Las estrellas similares a nuestro Sol, extienden la región habitable de sus planetas, las velas solares una tecnología de viajes interplanetarios.

En consistencia con un pensamiento muy asentado en la "psique" humana, cada vez más científicos del espacio encaminan sus hipótesis y teorías hacia la búsqueda de vida extraterrestre, por una parte, no nos gusta la idea de usar solos en el Universo, aunque por otro lado, el fuerte egocentrismo, que nos lleva a sentirnos la especie reina de la naturaleza, nos dice que no debe ser así, que si estamos solos en el Universo. Sin embargo, el pensamiento ordenado, y con apertura, nos indica que la organización del Cosmos, necesaria para generar vida, tan "inteligente" como  la propia, podría ser factible en planetas que orbitan estrellas similares en tamaño al Sol, en condiciones del planeta que presente el caso de vida, sería en un planeta, de preferencia rocoso, que tuviera una gran cantidad de agua líquida, resguardado con una atmósfera y alejado de su "sol" a una distancia proporcional a su estrella, en analogía a las características que cumple nuestro "planeta azul".


Vista de los telescopios del observatorio ALMA, instalado en el desierto de Atacama, en Chile. Foto Afp

Una nueva investigación propone que casi la mitad de las estrellas como el Sol vienen en pares, lo que es conocido como sistemas binarios, cuya energía combinada extiende la región habitable de los planetas: calientan los mundos de los demás, así como los suyos, lo que significa que tienen mayor probabilidad de ser orbitados por uno que tenga agua líquida.

Así lo consideró Jes Kristian Jorgensen, de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, quien en un estudio publicado en "Nature", señaló: “El resultado es emocionante, ya que la búsqueda de vida extraterrestre estará equipada con varios instrumentos nuevos y extremadamente poderosos en los próximos años. Esto mejorá la comprensión de cómo se forman los planetas alrededor de diferentes tipos de estrellas. Tales resultados pueden identificar lugares que serían interesantes para investigar la existencia de vida”.

El telescopio James Webb (JWST), es un observatorio espacial desarrollado a través de la colaboración de veinte países, construido y operado conjuntamente por la Agencia de Administración de Aeronáutica y del Espacio (NASA), la Agencia Espacial Europea (ESO) y la Agencia Espacial Canadiense (CSApronto se unirá a la búsqueda de vida extraterrestre. A finales de la década se complementará con el Gran Telescopio Europeo (ELT) y el extremadamente potente radiotelescopio Square Kilometre Array (SKA).


El telescopio James Webb (JWST) proyecto conjunto de NASA, ESO y CSA. Tomada de es. cite. esparce. com.

Jorgensen agregó: “El (SKA) permitirá observar directamente las moléculas orgánicas grandes. El (JWST) opera en el infrarrojo, adecuado para observar moléculas en el hielo. Finalmente, seguimos teniendo a "El Atacama Large Millimeter/submillimeter ArrayALMA”.

Dado que el único planeta conocido con vida, la Tierra, orbita el Sol, los sistemas planetarios alrededor de estrellas de tamaño similar son objetivos obvios para los astrónomos que intentan localizar vida extraterrestre.


El potente radiotelescopio Square Kilometre Array (SKA). Tomada de spain. skatelescope. org    

El resultado de la investigación también indica que los sistemas planetarios se forman de manera muy diferente alrededor de estrellas binarias, que de astros individuales, como el Sol. Jorgensen descubrió cuándo se forman los discos protoplanetarios y cuál es su composición de agua y moléculas orgánicas complejas. Para ello, utilizó observaciones en longitudes de onda infrarrojas y de radio realizadas por ALMA, ubicado en Chile, que detectaron a una joven estrella binaria a unos mil años luz de la Tierra, llamada "NGC 1333-IRAS2A", la cual está rodeada de un disco de gas y polvo.

Las observaciones sólo pueden proporcionar a los investigadores una instantánea de un punto en la evolución del sistema estelar binario. Sin embargo, el equipo las completó con simulaciones por computadora que retroceden y avanzan en el tiempo.

Rajika L. Kuruwita, segundo autor del artículo, explicó: “Las observaciones nos permiten acercarnos a las estrellas y estudiar cómo el polvo y el gas se mueven hacia el disco. Las simulaciones nos dirán qué física está en juego y cómo han evolucionado hasta la instantánea que vemos y su evolución futura”.

Los investigadores estudiaron el movimiento de gas y polvo, que no sigue una pauta continua. En algunos momentos, generalmente durante periodos de 10 a cien años en cada mil, el movimiento se vuelve muy fuerte.


El Gran Telescopio Europeo (ELT). Tomada de Globalastronomia. com.

Presumiblemente, la pauta cíclica puede explicarse por la dualidad de la estrella binaria. Los dos astros se rodean uno al otro y, en intervalos determinados, su gravedad conjunta afectará al disco de gas y polvo circundante de una manera que hará que grandes cantidades de material caigan hacia el astro.

