Todos los humanos somos hijos de las migraciones.
Ahora que en el mundo se ha difundido la costumbre de atajar el paso de aquellos que habiendo nacido en otra región del planeta, pretenden asentarse en un nuevo lugar, es conveniente mirar las conclusiones que los estudiosos de la genética de la especie, han encontrado.
El más conocido para mi experiencia es Bryan Sykes (1947), el se encargó de rastrear, mediante el ADN mitocondrial (ADNmt), el inicio de la estirpe humana, descubriendo la existencia de una hembra llamada “Lara”, la primera homínida moderna, que vivió en el oriente de África hace alrededor de doscientos mil años.
Asimismo con la existencia de los grupos genéticos (haplogrupos),se nombró a las diferentes “tribus”, de acuerdo al origen de las primeras hembras homínidas modernas, a partir de “Lara”.
El resultado de sus pesquisas lo dio a conocer en su libro “Las Siete Hijas de Eva”, que presentó al mundo el origen de la población europea en la actualidad. Siete mujeres que vivieron en distintas épocas y lugares dan origen a alrededor del 95% de los oriundos actuales de Europa.
Recordemos los nombres asignados, la zona en que vivieron y la etapa en que imprimieron su ADN a los humanos descendientes de ellas: Ursula, la más antigua, hace cuarenta y cinco mil años en la zona que hoy ocupa Grecia; Xenia quien vivió en la zona del Cáucaso hace veinticinco mil años; Helena, que habitaba la región de los Pirineos hace veinte mil años; Velda, que existió hace diecisiete mil años en la zona de Cantabria; contemporánea de Tara, quien habitaba en la zona que hoy conocemos como “La Toscana” en la actual Italia; Katrine quien habitó la zona cercana a la actual “Venecia”, hace quince mil años y Jasmine, quien vivió en el territorio que hoy ocupa Siria hace diez mil años.
El libro de Bryan Sykes “Las Siete Hijas de Eva”, Debate.
En total a lo largo y ancho del planeta se han descubierto treinta y siete madres ancestrales, de acuerdo a cada uno de los clanes en que se asentó el poblamiento de la Tierra.
Haplogrupos
El ADNmt presenta varios polimorfismos de un sólo nucleótido (SNP; del inglés Single Nucleotide Polymorphism) en la secuencia codificante y dos regiones altamente polimórficas (HV1 y HV2) que corresponden a nucleótidos – nt – 16090 – 16362 y 76-340, respectivamente, ubicadas en la región control, (asa D o “D loop”).
De acuerdo con Edmundo Brisco Ford (1901 – 1988) en su trabajo publicado en 1940, un polimorfismo es la presencia de dos o más formas alélicas de un gen donde las más rara tiene una frecuencia mayor al uno por ciento en la población general y no altera la función génica.
Utilizando la técnica del “Polimorfismo de Largo Fragmento de Restricción” (RFLP), inventada en 1984 por Alec Jeffreys (1950) con motivo de sus investigaciones sobre las enfermedades hereditarias, distintas investigaciones mostraron diferencias en patrones de sitios polimórficos a los que se denominó “haplogrupos” e informaron que son específicos de de las poblaciones en todos los continentes.
Ilustración de los distintos fósiles de Homo encontrados en África su localización y antigüedad, tomado de Science/AAAS
En África, del 70 al 100% de las poblaciones subsaharianas están representadas por el haplogrupo “L” (entre ellas está “Lara”) y sus subtipos. De hecho todas las madres ancestrales africanas han sido nombradas con apelativos que inician con la letra “l”.
En Asia y Siberia los ADNmt pertenecen a los haplogrupos C, D, G y E, que son miembros de los haplogrupos M, mientra que para el resto de Asia los haplogrupos son A, B, F, X6 y X7.
En Europa, el 99% del ADNmt pertenece a los diez haplogrupos (H, I, J, K, M, T, U, X, W y V), Sykes en su estudio habla del 95% de la población actual europea en siete clanes.
Complementando la información mundial en nativos en América sólo cinco haplogrupos, los mismos que fueron originados en el peregrinaje inicial por Asia son observados (A, B, C, D y X).
Lara
El ancestro común femenino de los humanos actuales habría surgido en una población reducida, estimada entre 1,500 a 16,000 personas separadas genéticamente de variedades arcaicas contemporáneas, que muy posiblemente habría habitado en el oriente de África.
