Público

La gran inundación de 1629, duró varios años, pero dio inicio desde el año 1627, esto es que dos años después, en el mes de julio, la periferia ya estaba inundada, y luego de una serie de aguaceros excepcionales (del 21 al 22 de septiembre de 1629), de la orgullosa y prepotente ciudad, sólo emergía un pequeño pedazo alrededor de la plaza mayor. A este lugar se le llamó, con extraño sentido del humor, "la isla de los perros" porque muchos de ellos buscaron refugio allí. Pero el resto del casco urbano quedó cubierto por uno y en partes hasta dos metros de agua, y la inundación había causado centenares de muertes y el colapso de chozas, jacales y casuchas. Los pisos altos, secos, no eran muchos, en ellos se refugiaron los pudientes, quienes pronto mandaron hacer canoas para desplazarse de un lugar a otro, por su parte, las autoridades, con premura, se ocuparon de prestar ayuda a los damnificados: comida, hospitales, alojamiento, etc. El gobierno de la ciudad, aunque involucrado tarde en el asunto, se desvivió procurando el control de la distribución y los precios del maíz y la carne, que obviamente se dispararon, y asimismo dispuso la concentración de los mercados en los puntos menos afectados, que significó una medida muy conflictiva porque puso a los competidores cara a cara. Se levantaron terraplenes, puentes de madera, pasillos y otros artificios que permitían malamente desplazarse a pie. Se bombeó el agua fuera de algunos recintos. Las misas, tan importantes en ese tiempo, debido a que existía la creencia de que las fuertes lluvias eran un castigo a los pecados de los habitantes de la ciudad, se celebraron en las azoteas. Hasta este punto la historia pudo haber sido no tan diferente de la de otras inundaciones sufridas por la ciudad, pero conforme pasaban los días y los meses era evidente que se estaba viviendo no un momento, sino un periodo extraordinario, ello debido a que el agua, aunque bajó un poco, quedó cubriendo las calles y desmoronando las casas más pobres, las construidas con adobe, por todo el restó de 1629. Y, peor aún, persistió en 1630 y 1631, volvía a subir de nivel con cada época de lluvias y sus fuertes aguaceros. La inundación, variable, persistió por cinco años. Le puso fin una temporada de sequía, sucedida en el año 1634, pero los barrios más afectados Santa Catarina y Santa Ana, permanecieron desiertos por otro año más. La gente más desposeída sufrió indescriptiblemente, tal vez, murieron treinta mil personas, la mayoría a consecuencia de las enfermedades asociadas a la escasez y carestía de bastimentes y al ambiente lodoso e insalubre. Quien pudo irse, se fue. La ciudad tenía al parecer cerca de ciento cincuenta mil habitantes, y se supone, porque no hay estadísticas de lo sucedido, que no menos de cincuenta mil, una tercera parte, empacó sus cosas para proseguir su vida en otro lugar. Extracto del contenido de la revista Arqueología Mexicana, núm. 68, pp. 50-57, por el doctor en historia Bernardo García Martínez (1946 - 2017), denominado “La gran inundación de 1629”.

Por otra parte, Francisco de la Maza y de la Cuadra (1913 -1972), en su escrito "La Ciudad de México en el Siglo XVII" (1968), nos cuenta detalles de esa época, en la que desecamiento continuaba:

"...si el año de 1607 se apreció, el valor de la ciudad, en veinte millones y, para el año de 1637, en 50 millones, después acá habrá crecido en valor, en que se han labrado más de veinte suntuosos templos y millares de edificios, que apenas hay calle donde no se labren o se aderecen casas.

Las acequias o calles de agua, eran cuatro principales y varias docenas menores. Las principales eran: primera, la que venía del canal de la Viga de sur a norte y torcía luego de oriente a poniente a un lado de Palacio, pasaba por la Plaza, frente al Ayuntamiento, corría por la actual calle de 16 de Septiembre, se encontraba con la mole del convento franciscano y desviándose al sur, se perdía en los muladares - o huertas - de lo que hoy es la calle de Bucareli; después, la que corría por la actual calle de San Juan de Letrán, hoy y desde el año 1978 "Eje Central"; enseguida citamos a la que formaba la actual calle del Perú, y otra, también de oriente a poniente, que pasaba detrás de la Merced y proseguía entre Regina y San Jerónimo, para acabar en la que ahora es Avenida Chapultepec. Los puentes eran unos cincuenta, no todos de cal y canto, sino de madera, siempre cayéndose.

