Neurogénesis hallazgo que derriba los dogmas sobre el cerebro.
El
cerebro: “No es rígido ni inmutable, ni sus células son
irremplazables”
Arturo Álvarez-Buylla Roces (1958).
Por
muchos años se pensó que el cerebro era un órgano rígido e inmutable,
que las neuronas eran irremplazables y que sólo se podrían producir
durante el desarrollo embrionario. Bajo esta línea de pensamiento
transcurrió la formación académica de muchas generaciones.
El Cerebro Iluminado, tomada de Taringa
Esta
idea cambió radicalmente con el descubrimiento de la neurogénesis
en el adulto humano, así como en roedores y aves. Y con ello no sólo
se derrumbó un dogma, también se plantearon preguntas sobre el
mecanismo para generar e integrar nuevas neuronas en un cerebro ya
maduro.
Con
esta premisa se ha desarrollado el trabajo de uno de los
investigadores más importantes de los últimos tiempos, el
neurobiólogo mexicano Arturo Álvarez-Buylla Roces, Premio Príncipe
de Asturias de Investigación Científica y Técnica en el año 2011,
por su descubrimiento de la regeneración de neuronas en cerebros
adultos.
En
el encuentro académico “Mecanismos
de renovación de las células madres del cerebro adulto”,
celebrado durante
el mes de septiembre de 2017, en
el Auditorio
Arturo Rosenblueth del Centro
de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), el experto
explicó que una de las cualidades de las neuronas es que están
extremadamente integradas al resto del sistema nervioso; sus
dendritas y axones efectúan las funciones fantásticas que tiene el
cerebro.
Antes
se creía que era imposible reemplazar estas células, no sólo
porque no se reproducían, sino porque implicaba quitar una de estas
células, que está bien integrada, y poner una nueva de forma que
contribuya de manera útil para la regeneración o mantenimiento del
sistema nervioso.
Aunque
el uso corriente del término 'plasticidad' conlleva una connotación
positiva, en realidad, la plasticidad se refiere a todos los cambios
que se producen en el cerebro, algunos de los cuales pueden
presentarse junto con el deterioro del funcionamiento y el
comportamiento. El entrenamiento cognitivo parece ideal para la
inducción de la plasticidad cerebral. Proporciona la práctica
sistemática necesaria para el establecimiento de nuevos circuitos
neuronales y para el fortalecimiento de las conexiones sinápticas
entre las neuronas. Sin embargo, se ha podido observar, que en
ausencia de un beneficio tangible de la conducta, el cerebro no va a
aprender de forma efectiva. De ahí la importancia de personalizar
los objetivos relevantes para la formación.
Uno
de los mentores de Arturo Álvarez, Fernando Nottebohm (1940), de la
Universidad de Rockefeller en Nueva York, naturista interesado en el
comportamiento animal, en particular el canto de las aves, descubrió
nuevas neuronas que se integraban a los circuitos que controlan el
canto de canarios adultos. Esta era la primera evidencia de células
con apariencia de neuronas que habían nacido, se habían movido a
una determinada región del cerebro y se habían convertido en
neuronas.
Álvarez-Buylla
se enfocó en estudiar los mecanismos de renovación neuronal,
mediante los cuales estas células se metían al cerebro, llegaban a
la zona donde se necesitaban y contribuían a los circuitos
cerebrales.
Descubrió
que una subpoblación de células funciona como progenitora de nuevas
neuronas que se incorporan al bulbo olfativo, así como la zona
subventricular, que es el origen de la neurogénesis de células
olfativas en el adulto y la migración en cadena de estas células
para alcanzar dicho bulbo.
Las Neuronas se regeneran, tomado de Lifeder
Pero
además, contribuyo a establecer la existencia de diez tipos de
células que se producen en la zona subventricular : “son células
madres, pero dependiendo de su región están especializadas para
producir distintos tipos de neuronas”, pero considera que debe
existir mayor diversidad en esa u otra zona, algo que espera que su
equipo logre encontrar.
El
investigador mexicano recordó la labor de su padre, el
neurofisiólogo Ramón Álvarez Buylla, en Cinvestav, quien en su
laboratorio de reflejos condicionados con animales de laboratorio
realizaba estudios sobre trasplantes de hipófisis y glándula
salival. Este trabajo sembró en él la semilla que hasta hoy lo
sigue impulsando a tratar de descifrar los misterios del sistema
nervioso.
La
neurogénesis es una muestra de que el cerebro humano, sigue en
formación una vez terminada la infancia.
El
nacimiento de células nuevas, se ha comprobado existe en una zona de
la estructura del cerebro, llamada hipocampo y también alrededor de
los ventrículos laterales llenos de líquido cefalorraquídeo, con
la consecuencia de que una vez generadas migran a otras partes del
encéfalo.
El
hipocampo es una
estructura que
pertenece,
por una parte al sistema
límbico y
por otra, a la arquicorteza,
componiendo junto al subículo
y el giro dentado la
formación
hipocampal.
Al igual que el resto de la
corteza cerebral es
una estructura pareada, con dos mitades que son imágenes especulares
en ambos hemisferios cerebrales.
Aunque
tuvo
origen en una estructura del cerebro de los vertebrados
conocida con el nombre de “palio”,
que comprendía funciones olfativas, en el
actual diseño
en los mamíferos desempeña principalmente funciones importantes
para
la memoria y
el manejo del espacio.
El
hipocampo actúa como bisagra entre las experiencias presentes y la
memoria, siendo fundamental en la formación de recuerdos y el
aprendizaje, puede entonces, lograr una mayor capacidad para unir
pasado y presente, adaptarse a un entorno partiendo de conocimientos
previos.