Es un haplogrupo parafilético (un grupo que incluye al ancestro común de sus miembros, pero que no lo hace con todos sus descendientes), fuertemente relacionado con los macro haplogrupos M y N, mismos que representan, la evolución de la humanidad, durante su expansión al avanzar fuera del continente africano.
Aún ahora son predominantes en el África negra, donde alcanzan frecuencia muy alta (de 96% al 100%), la excepción son las zonas donde están localizadas las áreas de difusión de las lenguas afroasiáticas, ahí se encuentran disminuidas en forma importante.
Ilustración Las hembras homínidas más antiguas, podrían haberse semejado a estas surgidas de la imaginación en el blog “Confirmando el libro de Urantia”
África del Norte, Arabia y Oriente Medio, en general presentan menores frecuencias; y en Europa especialmente al sur. Mientras que en América “L” está presente en los afroamericanos.
El paso a los demás continentes, fue pronto, al no existir barreras físicas de consideración. De hecho el nombre del gran continente “Euro-Asiático-Africano”, con nuestra modernidad lo hemos fraccionado, pero estuvo completamente unido por tierra firme, en esa época.
Aún los recorridos por los humanos modernos abarcaron muchos caminos, unos de ida, algunos otros de regreso, muchos desconocidos, poco evidentes en la medida que el rastro físico es inexistente.
Ahora el conocimiento del “interior” de los organismos de los humanos, nos lleva a conjeturas sobre los sucedido, pruebas indirectas, ideas surgidas al empezar a modificarse los viejos paradigmas, que llevan al conocimiento más lejos, a bordo de nueva visión de las cosas.
Ahora se citan tres ejemplos recientes, en que la arqueología va apoyada por la tecnología.
El Homo sapiens “No Africano” más antiguo encontrado a la fecha fue griego.
Fotografia de la Doctora Katerina Harvati-Papadopulus, tomada de mnf uni-tuebingen.
Más temprano y más lejos: el “Homo sapiens” no africano más antiguo descubierto hasta ahora era griego y data de 210 mil años, según un estudio publicado este miércoles, que adelanta en más de 150 mil años la llegada de la especie a Europa.
“Apidima 1”,como lo nombraron los científicos, es “más viejo que todos los otros especímenes de “Homo sapiens”hallados fuera de África”, explicó la doctora Katerina Harvati-Papadopulus (1970), de la Universidad de Tübingen en Alemania, coautora del estudio divulgado por medio de la afamada revista “Nature”, el diez de julio de 2019.
Hasta ahora, se contaba con un fragmento de mandíbula de “Homo sapiens”hallado en una cueva de Israel y que remontaba a un periodo de entre 177 mil y 194 mil años. Los otros más antiguos tenían entre 90 mil y 120 mil años. En Europa, el más viejo, se fechó en 70 mil años.
Se trata de un reconocimiento tardío para “Apidima 1”.Había sido hallado a finales de los años setentas por el Museo de Antropología de la Universidad de Atenas en una cavidad del macizo de Apidima, en el Peloponeso, pero en la época había sido catalogado como un preneandertal.
Desde su descubrimiento a finales de los años setentas, los fósiles se habían guardado en el Museo de Antropología de la Universidad de Atenas. Eran cráneos parciales y deformados, en los que era difícil separar los restos humanos de los sedimentos minerales incrustados. “Nunca se les había prestado mucha atención”, explicó Katerina Harvati, quien recuerda que “en Grecia no ha habido interés por la paleoantropología porque la arqueología ha tenido otras prioridades”.
Sin embargo, las técnicas modernas de datación y de imágenes permitieron a Harvati y a su equipo revelar una mezcla de características humanas modernas y arcaicas, que hacen de él un Homo sapiens precoz.
Los arqueólogos sólo hallaron la parte trasera de su cráneo y “algunos podrían sostener que el espécimen está demasiado incompleto para que su estatuto de “Homo sapiens”sea inequívoco”, precisó el Profesor Eric Delson Marin Giraldo, del Colegio Lehman de Nueva York, en un comentario publicado con el estudio.
“Apidima 1” muestra que la dispersión del “Homo sapiens” fuera de África no sólo tuvo lugar antes de lo que se pensaba, hace más de 200 mil años, sino que llegó hasta Europa”, afirmó Harvati.
