Lepra, enfermedad del pasado, Covid-19 la de actualidad.

Trataré una de las enfermedades humanas más temidas en la antigüedad, surgida desde tiempos prehistóricos, instalada en México, su vigencia era aún notable en la década de los años cincuenta del siglo pasado. Hoy en día, afortunadamente, se ha avanzado con respecto a su tratamiento y letalidad. Se conoce su origen y causales y se busca erradicarla del mundo en este siglo. El nombre de esta enfermedad proviene del griego y significa escama. 

"La lepra" es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria "Mycobacterium leprae", también conocida como "bacilo de Hansen", pues fue descubierto en 1873 por el médico Gerhard Henrick Armauer Hansen (1841 - 1912). El bacilo se reproduce muy despacio y el periodo promedio de incubación e inicio de los síntomas de la enfermedad es de, aproximadamente, cinco años. Los síntomas iniciales son manchas claras o oscuras o nódulos en la piel resultan en lesiones en lapiel y pérdida de sensibilidad en la zona afectada. Otros síntomas incluyen debilidad muscular y sensación de hormigueo en las manos y los pies, afecta principalmente a la piel, los nervios, la mucosa de las vías respiratorias superiores y los ojos. Cuando los casos no se tratan en el inicio sintomatológico, la enfermedad puede causar secuelas progresivas y permanentes, que incluyen deformidades y mutilaciones, reducción de la movilidad de las extremidades e incluso ceguera.


La bacteria Mycobacterium leprae, causante de la lepra. Tomada de Gaceta Médica com.

Se transmite muy probablemente a través de las gotículas que se expulsan de la boca o la nariz, en el curso de contactos cercanos y frecuentes con personas que no han recibido tratamiento y que padecen una condición genética especial, así lo muestran los estudios en estos tiempos, en que la genética abre las posibilidades de investigar condiciones como nunca antes. En fechas recientes, año 2008, en la Universidad de Texas, se encontró una variedad distinta de bacteria, de la originalmente descubierta, y se ha nombrado "Mycobacterium lepromatosis" cuyos genes 16S rRNA, confirman la discrepancia entre ambas bacilos; por otra parte, el análisis genético de la "Mycobacterium leprae", encontró disposición de enfermar a individuos en los genes: LPRS1, LPRS2, LPRS3 y LPRS4. La semiología clínica indica que afecta en la reacción inmune del paciente, en lo referente a la producción de las proteínas llamadas "citoquinas", que son las que inducen y median la activación "macrofágica" y "fagocitosis", del sistema inmunitario. Y se sabe que puede afectar de dos posibles maneras: "tuberculoide": generando grandes manchas hiperestésicas y más tarde anestésicas. Con pacientes que presentan una alta reacción celular pero una baja titulación de anticuerpos; como consecuencia presentan por lo tanto reacción positiva a la "lepromina". Los tejidos infectados normalmente tienen muchos "linfocitos" y "granulomas", pero relativamente pocas bacterias. Y la segunda opción es "lepromatosa": esto es que, origina grandes nódulos en la piel o lepromas. La progresión de las lesiones causa grandes deformaciones. favoreciendo la aparición de numerosas máculas eritematosas, pápalas o nódulos. Existe extensa destrucción de tejidos, como por ejemplo cartílago nasal y orejas, apareciendo en fases avanzadas la típica "facies leonina", caracterizada por múltiples nódulos o lepromas diseminados en la cara y pabellones auriculares, pómulos pronunciados debido a la infiltración reactiva inmunológica y la caída de la cola de las cejas. También hay afectación difusa de los nervios periféricos con pérdidas sensoriales.

La lepra es una enfermedad ancestral, descrita ya en la literatura de las civilizaciones de la antigüedad. A lo largo de la historia, los enfermos se han visto condenados al ostracismo por sus comunidades y familias.

