El asteroide "Bennu" ha sido abordado.

La primera misión de la NASA diseñada para visitar un asteroide y traer una muestra de su polvo a la Tierra, llegó a su destino este lunes 3 de diciembre de 2018, después de recorrer 129 millones de kilómetros desde Cabo Cañaveral en la Florida.

Ilustración sobre la forma en que se tomará el material del asteroide “Bennu”.
Tomada de Público y a su vez de Lockheed Martin.

Bennu”, descubierto en septiembre de 1999, con un diámetro de 492 metros, fue alcanzado después de catorce meses de vuelo, iniciado en septiembre de 2016, la misión de 800 millones de dólares, conocida como “Osiris-rex” (Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification, Security-Regolith Explorer)hizo contacto con el asteroide alrededor de las 12:10 PM (17:10 GMT), encendiendo los motores por última vez.

Hemos llegado, afirmó Javier Cerna, ingeniero en la Lockheed Martin, mientras sus colegas del control de la misión en Littleton, Colorado, saludaron y chocaron las palmas, según se vio en una transmisión de televisión en vivo de la NASA.

Con los asteroides, tienes una cápsula del tiempo, una muestra prístina de cómo era el sistema solar hace miles de millones de años, señaló Michelle Thaller, portavoz del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA.“Por eso que para los científicos esta muestra va a ser mucho más preciada que el oro”, acotó.

Ha sido seguido en los últimos meses, con el radar planetario del observatorio Arecibo, ubicado en Puerto Rico. Se trata del objeto más pequeño que se haya orbitado por un nave espacial terrestre.

Es bueno saber que “Bennu”, es un fragmento del sistema solar inicial, rico en carbono, que fue elegido entre más de mil quinientos asteroides posibles de visitar, debido a que su tamaño es considerado ideal para estudiarlo y la NASA calcula que es de los cuerpos espaciales más antiguos que se tengan registrados.


Fotografía del asteroide “Bennu”. Tomada de La Jornada y a su vez de Ap.

Su cercanía de la Tierra, lo regular de su órbita circular, así como su tamaño que lo lleva a tener una rotación que no propicia se proyecten materiales que dificulten la aproximación y estadía de la sonda espacial y por último que se ha estudiado con detenimiento su composición química, le otorgan sus muy especiales características, que lo llevaron a ser el elegido. 

Los científicos esperan que revele más información sobre la formación temprana del sistema solar y sobre cómo encontrar recursos preciosos como metales y agua en los asteroides.

La nave espacial esta equipada con un conjunto de cinco instrumentos científicos para estudiar el asteroide durante el siguiente año y medio, mapeándolo en alta resolución para ayudar a los científicos a decidir con precisión de donde tomar la muestra.

La inserción orbital se producirá el 31 de diciembre, luego de que la nave haya realizado una serie de sobrevuelos que la llevarán a sólo siete kilómetros de la superficie cubierta de rocas de "Bennu".

Durante estos encuentros cercanos, la sonda estudiará al asteroide en profundidad. Y así en el 2020, su brazo robótico tocará el asteroide con una maniobra descrita como un suave choque de palmas por Rich Kuhns, director del programa “Osiris-rexde Lockheed Martin Space Systems, en Denver.

Utilizando un dispositivo circular muy parecido a un filtro de auto, y una aspiradora inversa para recolectar polvo, tiene la tarea de recoger aproximadamente 60 gramos de material de la superficie del asteroide, aunque la NASA dijo que podría conseguir mucho más material, quizá más de dos kilos.

Ilustración del “Osiris-Rex”. Fotografía tomada de Europa Press.

Los responsables de la NASA esperan usar a “Osiris-rexpara traer la mayor carga que pueda de muestras, recordando las misiones “Apolo,operadas durante las décadas de 1960 y 1970, cuando recolectaron y trajeron a la Tierra 382 kilogramos de rocas lunares.

En el año 2010 la nave “Hayabusa1de la agencia espacial japonesa (JAXA)envió una pequeña nave, de la llamada primera generación de “MINERVA” (Micro Nano Experimental Robot Vehicle for Asteroid), la que se estrelló en la superficie de su asteroide objetivo conocido como “Itokawa” y logró extraer unos pocos miligramos de material mediante esa nave de la primer generación de diminutos vehículos robóticos destinados a recorrer la superficie de asteroides. Y comprobó, por primera vez, que era factible realizar recolección de muestras de material de un asteroide.

Una vez que la misión exitosa de la NASA haya recolectado el polvo de "Bennu", la muestra se mantendrá enfrascada y será devuelta a la Tierra en 2023, cuando aterrizará en el desierto de Utah a finales de septiembre, informó la agencia espacial estadounidense.

Adicionalmente, “Bennu” es considerado potencialmente peligroso. Lo anterior debido a que representa un leve riesgo, con una posibilidad en 2 mil 700 de colisionar con la Tierra en 2135.

Por último, observamos que si bien existen proyectos internacionales conjuntos, también hay misiones de países en individual, como la japonesa, conocida como “Hayabusa 2”, que el 21 de septiembre de este 2018, envió dos diminuto vehículos robóticos sobre la superficie del asteroide “Ryugu”.

Estos dos exploradores, que pueden saltar sobre el asteroide y recorrerlo, en función a la mínima gravedad existente, investigarán la superficie de “Ryugu”, por un lado con la toma de fotografías y, por otro lado, con mediciones de otros instrumentos como espectrómetros laser. 

Para el día 24 del mismo mes, la agencia japonesa informó que el “asterizaje” fue un éxito y difundió las imágenes captadas por los exploradores robóticos cuyas dimensiones son dieciocho centímetros de diámetro y siete centímetros de altura.


Los dos diminutos vehículos MINERVA II sobre el asteroide “Ryugu”. 
Tomada de Ciencia Plus y a su vez de Europa Press

Durante la operación “Hayabusa 2” sobrevoló el asteroide a tan sólo cincuenta y cinco metros de altura sobre la superficie, de tal forma que fue posible recoger la imagen de la sombra de la nave proyectada por la luz del Sol. 

Después de ello la nave espacial se elevó hasta alcanzar una altura sobre el asteroide de dos kilómetros y medio, según lo planeado, que como final de la misión tiene la recolección de muestras de polvo de “Ryugu”, para traerlas a la Tierra para su estudio.

Ilustración del asteroide “Ryugus” fotografía tomada de Ciencia Plus de Europa Press.

Es ahora cuando la humanidad alcanza llegar a lugares antes impensables. La ciencia se da la mano con la realidad para volver algo cercano lo que antes era solamente sueños, lo que imaginaron algunos humanos adelantados a su época, nos ha tocado la suerte de estar ahora como testigos de estas aventuras espaciales.

Y desato mi imaginación para ver el futuro, cuando las misiones sean tripuladas por las siguientes generaciones de las especies inteligentes oriundas de nuestro planeta.

Quizá, a efecto de no arriesgar vidas, se pondrán en el espacio naves accionadas por seres dotados de inteligencia artificial, para que realicen el trabajo que decantará los peligros, hasta que llegue el momento de obtener certeza en la seguridad que ofrecerán los viajes y llevará a la colonización de otros cuerpos celestes a los Homo sapiens.

O será la composición de nuestros genes, lo que hará que no se considere como filtro la posibilidad de perder valiosas vidas humanas, como ha pasado en el pasado, cuando la especie arriesgó todo con tal de probar en su propia persona el éxito en sus aventuras enterrenos desconocidos.

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