El “Homo sapiens”,llamado igualmente hombre moderno, apareció en África. Los más antiguos representantes conocidos de nuestra especie fechan de 300 mil años y fueron hallados en Jbel Irhud, sitio arqueológico situado en al norte de una localidad conocida como Tiet Ighoud a cincuenta kilómetros de la ciudad de Safi en Marruecos.
Durante mucho tiempo, se estimó que habían dejado su cuna africana mucho más tarde, hace unos 70 mil años, durante una ola migratoria de envergadura.
Sin embargo, desde hace varios años, los hallazgos no cesan de cuestionar esta teoría, avanzando cada vez más la fecha de las primeras migraciones y extendiendo la zona de sus dispersiones.
“Apidima 1”fue descubierto frente a otro cráneo, bautizado ”Apidima 2”. Según el estudio, se trataría de un neandertal de 170 mil años.
Para determinar de qué especie son los cráneos, se ha hecho una reconstrucción virtual a partir de los fragmentos disponibles. El cráneo más completo, llamado “Apidima 2”, corresponde de manera inequívoca a un neandertal. Son reconocibles, por ejemplo, el arco óseo completo que recorre las cejas, la forma de las mejillas que parecen apuntar hacia adelante o las proporciones de la parte posterior del cráneo.
Por el contrario, el cráneo menos completo, “Apidima 1”, no es de neandertal. No tiene, por ejemplo, la pequeña protuberancia ósea en forma de moño característica de esta especie. Tras analizar las proporciones de la parte posterior de la cabeza -la única que se ha preservado- los investigadores deducen que tiene que ser de un Homo sapiens.
Su antigüedad se ha calculado con una técnica de datación basada en la desintegración radiactiva del uranio, que ha ofrecido resultados diferentes para los dos cráneos. Los 210 mil años estimados para "Apidima 1" superan al fósil de Homo sapiens más primitivo conocido hasta ahora fuera de África, una mandíbula encontrada en la cueva Misliya de Israel que tiene una antigüedad de entre 177 mi ly 194 mil años.
“Es una investigación de gran interés realizada por investigadores de prestigio que estimulará la búsqueda de más fósiles humanos en esta región tan importante en la expansión de los humanos modernos fuera de África”, declara en entrevista telefónica desde Atapuerca Carlos Lorenzo, paleoantropólogo de la “Universitat Rovira i Virgili” y del Instituto Iphes, que conoce los cráneos de Apidima.
Aun así, Lorenzo no está seguro de que “Apidima 1” corresponda a un Homo sapiens, porque “Es una hipótesis plausible pero necesitamos más pruebas para afirmarlo de manera categórica; que no sea un neandertal no significa necesariamente que sea un sapiens, y el fragmento de cráneo no es lo bastante completo para saber qué es exactamente”.
Los propios autores de la investigación se muestran cautos al presentar sus datos. “Si nuestra interpretación es correcta – escriben en “Nature” -, indica que los humanos anatómicamente modernos se dispersaron fuera de África mucho antes, y llegando mucho más lejos, de lo que se pensaba hasta ahora.
“Nuestros resultados sugieren que al menos dos grupos de personas vivían en el Pleistoceno Medio en lo que es actualmente el sur de Grecia: una población precoz de “Homo sapiens” y más tarde, un grupo de neandertales”, aseguró Harvati, sugiriendo que los segundos remplazaron a los primeros.
Antes de ser a su vez sustituidos por otros “Homo sapiens”recién llegados, hace 40 mil años, cuando los neandertales desaparecieron por completo.
“Quizás una o varias veces, ambas especies se remplazaron la una a la otra”, secundó Eric Delson.
Este nuevo descubrimiento refuerza la idea de que hubo múltiples dispersiones de seres humanos fuera de África. El movimiento migratorio y la colonización de Eurasia fueron seguramente más enrevesados de lo que se pensaba.
Más que una sola salida de homínidos de África para poblar Europa y Asia, debió haber varias dispersiones, y algunas no dieron lugar a instalaciones permanentes,aseveróDelson.
Lo anterior, incluso si todos los grupos que se desarrollaron fuera de África hace más de 60 mil años desaparecieron completamente, sin dejar rastro en nuestro genoma actual.
Se especula que durante un periodo de unas cinco mil generaciones, sapiens y neandertales se fueron encontrando a lo largo de una frontera difusa que debió recorrer el sureste de Europa y Oriente Medio, con territorios ocupados alternativamente por una especie o la otra. Finalmente una oleada migratoria de humanos modernos que salió de África hace entre 50 mil y 70 mil años se extendió por toda Eurasia y redujo la herencia neandertal a un nivel residual.