Documentalmente, se encuentra el antecedente más antiguo de la enfermedad en el libro de texto hinduista "Átharva Veda", perteneciente al segundo milenio antes de nuestra era, en el se sugiere la cura ritual mediante plegarias, cabe mencionar que aparece bajo el nombre de "kilasa", que significa mancha blanca en la piel, pero hay múltiples referencias en el texto bíblico.
 
Se sabe con certeza que afecta a la humanidad desde hace al menos cuatro mil años, sucedió en el año 2009, se realizó una excavación arqueológica llamada "Balathal", en el territorio actualmente forma parte de la India, ubicada en la región noroeste, en ella se encontraron, en lo que había sido un asentamiento, compuesto por chozas de piedra y ladrillos de barro, y donde se cultivaba la cebada, los restos óseos de un varón adulto de unos treinta años de edad con muestras de haber padecido esta enfermedad y no haber recibido ningún tipo de tratamiento para curarla. Dichos restos estaban enterrados en ceniza de estiércol de vaca dentro de un recinto de piedra de paredes gruesas en los límites de dicho asentamiento. Al realizarse la datación de los restos, mediante la técnica de "radiocarbono"se infirió que el enterramiento se situaba entre los dos mil quinientos y dos mil años. Mientras en África, en Egipto, se localizó la existencia de un esqueleto de una persona que vivió en el siglo II antes de nuestra era, que también presentó la enfermedad.


Fotografía de un paciente de 24 años, tomada en 1886, de Educalingo.com.

La lepra, de acuerdo al pensamiento antiguo, era una enfermedad muy contagiosa. Su contagio se producía, seguramente, por tener relaciones sexuales con un leproso, o bien, por el contacto con el aliento de un leproso, e incluso, simplemente por el contacto físico, por comer o beber del mismo recipiente donde el enfermo comió o bebió, llegando a pensar que el contagio era seguro por dormir en una cama donde durmió un leproso, o, por usar una ropa que fue usada por un leproso, por ponerse un ungüento que fue tocado por un leproso, por ponerse una guirnalda de flores que previamente estuvo en contacto con un leproso.

Conclusión de a época y que se sostuvo por un muy largo período:  así se contagian todas las enfermedades relacionadas con la influencia de "planetas malignos" o debido a los "pecados cometidos". Ya en occidente, en la sociedad altamente influenciada por la religión cristiana, se pensaba que los leprosos enfermaban como castigo divino por sus pecados y se solía relacionar con conductas lujuriosas y con la promiscuidad, por lo que se acostumbraba expulsar a los enfermos de las comunidades y desposeerlos de sus bienes. Los que padecían esta enfermedad llevaban unas pequeñas tablas en la mano, llamadas tablillas de san Lázaro, las cuales al golpear entre sí avisaban a la gente a su paso cuando se les permitía mendigar o realizar algún peregrinaje. Esta tradición religiosa llegó a establecer que san Lázaro es el santo de los leprosos y los mendicantes. Pasado el tiempo se adoptó la costumbre de los enfermos llevaran una pequeña campana, para anunciar su presencia.

La acción que se estableció al respecto fue de separación de la sociedad al contagiado, y la costumbre adoptada fue reagruparlos en lugares de condición carcelaria, lo que sustento por siglos la costumbre de que los llamados "leprosarios", fueran sitios destinados a estigmatizar a los enfermos, es decir, llevarlos a una condición que hace que la persona portadora sea incluida en una categoría social hacia cuyos miembros se genera una respuesta negativa y se les ve como inaceptables o inferiores, en esos lugares no había posibilidades de curación o atención médica paliativa.

Hoy en día se conoce que el contagio se produce entre un enfermo con posibilidad de transmitir la enfermedad, en consecuencia de que no todos los que la padecen, eliminan bacilos fuera de su organismo, posibilidad que se cancela al administrar medicación, y una persona sana susceptible, debido a una predisposición genética, ya que la mayoría de las personas posee resistencia natural al bacilo "Mycobacterium leprae", lo que parece confirmarse con el estudio cuyos resultado en seguida se explican. Eso quiere decir, que debe conjugarse la circunstancia de que un enfermo que actúe como agente infeccioso y otra persona sana con una predisposición especial, durante un período de varios años, para que suceda el contagio.