Los astrónomos hallaron que el sistema estelar descrito es todavía demasiado joven para que los planetas se hayan formado. Jorgensen aseveró: “Es probable que los cometas desempeñen un papel clave en la creación de posibilidades para que la vida evolucione. Dado que los cometas suelen tener un alto contenido de hielo con presencia de moléculas orgánicas que pueden ser introducidas en la superficie de un planeta si choca con el asteroide". 

En los próximos años, según Jorgensen: "Estaremos mejor dotados que nunca, con nuevos instrumentos que se unirán a la búsqueda de vida extraterrestre, como el (JWST), que en breve estará operativo, y hacia final de esta década se incorporará el (ELT) y el radiotelescopio (SKA). Los que complementados, con (ALMA), nos proporcionarán: una gran cantidad de resultados interesantes.”.

En eso coincido con el doctor Jes Kristian Jorgensen, nacido el 22 de octubre de 1975, doctorado por la Universidad Leiden de Países Bajos. Lo mejor está por venir.

Y en otro orden de ideas, tenemos que si se requiere viajar hasta allá, también hay exploración sobre nuevas alternativas para mover naves hasta donde sea necesario, el tiempo de traslado, es por ahora, otra cosa.

Diseñan velas para naves espaciales que serán impulsadas por luz solar.

De las velas solares se ha dicho que son "la única tecnología conocida que algún día podría llevarnos a las estrellas".

Una vela solar es un método de propulsión para  sondas y naves espaciales alternativo o complementario al uso de motores. Las velas solares captan empujes producidos por fuentes externas a la propia nave, de manera que esta no necesita transportar consigo ni motor ni  combustible, aligerando considerablemente el peso de la nave, y pudiendo alcanzar así mayores velocidades En función de la fuente de impulso que pretendan captar, las velas solares se clasifican en dos grandes grupos: de fotones y de plasma.

Debido a la escasa potencia que ofrecen las velas solares, las naves propulsadas por este método necesitan ser lanzadas al espacio por un cohete convencional. Fuera ya de la  atmósfera, su aceleración es muy lenta, pudiendo tardar más de un día en aumentar su velocidad en 100 kilómetros por hora. Sin embargo, a diferencia de los cohetes, el empuje sobre una vela se aplica de forma ininterrumpida, por lo que con el tiempo una sonda provista de velas puede alcanzar velocidades muy superiores a las obtenidas mediante los actuales sistemas de "propulsión a chorro".

Un reciente concepto de vela solar seleccionado por la Agencia de Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) para desarrollar una misión de demostración podría llevar a la exploración del espacio con esta tecnología de propulsión a nuevos destinos.

El proyecto Diffractive Solar Sailing fue seleccionado para el estudio de fase III en el programa "Conceptos Innovadores Avanzados", de la NASA. Esta etapa tiene el propósito de hacer una transición estratégica de los conceptos de dicho programa con el mayor impacto potencial para la agencia estadunidense, otras instancias gubernamentales o socios comerciales.

Al igual que un velero que usa el viento para cruzar el océano, las velas solares usan la presión ejercida por la luz del Sol para impulsar una nave a través del espacio. Los diseños de las reflectantes existentes suelen ser muy grandes y muy delgados, además de estar limitados por la dirección de la luz solar, lo que obliga a hacer concesiones entre la potencia y la navegación.

Las velas de luz difractivas usarían pequeñas rejillas incrustadas en películas delgadas para aprovechar una propiedad de la luz llamada difracción, que hace que ésta se disperse cuando pasa a través de una abertura estrecha. Esto permitiría a la nave hacer un uso más eficiente sin sacrificar la maniobrabilidad.

El nuevo concurso otorgará al equipo de investigación dos millones de dólares durante dos años para continuar con el desarrollo tecnológico en preparación para una posible misión de demostración. El proyecto está dirigido por Amber Dubill, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins en Laurel, Maryland.

Informó la NASA: "La vela ligera difractiva extendería la capacidad de la luz solar más allá de lo que es posible con las misiones en desarrollo".

Una de las posibilidades de uso de las velas ligeras difractivas, es que impulsadas por la presión de la luz solar, podrían colocar una constelación de naves científicas en órbita, alrededor de los polos del Sol, para avanzar en la comprensión del astro y mejorar las capacidades de pronóstico del clima espacial.

El efecto de la presión solar fue señalado por vez primera en el siglo diecisiete por el astrónomo  Johannes Kepler (1571 - 1630)) al observar que la cola de los cometas siempre apuntaba en la dirección opuesta al Sol, deduciendo que este debía generar algún tipo de "fuerza de repulsión", la que  fue calculada en 1873 por James C. Maxwell (1831 - 1879), en su "Teoría del Electromagnetismo", según la cual, la luz debía ejercer una presión sobre los objetos. Esta predicción fue confirmada experimentalmente en 1899 por Piotr Nikoláievich Lébedev (1866 - 1912).

La búsqueda de acompañantes para la humanidad en el Universo impulsa esfuerzos científicos de grandes dimensiones, un aliciente para forjar nuevas generaciones de gente dedicada al desarrollo de proyectos y programas espaciales, como en muchos temas, lo mejor está por venir. En la Machincuepa Cuántica esperamos por nuevas informaciones para su difusión inmediata.




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