Fotografía de la composición de los cráneos de homo sapiens encontrados en Grecia y que se sitúan como los más antiguos, tomada de La Jornada y ellos de Afp.
Antes de esta información recogí el contenido publicado el cuatro de noviembre de 2011 por Universia España y se presenta en segundo sitio.
Se informó que un equipo internacional con la participación de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) había datado dos dientes hallados en una cueva prehistórica al sur de Italia y había constatado que se trata de los fósiles más antiguos de Europa.
La antigüedad de los restos , descubiertos en 1964 en la “Grotta del Cavallo”, al sur del país, sugiere que los humanos modernos llegaron a Europa varios miles de años antes de lo que se creía. Estos resultados aparecen publicados en la revista “Nature”.
Fotografía de los dos dientes hallados en la “Grotta del Cavallo”, tomada de Europa Press.
En aquel entonces los restos de Homo sapiens más antiguos en el continente se fecharon en unos 35 a 40 mil años. Este trabajo fechaba en 43 o 45 mil años los dientes de la cueva italiana, y además, demostraba que pertenecen a humanos anatómicamente modernos y no a la especie de homo neanderthalensis, como en primera instancia se pensaba, uno de los autores del estudio, el investigador del CSIC Michael Coquerelle (1979), que trabaja en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), expresó el cambio en la óptica con que se veía el descubrimiento.
La Cultura Uluciense.
La “Grotta del Cavallo”, ubicada en Apulia, contiene siete metros de depósitos arqueológicos fechados en el período en el que los neandertales fueron sustituidos por los Homo sapiens. En 1964 el investigador Alessandro Palma di Cesnola, de la Universidad de Siena, recuperó estos dos fósiles, dientes de leche.
Fueron considerados una evidencia de la aculturación sufrida por los neandertales en el sur de Italia con la llegada de los humanos modernos.
En aquella ocasión Coquerelle precisaba: “Los fósiles fueron recuperados en las capas que contienen restos de la cultura Uluciense. Se identificaron entonces como neandertales, una atribución en la que se ha apoyado la idea, por amplio consenso, de que la cultura Uluciense fue producida por esta especie”.
No obstante, según el investigador de la CSIC, esta cultura paleolítica se caracteriza por objetos asociados al comportamiento simbólico humano moderno, como ornamentos personales, herramientas de hueso y pigmentos.
Para el principal autor del estudio, el investigador Doctor Stefano Benazzi, de la Universidad de Viena, el hallazgo confirmaba que la llegada del Homo sapiens al continente europeo y el periodo de coexistencia con los neandertales (extintos hace unos treinta mil años), duró miles de años más de lo que se pensaba. “Esto tiene importantes implicaciones en el entendimiento del desarrollo del comportamiento humano completamente moderno. Si la colonización del continente europeo fue en una o varias oleadas de expansión, así como las rutas que se siguieron, está aún por determinarse", agregó el científico.
“El siguiente paso está ahora en saber si la cultura Uluciense apareció y evolucionó debido al contacto con humanos anatómicamente modernos o si es una simple evolución del Musteriense, producido por neandertales. Esta cuestión es importante porque hay actualmente varios debates sobre las interacciones entre neandertales y los humanos anatómicamente modernos”, señaló en esa ocasión Coquerelle.
La importancia de contar con una nueva metodología.
Los científicos, gracias a una nueva metodología, pudieron realizar una datación más completa y exhaustiva que la que se hizo en los años sesentas. Dicha técnica se basó en el análisis de las conchas marinas encontradas en los mismos niveles del yacimiento que los dientes humanos.
Explicó la Doctora Katerina Douka, de la Universidad de Oxford: “La datación de materiales del Paleolítico es difícil porque los niveles de radiocarbono presentes son muy bajos y la contaminación puede ser problemática. Las cuentas fabricadas con conchas son importantes objetos de ornamentación del cuerpo y nos han permitido datar con seguridad objetos asociados con estos primeros colonos de Homo sapiens en Europa",
Explicó la Doctora Katerina Douka, de la Universidad de Oxford: “La datación de materiales del Paleolítico es difícil porque los niveles de radiocarbono presentes son muy bajos y la contaminación puede ser problemática. Las cuentas fabricadas con conchas son importantes objetos de ornamentación del cuerpo y nos han permitido datar con seguridad objetos asociados con estos primeros colonos de Homo sapiens en Europa",
La confirmación de que los que poblaron aquel lugar son humanos modernos se ha realizado comparando modelos digitales procedentes de escáneres de los restos humanos en la cueva con una amplia muestra dental de Homo sapiens y Homo neanderthalensis.