Fotografía de un leprosario de 1870, en la ciudad italiana de Milan. De wikipedia.

En los resultado de un estudio efectuado en el año 2013, publicado en la revista “Science”, e incluido en el contenido de la "Gaceta Médica" del 13 de junio de ese año; y nos informa que expertos de la Universidad de Tubinga (Alemania) y la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) han reconstruido el genoma de "Mycobacterium leprae", tanto en esqueletos correspondientes a la "Edad Media" como en pacientes actuales para analizar su evolución a lo largo de los siglos.

El antecedente de la circunstancia es que hasta finales de la "Edad Media", la lepra era muy frecuente en Europa, tanto que, se estima que alrededor de una de cada treinta personas estaba infectada. En el inicio del siglo Veintiuno, la enfermedad se encuentra diseminada en noventa y un países de todo el mundo con cerca de doscientos mil nuevos casos de infección al año.

El resultado arroja que todas las cepas comparten un ancestro común que existió hace cuatro mil años, lo que coincide con la evidencia ósea más temprana de la enfermedad en el registro arqueológico, que data del año dos mil a. C. en la India, ya comentado. Conclusión indiscutible para sus autores, dado que, esta sorprendente conservación sugiere que el ADN bacteriano antiguo para ciertas cepas, podría sobrevivir potencialmente más allá del límite teórico de un millón de años sugerido para el ADN de vertebrados.

Los genomas de las cepas medievales son casi el mismo que el de las cepas contemporáneas, y la forma de propagación y el país donde se reproduce también es similar. Por éso Stewart Cole, codirector del estudio y jefe del Instituto de Salud Global de la Institución Suiza, concluye que si la explicación de la disminución de los casos de lepra no se encuentra en el patógeno, entonces debe ser en el huésped, es decir, en cada uno de nosotros. Y es ahí donde todos deberían de mirar. Una crítica a estudios anteriores o una complementación para conocer la verdadera realidad, rompiendo un paradigma acaso.

En el pasado reciente, el tratamiento de la lepra era distinto del actual. El primer avance importante tuvo lugar en el decenio de 1940 con el desarrollo del fármaco "dapsona". La larga duración del tratamiento —muchos años o a menudo toda la vida— dificultaba su cumplimiento. En el decenio de 1960, la bacteria "Mycobacterium leprae" comenzó a desarrollar resistencia al único medicamento, pero, a principios de ese decenio se descubrieron la "rifampicina" y la "clofazimina", que posteriormente se añadieron al régimen terapéutico que más tarde se denominó "poliquimioterapia" (PQT).

En 1981, la OMS recomendó la PQT, que en la actualidad consiste en tres fármacos: dapsona, rifampicina y clofazimina. El tratamiento tiene una duración de seis meses en los casos paucibacilares y de 12 meses en los multibacilares. La terapia química mata al patógeno y cura al paciente.

Desde 1981, la OMS proporciona PQT gratuita. Inicialmente, esta terapia fue financiada por la Fundación Nippon, y desde el año 2000 es donada por el laboratorio Novartis tras un acuerdo vigente hasta 2025.

A lo largo de los últimos 20 años se han tratado con PQT más de dieciséis millones de enfermos de lepra.

Desde los años setentas del siglo Veinte, científicos comenzaron a sospechar que los armadillos podían ser los portadores y transmisores de la bacteria responsable, en conformación las sospechas en el año 2011, la genética reveló una coincidencia entre las cepas presentes en humanos y armadillos, en lugares como Texas y Luisiana. Estos mamíferos, además de los humanos, son los únicos animales que pueden contraer esta enfermedad y el estudio reporta que la lepra puede contagiarse al comer su carne , estar expuesto a la tierra donde hacen sus madrigueras o bien mediante contacto directo, como en la cacería.