Las antiguas calzadas aztecas de entrada a la ciudad permanecían en uso, con la novedad del "aderezo" con que se premió a la que iba al norte, a la zona de Guadalupe, la llamada  "Calzada de los Misterios", misma que fue dotada con sus quince hermosos monumentos dedicados a los "misterios'' contenidos en el rezo del rosario católico, calculados a distancia prudente para rezar las diez avemarías entre cada uno de ellos. Los canales surcaban la ciudad y cinco calzadas elevadas se extendían hacia las afueras para conectar el centro con las orillas circundantes, estas eran:
Calzada de Tepeyacac, hacia el norte: Cruzaba de norte a sur desde el Cerro de Tepeyacac hasta el islote de Nonoalco - Tlaltelolco. Las calles actuales son: República de Argentina, Jesús Carranza y Calzada de los Misterios hasta el citado cerro.
Calzada de Tlacopan o Tacuba, hacia el poniente: Partía hacia el hasta elTemplo Mayor de Tlacopan (Tacuba). Actual Calzada México-Tacuba.
Calzada de Nonoalco: Conectaba a la ciudad deTlatelolco con tierra firme. Actuales avenidas: Manuel González y Eulalia Guzmán.
Calzada de Iztapalapa: Partía del Templo Mayor hacia el sur saliendo hacia el agua en San Antonio Abad y tocando tierra de nuevo en la actual Av. del Taller hoy Calzada de Tlalpan.
Calzada de Tenayocan: Conectaba el islote de Tlaltelolco hasta Tenayocan en el norte. Tenía el trazo aproximado de la actual Calzada Vallejo.

Así si observáramos los planos, encontramos que los límites de la Ciudad en aquel entonces eran: por el norte, la ciudad terminaba en una línea trazada de El Carmen a Santa María la Redonda; por el poniente esa línea sería San Diego y San Juan de la Penitencia; por el sur, San Jerónimo y San Pablo y por el oriente San Lázaro y el mismo San Pablo; al fondo el imponente "albarradón'" o dique que desde los señores aztecas detenía las lagunas de Texcoco y Chalco.

En el libro "Mapas Antiguos del Valle de México ", recopilado y descrito, en el año 1947, por el ingeniero Ola Apenes, (1898 - 1943) para la Sociedad de Exalumnos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, y publicado en edición facsimilar en el de 1984, nos informa que existieron veinte ríos, trece de los cuales descargaban sus aguas en el Lago de Texcoco, nueve por el oriente y cuatro por el poniente; los otros siete llevaban sus agua a los Lagos de Xochimilco y Chalco. Los datos se modifican en el transcurso del tiempo, y en el siglo Veinte, algunos estaban ya entubados.


Mapa de los Ríos Del Valle de México. Tomada de esla. com. fb

En 1954 comenzó la construcción del sistema de drenaje con base en túneles profundos, con una longitud de 166.14 km. Esto implicó entubar todos los ríos que cruzaban la Ciudad de México y convertirlos en avenidas rápidas. El río Consulado es un cauce artificial que se formó después de la desecación del valle, a partir del siglo XVII, siguiendo aproximadamente la antigua ribera norponiente del Lago de Texcoco, alimentado por los cauces de los ríos San Joaquín y los Morales. A finales del siglo XIX el río marcaba los límites de la urbe hacia el norte, mismo que fue entubado en el año 1944. Las once Zonas Hidrográficas de la Cuenca de México, comprenden a las de los cuatro valles, en los mapas siguientes se muestran las ubicaciones de los señalados (*).