En concreto, han analizado los rasgos morfológicos tanto internos como externos de la corona dental, incluyendo el espesor de la capa del esmalte y el contorno general.
Se concluía algo similar a la nueva investigación, pero aún, se habría de avanzar más en el esclarecimiento de la forma en que fue poblada Europa por los Homo sapiens. La nueva manera de observar los mismos descubrimientos de cincuenta años atrás, daba una nueva pauta.
Finalmente, en tercer lugar, expongo que este fenómeno no solamente se da en el continente europeo, también en Asia se revoluciona la información sobre los antepasados de la gente que hoy habita el continente más poblado del planeta.
El antecesor común a las poblaciones china, japonesa y coreana se remonta detres mil a tres mil seiscientos años de antigüedad. 10 abril 2018.
Una nueva investigación publicada en “Hereditas” ha fechado él más reciente común antepasado de los tres mayores grupos étnicos del este de Asia, a la época de dinastía Shang utilizando un estudio genómico.
Aquí lo que nos dijo sobre sus descubrimientos y las específicas conexiones genéticas entre estos pueblos, es el doctor Shuhua Xu, uno de los autores del estudio.
Chinos, japoneses, coreanos, ¿Cuál es la diferencia? Esto es comúnmente dificultoso de decir sobre los tres grupos del este asiático una persona juzgada solamente por su apariencia. En verdad, estos tres grupos étnicos, por ejemplo, La etnia Han china, japonesa y coreana comparten muchas similitudes en apariencia, lenguaje y cultura.
La expresión de la cultura “han”, referida a la “Dinastía Han”, que creó una identidad cultural propia a base de estandarizar costumbres y lengua, así como, la constatación de las diferencias en las costumbres con otras etnias septentrionales, meridionales y occidentales, aunque existen fuertes discusiones sobre el origen de estos conceptos.
Tales similitudes son también están reflejadas en nuestros datos genéticos. Las diferencia genéticas entre cualquier de los tres grupos es menor al uno por ciento de su total diversidad genética, lo cual es mucho menor que la que se encuentra en a población europea (alrededor del diez por ciento). En consecuencia, los tres grupos separados de los otros dos desde una fecha reciente, con un común antecesor de apenas entre tres mil a tres mil seiscientos años, lo que aproximadamente corresponde al lapso de la Dinastía Shang (1766 a 1050 a. C.) en la historia de China.
Estas estimaciones basadas en los datos genómicos indican que el pueblo “Han” de China, Japón y Corea están genéticamente muy cercanos y provienen de un ancestro con genes heredados a los tres grupos.
Por otra parte el genoma total y su variación en los datos pueden ser distinguibles en gran medida en forma individual en el “Han” chino, japonés y coreano sin demasiada ambigüedad.
Desde que las poblaciones divergieron, hasta el día de hoy, las poblaciones “Han” china, japonesa y coreana debieron construir su propio fondo común de genes y conformar distintivas presentaciones genéticas que hoy les caracterizan. Esto viene a significar que la individualización genética de estos tres grandes grupos del este asiático están perfectamente distinguibles en los datos de su genoma disponible.
La presente ilustración muestra las variaciones generadas en el genoma entero del “Han” chino (puntos señalados en rojo y verde), el correspondiente coreano (puntos azules) y japoneses (puntos amarillos) entro de los distintos grupos casi perfectamente correspondidos a la localización geográfica donde los individuos están viviendo. Tomada de AsiaBioMedCentralBlogNetwork.
Las distinciones genéticas de los tres grupos del este de Asia inicialmente procedieron de una divergencia debida a históricas o aún prehistóricas migraciones. Consecuentemente, las diferentes locaciones geográficas donde las tres poblaciones están viviendo, el continente chino, la península coreana y el archipiélago japonés, respectivamente, lo que aparentemente facilitó las diferencias en los individuos de las poblaciones.