Afortunadamente, hoy día la lepra es curable y el tratamiento proporcionado, reduce considerablemente las posibilidades de discapacidad, el tratamiento de la lepra es gratuito, a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y simple. La mayoría de los países endémicos han puesto esfuerzos en integrar los servicios de atención a la lepra en los servicios de salud existentes.

A nivel mundial, en el año 2015 se registraron 211 mil 973 nuevos casos y en las Américas 33 mil 789 nuevos casos. En lo que se refiere al continente americano, se conoció que en 24 países se notificaron casos de lepra, algunos con más de 100 casos por año: Argentina, Colombia, Cuba, México, Paraguay, República Dominicana, Venezuela y Brasil. Éste último concentra el noventa y cuatro por ciento de los casos de toda la región, y se estima que ocupa el segundo nivel a escala mundial en mayoría de casos, resultando la India, primer lugar y Myanmar, tercero.

En varios países se observa una reducción general, aunque gradual, de los nuevos casos, que descendieron a 202 mil 256 en 2019. Varios países notificaron un número menor de casos, en particular cuarenta y cinco países que comunicaron cero casos de la enfermedad.

En el año 2020 se detectaron 127 mil 558 nuevos casos de lepra a nivel mundial, entre ellos 8 mil 629 de niños menores de 15 años, según cifras oficiales provenientes de 139 países de las seis regiones de la OMS. La tasa de detección de nuevos casos entre la población infantil fue de 4.4 por millón de niños.

Así entonces, la OMS en el año 2018 examinó las pruebas disponibles sobre cuestiones fundamentales relacionadas con la eliminación de la lepra y elaboró las ‘Directrices para el diagnóstico, tratamiento y prevención de la lepra’ (OMS, 2018), en las que se recomienda un régimen de tres fármacos (rifampicina, dapsona y clofazimina) para los tipos de lepra tanto paucibacilares como multibacilares. Para la prevención de la enfermedad, las directrices también indican la administración de una dosis única de rifampicina a los contactos familiares y sociales elegibles.

Tras un amplio proceso de consultas con los países, expertos en lepra, asociados y personas afectadas por la enfermedad, la OMS publicó en abril de 2021 el proyecto: ‘Hacia cero lepra. Estrategia mundial contra la lepra (enfermedad de Hansen) 2021-2030’ en consonancia con la Hoja de ruta para las ETD 2030.

El objetivo propuesto es el de lograr: Cero lepra: cero infección y enfermedad, cero discapacidades, cero estigma y discriminación

Esto es, la eliminación de la lepra, definida como interrupción de la transmisión. Estableciendo como metas a obtener para el año 2030, las siguientes:
ciento veinte países con cero nuevos casos autóctonos,
setenta por ciento de reducción en el número anual de casos nuevos detectados,
el noventa por ciento de reducción en la tasa por millón de habitantes de casos nuevos con discapacidad grado 2 (DG2), y adicionalmente
noventa por ciento de reducción en la tasa por millón de niños de los casos nuevos pediátricos con lepra.

Mientras tanto la situación sanitaria del planeta enfrenta todavía el reto del virus "SARS-Cov-2":

En resumen, la cifra de muertos en el mundo, alcanzó los seis millones este lunes siete de marzo, las autoridades sanitarias han subrayado que la pandemia, que inicia su tercer año, está lejos de terminar. E informaron que el último millón de muertes se registró en los últimos cuatro meses, según el conteo elaborado por la Universidad Johns Hopkins, esto es un ritmo ligeramente menor que el millón anterior de fallecidos, pero deja claro que muchos países siguen sufriendo por los efectos del coronavirus.