1. Río  Consulado * / Río de los Morales *
2. Río de la Piedad *
3. Río Churubusco *
4. Río San Javier *
5. Rio Tlalnepantla * / Río Cuautepec
6. Río Chico *
7. Río de los Remedios *
8. Río Hondo * / Río Sordo
9. Río San Joaquín * / Río del Tornillo
10. Río Barrilaco * / Río Tecamachalco
11. Río Dolores *
12. Río Tacubaya * / Río Los Cuartos / Río Totolica
13. Río Becerra *
14. Río Mixcoac *
15. Río Barranca del Muerto *
16. Río de Guadalupe o Tequilazgo *
17. Río San Ángel */Río Chico */Río Tizapán *
18. Río Magdalena * / Rio Eslava * / Río San Jeronimo 
19. Río San Juan de Dios o Tlalpan
20. Río San Buenaventura / San Lucas / Santiago 
19. Canal de San Lázaro / Interceptor Poniente * / Gran Canal de Desagüe *
22. Canal de la Viga */Canal de Chalco */Canal Nacional *  
23. Río Amecameca * / Río San Francisco de la Compañía / Río Zacuatlitac / Río Milpa Alta
24. Río Cuatitlan / Río Tepotzotlan
25. Río Papalotla / Río Xalapango /  Río Coxcacoaco / Río Texcoco /  Río San Bernardino 
26. Río Chapingo /Río Santa Mónica / Río Coatepec
27. Río Calpulalpan / Tizar / Canales de la excedencia de Apan
28. Río San José / Barranca del Muerto / San Miguel / Corrientes de Laguna Tochac (Noreste)
29. Río Coatlaco / El Canal / Corrientes de Tecocomulco / Laguna del Puerco
30. Rio de San Juan Teotihuacan
31. Venidas de Pachuca



Mapa que muestra las Regiones Hidrológicas del Valle de México. Tomada de esla. com. fb.

Ahora los resultados de las políticas de desecación del lago, saltan a la vista, la idea inicial viene de los españoles que se avecindaron en esta ciudad, a lo largo de la etapa colonial, se llevaron a cabo acciones, que aún cuando obtuvieron pocos avances reales sobre la solución al único problema que atacaban: las inundaciones de la zona habitada; en el siglo XIX, una vez que se transformó el régimen de colonia al de una nación independiente, las acciones gubernamentales ejecutadas fueron similares, los viejos proyectos fueron concluidos hasta la presidencia de Porfirio Díaz en el año 1900.


Mapa comparativo del área de la ciudad de México y los antiguos lagos del valle. Trabajo propio de Yavidaxiu.

Pero el problema de las inundaciones continuó, al avanzar el siglo, se realizaron nuevas acciones fundamentadas en los avances que la ingeniería alcanzaba, los que resultaron insuficientes y debieron irse actualizando ante los hechos, fue una muy fuerte experiencia el evento acaecido en 1951, el llamado primer cuadro de la capital fue cubierto por las aguas.


Fotografia que muestra las calles de "dieciséis de septiembre", durante la inundación del año 1951. Tomada de Centro Nacional de Prevensión de Desastres. Gob. mx.

Uno de los grandes desastres que forman parte de la historia de la Ciudad de México ocurrió el 15 de julio de 1951. Una gran inundación cubrió varias zonas, el nivel del agua acumulada en el centro de la ciudad fue lo suficientemente alto que la gente tuvo la necesidad de utilizar lanchas de madera y balsas de hule para transportarse. Algunos artículos señalan que la inundación duró aproximadamente tres meses, la ciudad quedó sumergida en dos terceras partes con una profundidad de dos metros en las zonas más bajas. Debido a este acontecimiento las autoridades capitalinas tomaron la decisión de entubar el Río Churubusco, construir varios cárcamos y plantas de bombeo de los colectores principales al Gran Canal, así como el incremento de su capacidad mediante la ampliación de secciones hidráulicas y la construcción del segundo túnel de Tequixquiac, el cual se concluyó hasta 1954.


Fotografia que muestra las calles del "Centro Histórico", durante la inundación del año 1951. Tomada de Centro Nacional de Prevensión de Desastres. Gob. mx.