Aparte de las diferencias generales en el genoma entero, sus genes muestran una considerable diferencia que también puede ser identificada entre los tres grupos. Por ejemplo varias importantes diferencias fueron encontradas en el gen “CD56”, que se localiza en el cromosoma “1”. Lo que nos lleva a pensar que ese está fuertemente asociado con las adaptaciones humanas a los patógenos locales ubicados en las diferentes regiones. Adicionalmente las proteínas codificadas por dicho gene involucradas en la fusión del espermatozoide con el oocito en el proceso de fertilización y así estarán fuertemente relacionados en los rasgos reproductivos, aunque será necesario efectuar más estudios para validar estas señales y su interpretación.
Este estudio no otorga solución sobre el origen de la gente en estos tres países; más investigación es necesaria para desenredar la compleja historia de los tres más influyentes grupos étnicos en el este asiático.
Las bases genéticas de los tres distintos fenotipos, que caracterizan a los grupos étnicos más importantes en Asia también serán resueltos en futuros estudios.
Hay avances, eso es indudable, pero aún falta mucho por descubrir. Lo que resulta interesante es que la evidencia hasta ahora encontrada nos dice que todos los humanos somos parientes del resto de la humanidad, una de las claves del éxito de los humanos, se explica considerando que la especie es imparable, siempre se está moviendo, va y viene, ningún camino está cerrado de antemano, se ven posibilidades en todos los caminos, y el mestizaje se ha dado y se dará pues somos eficientes máquinas al servicio del gen egoísta y por tanto se consigue generar el mayor número de copias posibles, y en ellas se adhiere el contenido genético.
Las cifras no engañan, el número de humanos en el mundo muestra desde hace siglos un constante crecimiento.
La población mundial, se estima que al surgir la especie oscilaba entre un mil quinientos y 16 mil individuos.
Además, existió hace setenta mil años, un “cuello de botella”, según la información genética obtenida, que hizo peligrar la sobrevivencia de la raza humana, se teoriza que pudo haber constituido la más cercana situación de extinción de la humanidad, es muy factible se debiera a la mega erupción de un volcán, “El Toba”, y propició que la población disminuyera a un número cercano a los quince mil individuos.
Después vinieron las revoluciones cognitivas, agrícolas y ganaderas, y para el año diez mil antes de Cristo se manejan cifras cercanas para la población mundial de un millón de personas a lo largo y ancho de nuestro planeta.
Para el año cero de nuestra era, la población mundial ya estaba en alrededor de doscientos millones. Para el año mil, cuando empezaron las cruzadas europeas para recuperar Jerusalén, eran cuatrocientos millones.
En el año 1500, época de los descubrimientos, ya eran quinientos millones de pobladores, cantidad que se incrementó a un mil millones de humanos para el año 1800, transcurrieron trescientos años para que el número de pobladores se duplicara.
En 1930 se estima la cantidad de Homo sapiens ascendió a dos mil millones, esto es, la población se duplicó en tan sólo 130 años.
La situación a mediados del siglo veinte (año 1950) se estimó que la población mundial alcanzó 2,600 millones de personas, para 1960 tres mil millones y en 1975 nació el habitante 4 mil millones.
Para 1990, el número de humanos se elevó hasta alcanzar los cinco mil millones. Esto es casi se duplicó la población en tan sólo 40 años.
Para el año 2000, en el umbral del siglo veintiuno, ya sumaba la población mundial la enorme cifra de seis mil millones.
En el año 2011 la cifra alcanzaba 7 mil millones de seres humanos, y en el 2015 7,350 millones de humanos.
En el 2017, la ONU estima la población mundial en 7,400 millones de personas, lo que comparado contra el año 2018 con 7,450 millones de personas otorga un crecimiento anual de cincuenta millones de personas, lo que implica que para 2019 el número de seres humanos es aproximadamente de 7,500 millones de habitantes humanos diseminados por el planeta.
Y el cambio en el panorama, es que si quieres cambiar de residencia a donde vayas ya está poblado, y además para migrar se elige un destino de llegada, como siempre, que te otorgue mejores condiciones que las que tienes en tu lugar de origen, por lo tanto se genera una batalla entre los pobladores asentados con anterioridad a los nuevos migrantes.
Todos somos recién llegados y estamos emparentados con todos, en mayor o menor grado, no hay razas puras. En el peor de los casos, se puede propiciar una especie de “endogamia”, al seleccionar para la procreación solamente a elementos cercanos genéticamente a nuestro grupo.
Quizás Einstein se equivocaba y Dios sí podría ser humanamente modificado para convertirse en un poco malicioso.









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