Los
ventrículos laterales forman parte del sistema ventricular en el que
circula el líquido cefalorraquídeo, éste se forma en ellos y es
llevado a través de la medula espinal hasta las granulaciones
aracnoideas donde es absorbido, lo que resulta muy adecuado en caso
de migración de las nuevas neuronas.
Las
neuronas son difíciles de estudiar, como todo los elementos a nivel
celular, este descubrimiento también lo es, se sabe que aparecen
nuevas neuronas pero aún se desconoce a detalle bajo que
circunstancias, tampoco se sabe con exactitud la forma en que se
incorporan a la función cerebral, sin embargo, se puede concluir que
el nacimiento de nuevas células nerviosas cooperaran en la capacidad
del cerebro para adaptarse a nuevas experiencia y cambiar con el
tiempo.
Pueden
las nuevas células compensar las pérdidas neuronales debidas a los
efectos de la vida cotidiana, los golpes, las adicciones, por ejemplo
al cigarro o al alcohol, tener una dieta inadecuada y un largo
etcétera.
La
neurogénesis se ha comprobado científicamente y ahora sabemos que
ocurre cuando las células madre, un tipo especial de célula que se
encuentra en el giro dentado, el hipocampo y, posiblemente, en la
corteza pre-frontal, se divide en dos células: una célula madre y
una célula que se convertirá en una neurona totalmente equipada,
con axones y dendritas. Luego,
estas nuevas neuronas migran a diferentes áreas (incluso distantes
entre sí) del cerebro, donde son requeridas, permitiendo de esta
forma que el cerebro mantenga su capacidad neuronal.
Se
sabe que tanto en los animales como en los humanos la muerte súbita
neuronal (por ejemplo después de una apoplejía) es un potente
disparador para la neurogénesis.
El
declive neurobiológico que acompaña al envejecimiento está
pertinentemente documentado en las investigaciones y explica la
causa por la cual los ancianos obtienen peores resultados que los
jóvenes en las pruebas de rendimiento neurocognitivo.
Sorprendentemente,
no todos los ancianos presentan un menor rendimiento, algunos logran
hacerlo tan bien como sus contrapartes más jóvenes. Esta diferencia
inesperada del rendimiento de un subgrupo de individuos de la misma
edad ha sido científicamente investigada, descubriéndose que al
procesar la nueva información los ancianos con un mayor rendimiento
utilizan las mismas regiones del cerebro que utilizan los jóvenes,
pero también hacen uso de algunas otras que ni los jóvenes ni el
resto de ancianos utilizan.
Sinapsis Neuronal, tomada de Alef
Los
investigadores han reflexionado sobre esta explotación de las
regiones del cerebro en los ancianos con mayor rendimiento y en
general han llegado a la conclusión de que la utilización de nuevos
recursos cognitivos refleja una estrategia de compensación.
En
presencia de déficits relacionados con la edad y la disminución de
la plasticidad sináptica que acompañan al envejecimiento, el
cerebro, una vez más, pone de manifiesto su plasticidad para
reorganizar sus redes neurocognitivas.
Los
estudios demuestran que el cerebro llega a esta solución funcional a
través de la activación de otras vías nerviosas, activándose así
más a menudo las regiones en ambos hemisferios (lo que sólo ocurre
en personas más jóvenes).
Un
nuevo aprendizaje se produce de muchas formas, por muchas razones y
en cualquier momento, a lo largo de nuestra vida. Por ejemplo, los
niños adquieren nuevos conocimientos en grandes cantidades,
produciéndose cambios cerebrales significativos en esos momentos de
aprendizaje intensivo.
Este
nuevo aprendizaje también puede surgir por la presencia de un daño
neurológico sobrevenido, por ejemplo a través de lesiones o de un
accidente cerebrovascular, cuando las funciones soportadas por un
área cerebral dañada se deterioran, y se deben aprender otra vez.
La necesidad de adquirir conocimientos nuevos continuamente puede ser
intrínseco a la persona y quizás esté guiada por su sed de
conocimiento. La multiplicidad de las circunstancias para que se
ocasione un nuevo aprendizaje, nos hace preguntarnos si el cerebro va
a cambiar cada vez que se aprende algo. La investigación sugiere que
esto no es así. Parece que el cerebro adquirirá nuevos
conocimientos, y por lo tanto actualizará su potencial para la
plasticidad, si el nuevo aprendizaje conlleva una mejora de
comportamiento.
El
cerebro adquirirá nuevos conocimientos, actualizando su potencial
para la plasticidad, si ello trae implícito una mejora en el
comportamiento; el nuevo aprendizaje tiene que ser un comportamiento
pertinente y necesario. Por ejemplo, el nuevo aprendizaje que asegura
la supervivencia será integrado por el organismo y adoptado como una
conducta apropiada. Como resultado de ello, el cerebro se habrá
modificado. Tal vez lo más importante sea el grado en que una
experiencia de aprendizaje resulte gratificante. Por ejemplo,
aprender utilizando juegos interactivos es especialmente útil para
potenciar la plasticidad cerebral.
Se
ha demostrado que esta forma de aprendizaje incrementa la actividad
del córtex prefrontal (PFC). Además, en este contexto de oferta de
incentivos, es positivo tratar de jugar con el refuerzo y la
recompensa, como se ha hecho tradicionalmente.
A
pesar de los grandes avances obtenidos en el estudio del cerebro
humano, este órgano, no ha podido ser despojado de su complejidad y
de los misterios que encierra a la vista actual de la ciencia,
sabemos que se conoce una parte aún minúscula del mismo y sus
capacidades. La neurogénesis abre un terreno novedoso para la
investigación, en breve se sabrán más cosas sobre el tema, lo que
le hará progresar a niveles nunca antes experimentados.
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