Este tema de las inundaciones removió el objetivo de las autoridades y aun del sentir en la llamada "opinión pública", se consideró que el máximo problema que se enfrentaba en el Valle de México y por tanto en la Ciudad de México, era el de las inundaciones, por lo que se dejaron de lado los aspectos concernientes a la migración de la población rural a la urbe, la capital del País fue una de las favoritas para recibir grandes contingentes de pobladores, lo que llevó al crecimiento de la zona habitable, se fueron formando los cinturones en los alrededores; se concentraron en un pequeño territorio, todas las posibles edificaciones para todas las actividades; se tenía el aeropuerto, la refinería, las oficinas gubernamentales, los caminos que favorecían la concentración de los bienes en la actividad comercial y aún industrial. El efecto de los terremotos, modificó un poco la visión, sobre todo con el sucedido en 1985, pues estableció con mucha claridad que esta es una zona de alto impacto telúrico, y se concibió la posibilidad de reducir el número de personas habitando esta zona metropolitana, descentralizando las actividades, desde la actividad comercial e industria y el aparato de gobierno federal, pero al cabo de unos años, la idea se olvidó, paso lo mismo que con los habitantes de la ciudad en el siglo XVI.

Ya para la década de los setentas se comenzó a descubrir que la contaminación atmosférica sobre el cielo del Valle de México era de consideración, y poco a poco entrarían en el conocimiento de la gente la existencia de la contaminación auditiva y de la visual.

Así como la contaminación es la presencia en el medio ambiente de sustancias tóxicas o ajenas a sus ciclos físicos y químicos, llamamos contaminación visual a la presencia de elementos visuales en un paisaje que interrumpen su estética, violentan su percepción de conjunto y entorpecen la percepción del entorno. La publicidad, la industrialización, la vida agrícola, suelen dejar los rastros visuales de su existencia, muchos de los cuales están pensados para destacar lo más posible.

La contaminación auditiva es un fenómeno poco estudiado en la relación ciudad-ambiente. la combinación de ruido constante y permanente, el uso indiscriminado del automóvil y las políticas públicas desintegradas provocan una gestión ambiental incierta y poco clara frente a esta problemática. El modelo de ciudad caminable pretende generar espacios urbanos donde se reduzca el uso del transporte, se enfaticen las bondades de la movilidad a pie y en bicicleta, y se rehabiliten espacios públicos y áreas verdes, mecanismos que podrían reducir la contaminación auditiva y otras afectaciones ambientales.

Las personas empezaron a considerar la necesidad de cambios en las costumbres y las elecciones de los lugares para vivir. La poética "Región más transparente del aire", no existía más, la Cuenca de México fue invadida por millones de personas, albergando en la zona metropolitana de la Ciudad de México, según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), al año 2020,  el territorio de la Ciudad de México, contiene un poco más de nueve millones de habitantes, y su correspondiente zona metropolitana, dato actualizado al año 2022, es de alrededor de veintidós millones de personas, lo que representa casi el 17% de la población total del país.

Ahora los efectos son claros: falta de agua potable; problemas para desaguar las aguas pluviales y de desechos humanos, orgánicos e industriales; el hundimiento de los terrenos por la incontenible extracción del agua del subsuelo; todo ello , como se puede apreciar, en medio de un panorama en el que el agua es el protagonista principal.

La Machincuepa Cuántica aborda este tema, tan de actualidad, ahora que el cambio climático mundial, nos lleva a los moradores de esta Cuenca, a tener condiciones geográficas alteradas, como una temporada de lluvias que se ha extendido, el empobrecimiento de las tierras, de las zonas no urbanizadas, la desaparición de las especies que vivieron por muy largas décadas, la ausencia de los lagos, y la aceleración en las elevadas temperaturas que hoy sucede todos los días. Tenues esfuerzos para salvaguardar lo que queda del gran contenido de flora y fauna local, todas las regiones con serranías están contenidas en "Zonas Protegidas" pero sin que exista, lamentablemente algo que nos indique que será detenido el ecocidio.

El análisis  de los Registros Palinilógicos y sus implicaciones Paleoclimáticas, nos dan herramientas para conocer la evolución de la Cuenca, y nos deja muy en claro que los movimientos globales, se tradujeron en lineas climáticas que incidieron en estos lugares, sumados a los procesos que las propias condiciones del área dictaban y que para llevarse a cabo debieron transcurrir millones de años, pero que la presencia de los grandes grupos humanos empezó a modificar todo desde hace unos cinco mil años, y en forma acelerada en los últimos seis siglos.

 



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