Mas, la presión de la economía de las personas, marcan un hito, es el trágico recordatorio de la naturaleza persistente de la pandemia, pero la gente abandona las mascarillas, reanuda los viajes y reabre sus negocios en la mayor parte del mundo.


Un trabajador de la salud aplica a un joven una dosis de una vacuna contra covid-19 en Argentina. Foto Xinhua

Lo que es claro, es que el avance de la pandemia no es uniforme, en las islas remotas del Pacífico a las que su aislamiento protegió del virus durante mucho tiempo afrontan ahora sus primeros brotes y fallecimientos, impulsados por la contagiosa variante ómicron, no conocieron las anteriores.

Por otra parte en territorios, como el de Hong Kong, donde las muertes se han disparado, se  efectuaran tres pruebas a sus siete millones y medio de habitantes en este mes de marzo, en un esfuerzo de mantenerse en la estrategia china de tolerancia cero contra la enfermedad.

Las deficiencias de registros en muchos lugares del mundo hacen que muchas muertes no se hayan atribuido con exactitud, se estima que las correspondientes al Covid-19, son menores a las reales, pero también hay argumentos para establecer lo contrario, que se asignaba a covid-19 algunas que no lo fueron. Algo similar a lo sucedido con la lepra, en que se han percatado que enfermos de sífilis, por ejemplo, fueron por sus síntomas enviados a leprosarios, y aún de otras enfermedades, debido a que ante el temor de contagio, se optaba por medidas drásticas.

Además, está el exceso de mortalidad asociado a la pandemia, aunque no se deba específicamente a contagios de Covid-19, como las personas que murieron por causas evitables pero no recibieron tratamiento porque los hospitales estaban llenos. Así como la de personas en situación de abandono, como niños y ancianos que aunque sanos sucumbieron ante la falta de apoyo para cubrir sus necesidades básicas.

En total, se han reportado alrededor de 450 millones de casos de covid-19 en todo el mundo, a lo largo de estos dos años, y en lo que se refiere a México, se informó el mismo lunes 7 de marzo del 2022, que el número de casos total de Covid-19 asciende a 5 millones 564 mil 985.

La Secretaría de Salud informó que la semana epidemiológica del 20 al 26 de febrero comenzó con una reducción de 41 por ciento en su curva epidémica, por lo que continúa el descenso de casos de Covid-19. Asimismo reportó una reducción de la mortalidad de 89 por ciento, respecto al máximo reportado desde que comenzó la pandemia.

Informó que el número de casos activos es de 30 mil 652; esto es, 5 mil menos que el sábado. También la ocupación hospitalaria tuvo un descenso, respecto al sábado, ya que bajó un punto y la ocupación de camas generales está en trece por ciento, mientras que la de camas con ventilador está en diez por ciento.


Personas realizan paseos o actividades en el Centro Histórico de la CDMX. Foto José Antonio López

Este día, en tanto, se presentaron un mil novecientos cinco contagios más que el sábado y treinta y cinco decesos más, por lo que en total suman 319 mil 859, desde el inicio de la pandemia en el país.

En relación con la Estrategia Nacional de Vacunación informó que ya suman 85 millones 340 mil 303 las personas inoculadas, de ellas 79 millones 110 mil ya tienen el esquema completo.

Lo sucedido con la lepra, da esperanzas en que la especie se sobreponga a la pandemia de Covid-19, y se llegue incluso a metas tan ambiciosas como el de erradicar totalmente la enfermedad, aunque eso si, debieron de pasar alrededor de tres mil años para que la especie obtuviera por vía natural protección contra la bacteria y cuatro mil para que la medicación estuviera más fácilmente al alcance de toda la población, al no tener costo y formar parte de las estrategias internacionales de erradicación.

La Machincuepa Cuántica mantiene investigaciones en diversos campos del saber, algunos de ellos un poco olvidados y otros en plena vigencia, pero todos conformando el bagaje de conocimientos de la humanidad, y por ello importantes.


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